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La noticia de un acuerdo para un cese el fuego generó júbilo en Gaza, pero este jueves los habitantes de este asolado territorio palestino se despertaron y constataron los estragos de los continuos bombardeos israelíes, con columnas de humo sobre los sitios atacados, escombros y cadáveres amortajados.
“Esperábamos la tregua. Era la noche más alegre desde el ataque del 7 de octubre” de 2023, dijo Said Alush, que perdió a sus familiares por la noche, en un bombardeo contra la ciudad de Jabaliya, en el norte de la Franja de Gaza. “De repente, nos enteramos de que habían muerto 40 personas”, contó. Su tío es una de las víctimas. “La alegría de todo el barrio se tornó tristeza, como si hubiera ocurrido un terremoto”.
Las familias de los rehenes israelíes viven su propio drama en medio de la incertidumbre. Stephen Brisley, cuyo cuñado Eli Sharabi, de 52 años, fue secuestrado el 7 de octubre de 2023 en el kibutz Be’eri, dijo que las demoras habían causado “más tortura” a su familia, según The Guardian. La hermana de Brisley, Lianne Sharabi y sus hijas Noiya y Yahel murieron en el ataque de Hamás ese día.
Bombardeos en Gaza desde el anuncio
El portavoz de la Defensa Civil, Mahmud Basal, indicó que al menos 73 personas murieron en bombardeos israelíes desde que se anunció el acuerdo para un alto el fuego. De los muertos, 20 eran niños y 25, mujeres. Además, más de 200 personas resultaron heridas.
Al amanecer, los habitantes de la zona comprobaban los estragos y apartaban escombros de un edificio en ruinas, del que no quedaba más que un amasijo de trozos de hormigón, barras de refuerzo y enseres personales desperdigados.
Este panorama, de edificios con la fachada destruida y habitaciones llenas de un espeso polvo gris, se ha vuelto tristemente habitual en todo el territorio palestino asediado desde que empezó la guerra, en octubre de 2023, que además obligó a la mayoría de los 2,4 millones de habitantes de la Franja a desplazarse por lo menos una vez.
En el hospital Naser de Jan Yunis, el principal centro médico del sur de Gaza, periodistas de AFP vieron rastros de sangre las camillas metálicas de la morgue, que el personal limpiaba con afán.
En la otra punta del territorio, en la Ciudad de Gaza, el hospital Al Ahli recibió decenas de cadáveres durante la noche, envueltos en mantas de las que sobresalían, a veces, los pies desnudos de algún niño.
Antes de que lo enterraran, una mujer acariciaba la cabeza de un fallecido, ya amortajado, totalmente abstraída en medio del vaivén de ambulancias. A su lado, un hombre rezaba en voz baja, con la mano puesta sobre el pecho del difunto.
“Después de que anunciaran el alto al fuego, la gente estaba contenta, alegre, pero atacaron un edificio de cinco pisos, con más de 50 personas dentro”, contó Ibrahim Abu al Rish, un conductor de ambulancias de la Defensa Civil.
Con el flash de sus celulares encendido, rescatistas y vecinos rebuscaron entre los escombros hasta altas horas de la noche, en medio de una oscuridad total por la falta de electricidad, un problema que se arrastra desde hace meses.
“Los bombardeos continúan, apuntando a una casa tras otra”, afirmó Al Rish.
Entre la esperanza y la prudencia
Mahmud al Qarnawi, un residente del campo de refugiados de Al Bureij, en el centro del territorio, cree que el alto al fuego no se implementará totalmente hasta que no pase un tiempo, por lo que los habitantes seguirán estando en una posición vulnerable. “Los tiros no han parado, los aviones siguen en el cielo y la situación es difícil”, afirmó.
En la ciudad cercana de Nuseirat, Motaz Bakir también se mostró preocupado: “Tenemos que permanecer prudentes. Durante los tres próximos días, tememos un baño de sangre aún peor que antes”.
Las familias de los rehenes también de mueven entre la esperanza y el escepticismo. “Dada nuestra experiencia con las decepciones, no consideramos que nada sea definitivo hasta que nuestros seres queridos crucen la frontera”, dijo, citada por El País, la familia Bibas, integrante del foro que representa a los allegados de los rehenes y a la que pertenecen los secuestrados más jóvenes, raptados apenas con 9 meses y 4 años de edad.
El gobierno israelí todavía tiene que ratificar el acuerdo, anunciado por Catar y Estados Unidos y que, de ser aprobado el viernes por ese gabinete, entraría en vigor el domingo.
La situación, sin embargo, se tensa cada vez más. El ministro de Seguridad Nacional de Israel, Itamar Ben Gvir, afirmó este jueves que él y su partido abandonarán el gobierno si el gabinete aprueba un cese el fuego con Hamás en Gaza, pero afirmó que no tumbará la coalición.
Ben Gvir, del partido de ultraderecha Poder Judío, calificó el acuerdo de “irresponsable” y declaró que consideraría volver a integrar el gobierno liderado por el primer ministro Benjamin Netanyahu si se reanuda la guerra después de la primera fase de un cese el fuego.
Puntos para finalizar 15 meses de guerra
Tras más de 15 meses de una guerra devastadora, el acuerdo anunciado el miércoles prevé la liberación de 33 rehenes israelíes, a cambio de un millar de prisioneros palestinos, durante una primera fase a partir del domingo. Además, en esa etapa también debería aumentar la ayuda humanitaria.
La guerra se desencadenó por el ataque de Hamás en Israel el 7 de octubre de 2023, que cobró la vida a 1.210 personas en Israel, mayoritariamente civiles, según un recuento basado en datos oficiales.
De las 251 personas secuestradas ese día, 94 continúan cautivas en Gaza, de las que 34 habrían muerto, según el ejército israelí.
En respuesta al ataque, Israel emprendió una campaña de represalia que ha matado a al menos 46.788 personas en la Franja de Gaza, civiles en su mayor parte, según datos del Ministerio de Salud del gobierno de Hamás, que la ONU considera fiables.
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