La “relación especial” entre Londres y Washington, en estado de prueba

El intercambio de insultos entre el embajador de Reino Unido en Washington y el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, han puesto a prueba las relaciones entre ambos países. Trump ha elevado el tono de la situación al llamar al británico “un chiflado, estúpido e imbécil” este martes.

AGENCIAS
09 de julio de 2019 - 02:55 p. m.
El presidente estadounidense, Donald Trump, cuestionó públicamente a Theresa May durante sus visitas oficiales a Londres en julio de 2018 y en 2019. / AFP
El presidente estadounidense, Donald Trump, cuestionó públicamente a Theresa May durante sus visitas oficiales a Londres en julio de 2018 y en 2019. / AFP

El presidente estadounidense, Donald Trump, elevó este martes sus críticas al embajador británico en Washington, Kim Darroch, a quien calificó de "chiflado, estúpido e imbécil pomposo", en medio de la creciente polémica por la filtración de unos cables en los que Darroch critica fuertemente al gobierno del estadounidense.

"El chiflado embajador que el Reino Unido ha endosado sobre EE. UU. no es alguien con quien estemos encantados, un tipo muy estúpido. Debería hablar a su país, y a la primera ministra Theresa May sobre su fallida negociación del brexit, y no estar molesto por mis críticas por lo mal que se gestionó", afirmó Trump en su cuenta de Twitter. "No conozco al embajador, pero me han contado que es un imbécil pomposo", agregó. Le puede interesar: Declaraciones del embajador de Reino Unido en Estados Unidos desatan la ira de Trump

Este lunes, el mandatario anunció que no tratará más con el embajador británico en Washington, agravando la situación. Las réplicas de Trump se producen después de la polémica surgida este fin de semana al filtrarse unos documentos redactados desde 2017 en los que Darroch criticaba a la Administración estadounidense. En esos textos, revelados por el dominical británico Mail on Sunday, el embajador llegó a decir que para comunicarse con Trump es "necesario presentar argumentos simples, incluso rudos" a la vez que calificó a su Gobierno de "disfuncional" e "inepto".

May, que dejará el cargo a finales de mes, aseguró tener "completa fe" en Darroch, a través de un portavoz gubernamental británico, y consideró "totalmente inaceptables" los cables diplomáticos filtrados. Pero pese al pronunciamiento de la líder británica, la negativa de Donald Trump a seguir tratando con el embajador a raíz de la filtración de sus opiniones sobre el caótico mandato del presidente estadounidense plantea un interrogante: ¿podrá la "relación especial" entre ambos países sobrevivir a esta crisis?

Así que poco más de un mes después de la visita de Estado en que Reino Unido desplegó la alfombra roja para Trump, consciente de la importancia de Estados Unidos en el futuro comercial del país una vez que salga de la Unión Europea, la famosa "relación especial" entre los dos aliados transatlánticos afronta un mal momento, y lo hace en una etapa muy delicada para el país, que eligiendo a un nuevo primer ministro decide también indirectamente qué rumbo dar al caótico proceso de Brexit. Vea también: Lo que puede ocurrir con la relación entre EE. UU. y Reino Unido tras el brexit

Londres lanzó la investigación sobre quién es el responsable de esta comprometida filtración y por qué lo hizo. La mayoría de las teorías señalan el complejo contexto político en la carrera para suceder a May en las riendas del partido y del gobierno entre Boris Johnson y el ministro de Relaciones Exteriores, Jeremy Hunt.

Una de ellas afirma que la filtración no estaba dirigida contra Darroch sino contra quien parece que debe reemplazarlo en enero, un proeuropeo que desagrada a los acérrimos defensores del Brexit. Sin embargo, la información dañó sobre todo la relación entre los dos gobiernos y se hablado largo y tendido de lo mucho que tiene que ganar de esta situación alguien como el presidente ruso Vladimir Putin.

"Por supuesto sería tremendamente preocupante si se tratase de la acción de un Estado extranjero y hostil", dijo Hunt al diario The Sun.

Políticos británicos de todo el espectro dieron su apoyo al embajador y rechazaron la idea de que Trump pueda simplemente expulsar a su representante de Washington. Y todos defendieron que para realizar correctamente su función un embajador debe poder dar opiniones sinceras sobre el país al que está destinado.

Que Darroch pueda seguir haciendo su trabajo dependerá de lo que signifiquen exactamente los tuits de Trump: de momento, el lunes su nombre fue borrado de la lista de invitados a una cena en la Casa Blanca. Pero el diplomático debe verse más preocupado por la posibilidad de conservar sus contactos y hablar con personas cercanas a Trump.

Si la amenaza del presidente se traduce en que nadie entre el personal de la Casa Blanca comunique con él, "eso sería mucho más grave", explicó a la radio BBC el exembajador británico en Washington Christopher Meyers.

El escándalo pone bajo presión a Johnson, al que todo designa como futuro sucesor de May, para que se pliegue a los deseos de Trump o mantenga firme el apoyo al representante británico.

"Si Boris Johnson retira rápidamente a Darroch del puesto sería interpretado como una rendición humillante ante un poder extranjero avasallador", escribió la publicación estadounidense Politico. "Pero decir alto y claro su apoyo al embajador puede dañar desde el principio las relaciones con Trump", quien durante su visita en junio había alabado a Johnson como muy probable próximo primer ministro.

¿Qué pasa con la "relación especial"?

Esta expresión, y el concepto que encierra, es más popular en el Reino Unido que en Estados Unidos, un superpoder que también tiene lazos especiales con países como Israel o Canadá. Pero Londres constituye para Washington un aliado vital y fiable en Europa que se estuvo a su lado durante la Primera y la Segunda Guerra Mundial.

Los dos países comparten informaciones vitales de sus servicios de inteligencia además de mantener una estrecha relación comercial. "La relación con Washington se basa en intereses comunes fuertes y profundos", afirma el exsecretario del Ministerio de Asuntos Exteriores británico, Sir Peter Ricketts. Y "eso no cambia por la filtración", considera.

Por AGENCIAS

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