“Un científico hizo una vez un experimento: puso en una caja chiquitica a muchos ratones y los dejó así por semanas. Al final del experimento, los ratones comenzaron a comerse entre ellos. Lo mismo pasa en el secuestro”, le dijo el viernes a Darío Arizmendi el ex rehén estadounidense Marc Gonsalves.
Tres días después del lanzamiento de su libro, Out of captivity, escrito a seis manos, los contratistas estadounidenses Marc Gonsalves, Keith Stansell y Tom Howes siguen siendo la puerta de entrada para un sinnúmero de detalles sobre el cautiverio de Íngrid Betancourt y el resto de grupos secuestrados que la acompañaron.
Marc Gonsalves reconoció ayer a Caracol que fue el rechazo inicial de Betancourt y del grupo en el “campamento chiquitico” al que llegaron, lo que más incomodó a Keith, quien en los últimos días ha emitido duras declaraciones en contra de Íngrid Betancourt, a quien, entre otros calificativos, tildó de “arrogante”.
Gonsalves también habló de la relación entre Betancourt y su asistente Clara Rojas, y afirmó que nunca creyó que fueran amigas. Cuando ellos llegaron al campamento ya ellas casi ni se hablaban. Respecto al tema de las parejas que se formaron en el campamento, Gonsalves se limitó a decir que tanto Luis Eladio Pérez e Íngrid Betancourt como Luis Eduardo Géchem y Gloria Polanco “fueron socios”, como lo fue él de Stansell, ya que “para pasar el secuestro es mucho mejor estar acompañado a estar solo”.
¿Qué si hubo entre estos secuestrados relaciones amorosas? “Hay que preguntarle a Lucho, Jorge, Íngrid o Gloria, porque yo los vi juntos, pero no sé que cosas fueron sintiendo o pensando”, afirmó con prudencia el ex contratista.
De Íngrid dijo que habían sido buenos amigos, aunque no profundizó en el carácter de su relación. Y frente al sinnúmero de revelaciones de su libro, en el que se dibuja a una Betancourt omnipotente y malvada, sugirió que las acciones mezquinas de la ex candidata presidencial habían sido provocadas por las condiciones extremas del cautiverio. “El secuestro es difícil, y es algo que puede agotar la paciencia de cualquier persona”, concluyó.
Por Redacción Internacional
