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Irán ha dejado claro que los tatuajes no son bienvenidos en la cultura del país. Aunque no hay una ley específica que los prohíba, son considerados una tendencia occidental que le hace daño a los valores del islam, y por ello son rechazados. Los tatuadores, sin embargo, se niegan a dejar de realizar su trabajo, pues para ellos esta es una expresión artística magnífica.
“Tatuar es una de mis pasiones. Tomo el riesgo porque simplemente es hermoso”, dice Mohammed, un tatuador en Teherán, quien ya lleva 10 años trabajando.
“Los tatuajes eran usados para hombres que habían estado en prisión o para prostitutas. Ahora la tendencia entre los jóvenes es que es genial tener uno de ellos. Es una cuestión de moda que da un símbolo. Entre las fotos que vi hay imágenes de mujeres que tienen exactamente el mismo tatuaje que Beyoncé u otra celebridad en el mismo lugar”, explica Reza Arjmand, socióloga de la Universidad de Lund. Sin embargo, no todo se trata de moda. “Para algunos iraníes es una manera de mostrar que su cuerpo les pertenece. Es un acto silencioso de resistencia. Puedes censurar libros, puedes prohibir películas, pero no puedes borrar un tatuaje fácilmente”, agregó.
“No hay una ley contra los tatuajes en Irán”, advierte el criminalista iraní Mohammad Nasl.
Los tatuadores que se atreven a continuar con su oficio pese al rechazo de las autoridades se enfrentan a castigos monetarios, a azotes en público o en el peor de los casos a prisión. Por ello, ha surgido un mundo clandestino de estudios de tatuajes en el país. “Tenemos tantos secretos que las autoridades conocen pero que no pueden detener. Este es uno de ellos”, declara Maryam, una mujer iraní con un tatuaje en su cuerpo. Le recomendamos: Cuando hacer música es un delito
Algunos de los locales se encuentran en la parte trasera de tiendas de maquillaje, pero una buena parte de los tatuadores prefiere citar a sus clientes en sus casas. “Considero el tatuaje como un tratamiento médico para mi generación. Es una forma de curar las heridas psicológicas que sufres mientras vives en una cultura en crisis”, dice Soheil Aflaki, un de los tatuadores más famosos de Teherán. Los tatuajes, advierte, no son la primera expresión que se limita en Irán.
En 2011, las autoridades del país implantaron reglas estrictas en las universidades para regresar a los valores de la revolución islámica de 1979. Así, se les prohibió a las mujeres llevar uñas largas y pintadas de colores brillantes, gorras, jeans ajustados o perforaciones. Pero las limitaciones también fueron para los hombres. A ellos tampoco se les permite usar ropa ajustada, ni teñirse el pelo o tener un corte “satánico”. “Las peluquerías que realicen este tipo de corte de peli perderán sus licencias”, advirtió en su momento el presidente del Sindicato de Barberos, Mostafa Govahi.
“Este es un trabajo clandestino. No me dan miedos las autoridades, pero todavía tienes que tener cuidado”, advierte el tatuador Milad, conocido en Teherán. Según ella, las mujeres cada vez se atreven más a tatuarse en partes como la espalda o los senos, y si las descubrieran causarían gran indignación. Vea también: Actriz iraní, criticada fuertemente por tener tatuaje
Algunas figuras públicas iraníes han tenido problemas por mostrar sus tatuajes en público. Ashkan Dejagah, jugador de la selección nacional de fútbol, fue citado a declarar ante el Comité de Ética de la Federación Nacional de Fútbol de Irán por mostrar sus tatuajes en sus redes sociales. La actriz iraní Taraneh Alidoosti, galardonada en el Festival de Cannes en 2016, también provocó revuelo en su país luego de ser capturada por las cámaras con un tatuaje feminista dibujado en su brazo.
Irán no es el único país en ponerle una restricción a los tatuajes, pues Japón, Myanmar, Sri Lanka, Tailandia, Emiratos Árabes Unidos y Turquía también aplican prohibiciones a este tipo de expresiones. La mayoría de ellos por la misma razón que Irán, pues encuentran los tatuajes como un símbolo muy occidental. Lea también: Siete lugares del mundo que restringen los tatuajes
“Las autoridades ven a los tatuajes como un signo de occidentalización, pero muchos clientes me piden diseños persas o locales”, advierte una tatuadora en Teherán. “Tristemente, las autoridades están en esta forma de arte por la misma razón que se oponen a las corbatas en los hombres. Pero no deberían preocuparse porque muchos clientes solicitan diseños iraníes”, añade.
Algunos ciudadanos, sobre todo mujeres, han reportado que la “policía moral”, una rama de la Policía iraní persigue a quienes porten tatuajes para arrestarlos o castigarlos. Aun así, pese a la persecución y la molestia de las autoridades, los tatuajes seguirán circulando en Irán, como explican algunos de sus creadores.
“Un tatuaje funciona como un creador de identidad. Es una forma de crear una personalidad única. Creo que eso es importante para los jóvenes en un país como Irán”, concluye Aflaki.