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Irak lleva cinco meses en una profunda crisis política en la que no ha sido posible consolidar un gobierno estable que lidere un proyecto convincente a mediano plazo. Hoy, sin embargo, Mustafá al Kazimi, un exjefe de los servicios de inteligencia, obtuvo el voto de confianza del parlamento a su nuevo gobierno, que debe poner fin a la crisis económica y hacerle frente al coronavirus.
De los 329 legisladores, apenas solamente 255 estuvieron presentes para votar, portando mascarillas sanitarias y guantes a causa de la pandemia. Por el momento, en el gabinete de Kazimi los ministerios de Relaciones Exteriores y de Petróleo están vacantes.
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El nuevo Primer Ministro, de 53 años, es una rara figura política en Irak, pues posee excelentes relaciones tanto con Estados Unidos como con Irán, dos potencias enemigas pero muy influyentes en el país.
El voto del parlamento pone fin al mandato de Adel Abdel Mahdi, el primer jefe de gobierno en dejar su cargo antes del final de su mandato de Irak después de Saddam Hussein y quien ha renunciado hace cinco meses. Los diputados también sellaron su voto de confianza a 15 ministros en un gabinete que normalmente tiene 22.
Transición a elecciones
El ministerio del Interior queda con el general Otmán al Ghanemi, Jefe del Estado Mayor de Defensa, quien era visto regularmente en Siria junto con militares iraníes y rusos para coordinar la lucha contra el grupo radical Estado Islámico (IS).
En tanto, al frente del ministerio de Deportes y Juventud estará el muy popular Adnane Dirjal, ex capitán del equipo nacional de fútbol, y en el ministerio de Finanzas estará Ali Allawi, académico y exministro.
Kazimi aseguró que quería gestionar "la transición" antes de las "elecciones anticipadas" para las cuales no dio un calendario, y señaló que estaba al tanto "de las crisis que siguen y se acumulan desde 2003", cuando ocurrió la invasión estadounidense.
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En octubre pasado, Irak fue escenario de una revuelta popular sin precedentes por su espontaneidad y su magnitud, exigiendo una renovación completa del sistema político y de todos sus dirigentes. El gobierno respondió con represión, que dejó más de 550 muertos, y un plan para elecciones anticipadas sin especificar la fecha o los detalles.
Desde entonces, el país ha estado sumergido en un estancamiento político, en el que el parlamento solo se reunió una vez recientemente, a principios de año, para votar la expulsión de las tropas estadounidenses en represalia por el asesinato del general iraní Qassem Soleimani por parte de Washington.