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La jefa de la diplomacia europea, Catherine Ashton, en nombre de los cinco miembros de seguridad de la ONU y Alemania (el llamado Grupo 5 + 1), aceptó la oferta de Irán para retomar las negociaciones sobre su programa nuclear. Al mismo tiempo, el gobierno de los ayatolás manifestó que permitiría el ingreso de inspectores de la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA) a Parchim, una de las bases nucleares donde se sospecha que adelanta su programa atómico con fines bélicos.
"Esperamos que Irán entre ahora en un proceso continuado de diálogo constructivo que ofrezca progresos reales en la resolución de las preocupaciones de la comunidad internacional sobre su programa nuclear", señaló Ashton en un comunicado. Añadió que "estos pasos para construir confianza deberían ser los primeros elementos de un enfoque progresivo que, eventualmente, podría desembocar en un acuerdo completo entre nosotros". El objetivo de las negociaciones, según Ashton, es llegar a una "solución negociada a largo plazo que devuelva la confianza internacional en la naturaleza exclusivamente pacífica del programa nuclear iraní".
Aunque no se ha determinado el lugar y la fecha para el inicio de los diálogos. La última ronda de negociaciones se realizó en Estambul, en enero del pasado año, sin acuerdos. Desde entonces, la Unión Europea y Estados Unidos han endurecido drásticamente sus sanciones económicas contra Teherán, especialmente con la reciente aprobación de un embargo europeo a las importaciones petroleras, una de las principales fuentes de ingresos para el régimen.
A pesar de los efectos negativos que le han traído las sanciones, Irán no ha detenido su programa nuclear. Al contrario, ha triplicado su capacidad para enriquecer uranio. En febrero agregó 3.000 nuevas centrifugadoras a las 6.000 que tenía en su planta de Natanz. Los ayatolás han defendido siempre que su programa tiene fines civiles tales como la producción de energía eléctrica. Hoy anunciaron que permitirán el acceso a los inspectores de la AIEA a su complejo militar secreto de Parchin, donde los peritos de la agencia nuclear sospechan que se realiza trabajó atómico en secreto.
Durante las dos últimas visitas de los inspectores de la AIEA a Irán, en enero y febrero pasados, las autoridades iraníes habían rechazado su solicitud para visitar Parchin. En el informe de la misión, los inspectores afirmaron que por esta restricción su visita había fracasado. Los inspectores buscaban comprobar si en una gran cámara de contención construida dentro de ese recinto militar se han probado explosivos de alta potencia para detonar cargas nucleares, algo que echaría abajo la insistencia iraní en que su programa no tiene objetivos militares.
Una declaración emitida por el enviado permanente de Irán ante la AIEA, señala que su gobierno permitirá a los funcionarios de la ONU a visitar el complejo Parchin, situado al sudeste de Teherán, en un gesto de buena voluntad, aunque también señala que la visita requiere de un acuerdo sobre normas para la inspección.
La sorpresiva propuesta iraní se da justo un día después de que el presidente de EE.UU., Barack Obama, se reuniera con el primer ministro iraní, Benjamín Netanyahu. Aunque el gobierno norteamericano expresó su confianza en una salida negociada al conflicto desatado por los supuestos (no han sido comprobados) fines militares del programa atómico iraní, también aseguró que “respaldará” la iniciativa israelí de ejercer una ataque al país persa, para neutralizar sus alcances nucleares. Puede tratarse de una jugada de Irán para detener los ánimos beligerantes de Israel. También podría tratarse de una salida desesperada de los persas ante la presión de las múltiples sanciones que han recibido. En todo caso, al fondo del teatro diplomático que hasta ahora no ha dado resultado alguno, los tambores de guerra siguen sonando.