Se acomodan fichas dentro del gobierno del presidente Iván Duque. Por eso a la Cancillería, en manos de Claudia Blum hasta la semana pasada, llegará la vicepresidenta, Marta Lucía Ramírez. ¿Qué significa esto para la política exterior de Colombia? Según analistas consultados por este diario, el mensaje es que no habrá mayores cambios en el enfoque frente a la política internacional que se ha manejado en este gobierno.
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Es decir, que el ministerio de Relaciones Exteriores le seguirá apostando al cerco diplomático con Venezuela y a priorizar la relación con Estados Unidos. Jean Marie Chenau, profesor asociado del Departamento de Ciencia Política de la Universidad de los Andes, señaló que, “el tema más grave y el que llevó a la renuncia de la ministra es el manejo internacional que tiene el presidente Duque frente a lo que está pasando en Colombia y la respuesta ha generado un deterioro grave de la imagen de Colombia a nivel internacional”.
Señala el experto que desde hace una década la imagen de Colombia iba mejorando a nivel internacional, “pero lo que pasó con esta crisis, y particularmente lo veo en la prensa extranjera, especialmente en la francófona, hay una imagen desastrosa de la actuación del gobierno en esta crisis, y la respuesta de Claudia Blum de acusar a las Naciones Unidas, de tener una posición de gobierno más que de Estado, una posición de defender la política de gobierno, y no de defender la imagen de Colombia a nivel internacional, y la influencia que puede tener Colombia a nivel internacional, ha sido un error grave que va a tener consecuencias a mediano y largo plazo”.
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De acuerdo con el presidente Duque, la canciller se dedicará al “fortalecimiento de las relaciones bilaterales que tiene Colombia en todo el mundo y la representación del país en los espacios multilaterales donde queremos reafirmar no solamente el talante democrático de nuestro país, sino la convicción de ser un país siempre respetuoso de los derechos humanos, volcado a la defensa irrestricta de los valores democráticos que han caracterizado a nuestra nación”.
De acuerdo con Arlene B. Tickner, profesora de la Universidad del Rosario y columnista de El Espectador, “por más capaz que sea quien asuma la Cancillería, el discurso y las posiciones de este gobierno son insostenibles, razón por la cual la imagen y el posicionamiento internacionales del país seguirán erosionándose”.
Víctor Mijares, profesor de Ciencia Política y Coordinador de la Maestría en Estudios Internacionales de la Universidad de Los Andes, coincide en que la restauración de relaciones va a ser muy difícil. “Va a ser un proceso muy largo donde lo esencial va a ser el cambio político que se va a dar en Colombia, la coexistencia pacífica entre regímenes no la veo estable a futuro porque hay un interés por parte del gobierno venezolano de desestabilizar a Colombia, a menos de que haya algún tipo de gobierno que pueda de algún modo generar una sintonía con Caracas que pueda establecer un acuerdo en el cual terminen desde Bogotá las tensiones y el desconocimiento al gobierno de Venezuela, es decir, donde se acuerde en definitiva esa coexistencia pacífica, de lo contrario va a ser muy difícil esa posibilidad de restaurar relaciones y que volvamos a intercambiar embajadores, y que haya efectivamente eso que es tan esencial que es la asistencia consular”, señala.
Para Mijares, es clave que la nueva canciller intente restablecer la diplomacia con Venezuela, y que Colombia trate de insertarse en ese proceso de diálogo en donde ya Estados Unidos está metido, donde Noruega es un facilitador. “Tratar de pacificar la frontera y tratar de establecer vínculos de comunicación e información, no muy intensos en esta etapa, con ese país es clave, esta nueva Canciller tendrá que ir estabilizando esas relaciones con Venezuela”, explica.
Chenou agrega que, en lo que queda del gobierno de Duque en este año, sería importante cambiar la narrativa frente a la crisis que se vive en este momento en Colombia, por lo menos a nivel internacional. “Hay que desligar la política internacional de la política nacional. Entiendo que hay intereses políticos e ideológicos que llevan al gobierno a tomar ciertas decisiones, pero a nivel internacional hay que cambiar la narrativa porque ese discurso de que estamos luchando contra vándalos y terroristas, simplemente no está funcionando”.
