La agencia de la ONU destinada a prestar ayuda a los refugiados palestinos está en el ojo del huracán. Un expediente de la inteligencia de Israel entregado al Gobierno de Estados Unidos señala a 12 trabajadores de haber participado en los hechos del 7 de octubre. La administración de Joe Biden juzgó que los señalamientos eran creíbles y retiró de forma temporal sus donaciones al órgano. Otros países lo han seguido, poniendo en riesgo la operación de la agencia encargada de proveer ayuda para los palestinos atrapados en el fuego cruzado en Gaza.
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La UNRWA es la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en Oriente Próximo, establecida en 1949 con el fin de “proporcionar asistencia humanitaria y protección a los refugiados palestinos registrados en la zona de operaciones de la agencia a la espera de una solución justa y duradera a su difícil situación”. La organización opera enteramente con contribuciones voluntarias en el este de Jerusalén, la Franja de Gaza, Jordania, Líbano y Siria. Allí, provee servicios en “educación, asistencia sanitaria, socorro y servicios sociales, protección, infraestructuras y mejora de campamentos, microfinanciación y ayuda de emergencia”.
Ahora, se enfrenta a las acusaciones de Israel, que afirma que 12 de sus trabajadores estuvieron involucrados directamente con los hechos del 7 de octubre, cuando Hamás incursionó en territorio israelí, asesinó a unas 1.200 personas y secuestró a al menos 240, de acuerdo con las autoridades israelíes.
Un expediente proporcionado al Gobierno de Estados Unidos, revelado por el medio The New York Times, detalla los señalamientos y cuenta con testimonios de integrantes de Hamás que han sido capturados. Agentes de inteligencia israelíes hicieron un seguimiento de las personas con la localización de sus celulares e interceptaron llamadas, en las que los trabajadores de la agencia hablaban de su participación en los atentados. Con esa información, acusan a las personas de haber secuestrado a ciudadanos israelíes, repartir municiones, participar en masacres y coordinar el transporte que se usó los ataques.
El informe de la inteligencia israelí señala que 10 de los empleados de la UNRWA son presuntos integrantes de Hamás y que otro tendría nexos con la Yihad Islámica. De los acusados, siete trabajan como profesores de matemáticas y árabe en escuelas de la agencia, tres tenían otro tipo de labores en los centros educativos y el resto trabajaban en otros sectores. Según el Wall Street Journal, el informe asevera que de los 12.000 empleados que tiene la organización en Gaza, 1.200 tienen nexos con el grupo terrorista.
“El problema de la Unrwa no son sólo ‘unas pocas manzanas podridas’ implicadas en la masacre del 7 de octubre. La institución en su conjunto es un refugio para la ideología radical de Hamás”, afirmó un alto funcionario israelí al WSJ.
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Al enterarse de las acusaciones, Phillipe Lazzarini, el comisionado general de la agencia, anunció que tomaría la decisión de “rescindir inmediatamente los contratos de estos funcionarios e iniciar una investigación para establecer la verdad”. Recordó que la UNRWA condenaba los ataques del 7 de octubre y pedía la liberación de los rehenes en manos de Hamás.
Días más tarde, la situación se complicaría.
Estados Unidos consideró que las acusaciones eran creíbles y decidió suspender la ayuda a la agencia. Como el gigante norteamericano, Reino Unido, Francia, Australia, Canadá, Finlandia, Países Bajos, Italia y Suiza han decidido tomar una decisión similar en lo referente a sus pagos a la UNRWA mientras se lleva a cabo la investigación. De acuerdo con “dos funcionarios de países occidentales” que hablaron con The New York Times bajo condición de anonimato, todavía no se había podido hacer una verificación de la información proporcionada en el reporte.
Sin las donaciones de sus contribuyentes, que ascienden hasta los 60 millones de euros (US$64′908.900), el funcionamiento de la agencia está en peligro. Antonio Guterres, el secretario general de las Naciones Unidas, urgió a los gobiernos a “asegurar la continuidad de las operaciones”, pues “dos millones de civiles de Gaza dependen de la ayuda crítica de la [agencia] para su supervivencia diaria, pero la financiación actual de UNRWA no le permitirá cubrir todas sus necesidades en febrero”.
“Es chocante ver una suspensión de fondos a la agencia como reacción a las acusaciones contra un pequeño grupo de personal, especialmente teniendo en cuenta la acción inmediata que tomó UNRWA rescindiendo sus contratos y solicitando una investigación independiente y transparente. La Oficina de Servicios de Supervisión Interna de las Naciones Unidas (OSSI), máxima autoridad investigadora del sistema de la ONU, ya se ha ocupado de este gravísimo asunto”, afirmó Lazzarini en un comunicado.
Tanto Guterres como Lazzarini han recordado que no se puede penalizar a toda la agencia por las acciones de 12 personas, que representan una pequeña parte de todo el trabajo hecho para las personas en situación crítica en Gaza. En el comunicado, el comisionado general hizo énfasis en la importancia de la UNRWA para la estabilidad regional, especialmente con las medidas ordenadas por la Corte Internacional de Justicia (CIJ) en el caso presentado por Sudáfrica, que acusa a Israel de presuntas acciones genocidas.
“Estas medidas pretenden evitar daños irreparables a los derechos de los palestinos. La única manera de hacerlo es mediante la cooperación con los socios internacionales, especialmente UNRWA como el mayor actor humanitario en Gaza. Unos 3.000 miembros del personal de base de los 13.000 que hay en Gaza siguen acudiendo a trabajar, ofreciendo a sus comunidades un salvavidas que puede venirse abajo en cualquier momento debido a la falta de financiación”, se lee en el comunicado de Lazzarini.
España y la Liga Árabe, por su parte, han criticado las decisiones de otros gobiernos de suspender la financiación. Según el general Ahmed Aboul-Gheit, el secretario general de la organización que agrupa a los Estados árabes, las acusaciones son parte de una campaña que “no es nueva y apunta a liquidar el trabajo de la agencia” y la decisión de suspender la financiación “significa abandonar a los civiles palestinos a la inanición y el desplazamiento, y aplicar el plan israelí para eliminar su causa de una vez por todas”.
La enemistad entre Israel y la UNRWA es de larga data. De acuerdo con inteligencia israelí, Hamás y la agencia han estrechado sus lazos desde el 2007. En el 2017, la cabeza del sindicato de la UNRWA en Gaza fue despedido después de que Israel se diera cuenta de que había sido elegido como un alto funcionario político de la organización terrorista.
El Gobierno israelí ha llamado a la UNRWA “el brazo civil de Hamás” y la ha acusado de ser un obstáculo para la resolución del conflicto. El ministro israelí de Asuntos Exteriores, Yisrael Katz, dijo que la organización no debería tener ningún papel en el posconflicto en la Franja de Gaza.
“La agencia lleva casi 75 años metida en Palestina y está muy arraigada dentro de la identidad palestina. A veces sí pareciera que la frontera entre lo que es la UNRWA y los intereses palestinos fuera una línea gris, que se estuviera borrando. Esta gente, que lleva 75 años ahí, empieza a pensar que sus intereses son los intereses de Palestina, distintos a los de la ONU. Por eso, Israel ha dicho que la agencia se ha convertido en el brazo político de Palestina, porque es casi que la única institucionalidad que ha tenido a lo largo de 75 años”, señala Teresa Aya, analista internacional y experta en Medio Oriente.
Lorenzo Maggiorelli, doctor en ciencia política profesor de Relaciones Internacionales de la Pontificia Universidad Javeriana, indica que lo que sucede es “un ejemplo de cómo las grandes potencias utilizan las organizaciones internacionales para promover sus objetivos de política exterior. Por ejemplo, para obligar a los palestinos a cumplir sus demandas, para proporcionarles un castigo por su apoyo a Hamás, o, en general, para promover los intereses israelíes en Gaza”.
Aún con el apoyo de otros países, la situación es frágil para la UNRWA. Aya señala que es posible que surjan mecanismos para poder apoyar a la organización, especialmente entre los países árabes. No obstante, los contribuyentes principales de la agencia se niegan a aportar cualquier suma de dinero hasta que se acaben las investigaciones y la financiación por otras vías puede dificultarse o tomar mucho tiempo.
“Las opciones de la UNRWA para recibir financiación incluyen ceder a las demandas de las grandes potencias, esta es la hipótesis más probable. También pueden buscar financiación en otros lados, como en los países árabes, pero esta es una opción más compleja debido a la relación complicada entre la UNRWA y estos países. Finalmente, pueden restructurar sus mecanismos de financiación y recibir dinero directamente de la ONU, pero esto sería complicado y, sobre todo, se demoraría mucho tiempo”, afirma Maggiorelli.
Juliette Touma, directora de comunicaciones de la UNRWA, enfatizó la gravedad de las acusaciones en una entrevista con la BBC y apuntó que las investigaciones siguen en curso. Pero advirtió que la suspensión de la financiación no impactaría a la organización terrorista, sino a los civiles en Gaza, que viven en medio de una catástrofe humanitaria en la que más de 26.000 personas han sido asesinadas, de acuerdo con el Ministerio de Sanidad de Hamás.
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