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Los asesores de campaña de Ahmed Shafiq, el general retirado que aspira al poder, señaló que los Hermanos Musulmanes, la cofradía islámica que tiene como candidato a Mohamed Mursi, cometió muchas violaciones para sumarse votos.
El jefe de prensa de Shafiq aseguró que “hay papeletas que llegaron de la imprenta ya marcadas con el nombre de Mohamed Mursi” y que varios empleados de los colegios electorales instaron a la gente, sobre todo a los analfabetos, a votar por el representante de la cofradía religiosa.
Mursi se desmarcó diciendo que el problema de las papeletas marcadas concierne a la Comisión Electoral y a la imprenta. A través de Twitter, los Hermanos Musulmanes dijeron que algunos militares impidieron la entrada de los representantes de Mursi en varios colegios electorales y hubo compra de votos a favor de Shafiq.
Mursi también aprovechó para reiterar que hay signos de que el antiguo régimen, al que acusa de apoyar a Shafiq, “ha vuelto a sus prácticas y a jugar sucio”. El más claro de estos signos se presentó el jueves, a sólo tres días de que iniciaran los comicios, cuando la Junta Militar que sucedió a Hosni Mubarak decidió declarar ilegítimo y disolver el Parlamento, en el que los islamistas habían logrado una mayoría en las primeras elecciones legislativas democráticas del país. Así, la junta garantiza que quien sea elegido (el resultado se conocerá el 21 de junio) gobernará sin oposición, como Mubarak.
El Movimiento 6 de Abril, uno de los motores de la revolución de 2011, también denunció irregularidades de ambas partes, como la continuación de las campañas en frente de los centros electorales y el ofrecimiento de llevar en coche a los electores para que votaran.
Las primeras elecciones democráticas en la milenaria historia del país árabe —vigiladas por 14 mil jueces— están plagadas de incertidumbre, manipulación y, sobre todo, desesperanza. Aun en caso de que no existieran irregularidades, los candidatos representan la prolongación del statu quo y no el drástico cambio que los manifestantes prodemócratas esperan: Shafiq es el militarismo y Mursi es el islam, los dos puntos de gravedad del régimen anterior. Desde las calles de El Cairo, el escritor y periodista español Jordi Pérez Colomne le cuenta a El Espectador que, para los egipcios de a pie, la democracia es algo que no llegará al país con estos comicios.
Pérez también dice que en medio de la jornada electoral “el sentimiento histórico se ha reducido. El país no mejora y la transición se ha liado. Hay más cansancio que historia”.