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Los rumores comenzaron en noviembre de 2013 y fueron cogiendo fuerza con una grabación realizada más de cinco años antes. Y los rumores se transformaron en algo más que rumores porque un antiguo combatiente del IRA (Ejército Republicano Irlandés) levantó el dedo y aseguró que Gerry Adams mandó a asesinar y desaparecer a Jean McConville, quien salió de su casa en Belfast, Irlanda del Norte, poco antes de la Navidad de 1972 para no volver jamás.
Desde la época de los disturbios en el conflicto irlandés, tiempo entre los años 60 y finales de los 90 que los británicos con su sutileza característica llaman the troubles, la carrera pública de Adams creció hasta llevarlo a ser diputado en el parlamento irlandés y presidente del partido Sinn Féin, considerado en su momento como el brazo político del IRA. Durante más de 40 años, Adams ha negado pertenecer al grupo armado o haber tenido alguna conexión con la muerte de McConville, quien tenía 37 años.
El fantasma de las navidades pasadas regresó para atormentar a Adams de la mano del relato póstumo de Brendan Hughes, excombatiente del IRA, quien antes de su muerte (2008) le dijo a un grupo de académicos, del Boston College en Estados Unidos, que “fue sólo un hombre quien dio la orden de ejecutar a esa mujer y esa persona es ahora el director del Sinn Féin”. En otra de estas entrevistas, Dolours Price (también del IRA) señaló de nuevo al dirigente como responsable del asesinato de McConville.
“El mes pasado ya dije que me he ofrecido de forma voluntaria a declarar por el caso de Jean McConville”, se leyó en un comunicado publicado por el Sinn Féin luego de que esta semana Adams llegara voluntariamente a la comisaría de Policía de la localidad de Antrim (Irlanda del Norte) para ser interrogado. “Creo que el asesinato de McConville y su entierro secreto fue un error y una lamentable injusticia para ella y para su familia”.
La noche anterior a su desaparición, Jean McConville fue golpeada en la entrada de un bingo en Belfast. Unas semanas antes, McConville había sido acusada de ayudar a un soldado británico herido y en ese momento ella y sus 10 hijos debieron mudarse una vez más por cuenta del acoso de los vecinos. El año anterior (1971), su esposo, quien sirvió en el ejército inglés, había muerto de cáncer.
El día en que McConville desapareció, una docena de hombres entraron en su casa, intimidaron a sus hijos, la golpearon y se la llevaron. La dosis de violencia se repitió una semana después, cuando los encapuchados regresaron a la casa de la mujer desaparecida y se llevaron a Michael McConville, en ese entonces de 11 años. “Me pegaron con bastones en las piernas y en los brazos. Me pusieron una pistola en la cabeza y me dijeron que me iban a disparar. Me dijeron que si le decía algo a alguien sobre el IRA volverían y me dispararían o lo harían con alguien de mi familia. Supe que mi madre estaba muerta unas dos semanas después, cuando un hombre del IRA vino y nos dejó su bolso y su anillo de bodas”, explicó en una entrevista de radio con la BBC.
El relato oficial de los hechos, al menos la historia contada por el IRA, era que la madre había huido sola hacia Londres porque, además, era una colaboradora de los servicios de inteligencia británicos. Años después, una investigación concluyó que McConville no era informante de nadie y que, claro, no había huido hacia Inglaterra.
Pasaron casi 30 años hasta que el IRA admitió oficialmente haber asesinado a McConville, confesión que se dio en 1999, cuando ya el proceso de paz en Irlanda se encontraba en marcha después de la firma de los acuerdos de 1998. El cuerpo de la mujer no fue encontrado sino hasta 2003, en una playa a 80 kilómetros de Belfast.
“Estamos muy felices de que las cosas se estén moviendo en esta dirección. A mí y al resto de mis hermanos nos agrada ver que la Policía está haciendo su trabajo. Nunca pensamos que íbamos a verlo arrestado (a Adams), pero nos alegra mucho que haya sucedido”, fueron las palabras de Michael McConville después de conocerse que el dirigente de Sinn Féin se había entregado a las autoridades.
Las entrevistas del Boston College aseguran que Adams era el presunto comandante del IRA en Belfast durante la época de los disturbios en Irlanda del Norte y no sólo lo relacionan a él con el asesinato de McConville, sino también a Ivor Bell, de 77 años, quien fue uno de los líderes del grupo armado por esos días; en marzo de este año, la justicia levantó cargos contra Bell por la desaparición de esta mujer.
Para 1999, los gobiernos de Irlanda e Inglaterra crearon la Comisión Independiente para la Localización de los Restos de las Víctimas, una institución que se dedicó a rastrear el paradero de por lo menos 16 personas que desaparecieron durante los disturbios. Hasta hoy, sólo ha localizado el cuerpo de nueve víctimas, incluyendo a McConville. Según el recuento de las fuerzas de seguridad de Irlanda del Norte, la lista de desaparecidos del IRA incluiría a por lo menos cuatro personas más, información que no ha sido corroborada oficialmente por la Comisión.
El arresto de Adams llega pocas semanas antes de las elecciones en Irlanda, por lo que voceros de su partido han asegurado que la investigación por el homicidio de McConville tiene motivaciones políticas; las grabaciones del Boston College salieron a la luz en noviembre de 2013. “Veo este arresto como un intento deliberado de influenciar el resultado de las votaciones que tendrán lugar en tres semanas”, dijo Martin McGuinness, viceprimer ministro de Irlanda del Norte, militante del Sinn Féin y antiguo comandante del IRA.