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El intelectual y nobel de la Paz chino, Liu Xiaobo, falleció este jueves bajo custodia en un hospital del norte del país, tras haber sido recientemente excarcelado por un cáncer terminal, según anunció un comunicado oficial.
Liu murió a los 61 años después de pasar los casi nueve últimos en prisión, donde se le concedió el premio Nobel en 2010 por su activismo a favor de la democratización de China.
Previamente, fuentes cercanas a la familia alertaron que Xiaobo agonizaba en el hospital, mientras las autoridades guardaban silencio y censuraban la información relativa al disidente, que sufría un cáncer hepático en estado terminal.
El hospital de la ciudad de Shenyang donde Liu estaba ingresado no publicó ayer información para actualizar el estado del paciente, como había hecho una o dos veces al día durante esta semana, si bien diversos amigos de la familia recibieron noticias de que el disidente seguía en estado crítico, según confirmaron a Efe.
Zhao Hui, escritor y amigo de Liu Xiaobo también conocido por su pseudónimo Mo Zhixu, explicó a Efe que no había podido contactar con el familiar que le informa del estado del nobel, pero otros allegados sí recibieron noticias de que el disidente seguía debatiéndose entre la vida y la muerte.
Otra fuente, que no quiso desvelar su nombre, precisó que la situación de Liu continuaba siendo crítica.
El acceso a cualquier información sobre el renombrado disidente es limitado, pues tanto Liu Xiaobo como el reducido grupo de familiares que le acompaña en el hospital están estrictamente controlados por las autoridades y la policía vigila los accesos al centro médico donde permanecen.
De ahí que el silencio oficial por parte del hospital haya generado temor entre sus allegados.
"Estoy muy preocupado, ayer el hospital publicó dos comunicados y hoy ninguno. Aunque sabemos que desde ayer hasta hoy Liu sigue agonizando, esperamos la información del hospital para ver si hay algún cambio", comentaba en declaraciones a Efe el activista y amigo del disidente Hu Jia.
Hu creía que los especialistas que tratan al nobel debían estar muy nerviosos y sometidos a mucha presión, ya que "todo el mundo está prestando atención" al caso.
Tras las últimas noticias sobre Liu, que apuntaron a un fallo respiratorio y multiorgánico, el activista temía lo peor. "Tengo miedo de que el próximo comunicado (del hospital) sea para informar de su muerte", había presagiado.
El Gobierno chino, mientras tanto, sigue negándose a responder sobre el caso y censura en internet la información sobre la hospitalización del nobel, según comprobó Efe.