Cuando el Senado paraguayo aprobó, el viernes en la tarde, la destitución del presidente Fernando Lugo por “mal desempeño de sus funciones”, éste dijo que acataría el fallo pues “el juicio político es un mecanismo constitucional”. Pero conforme pasa el tiempo, su discurso se endurece y radicaliza. Un día después de su salida, Lugo aseguró que había sido víctima de un golpe de Estado y anunció que comenzaba una resistencia pacífica y de desconocimiento del gobierno de su sucesor, Federico Franco.
El expresidente paraguayo congregó a una decena de antiguos ministros y colaboradores a una reunión del llamado “gabinete por la restauración democrática”. En una rueda de prensa informó: “Queremos convertirnos en los fiscales observadores y monitorear a los nuevos ministros”, y subrayó que buscarán la “restitución del orden democrático”.
Según fuentes políticas del país, Lugo piensa ya en postularse como candidato al Senado para las próximas elecciones; sin embargo, actualmente también estaría buscando regresar al poder, arropado en lo que él llamó el “gran movimiento de solidaridad internacional”.
Hasta ahora ningún gobierno ha reconocido al nuevo gobierno de Paraguay y crecen las amenazas de sanciones, por lo que Franco le pidió a Lugo su ayuda. Pero éste respondió: “No voy a ayudar a ningún gobierno trucho (falso). La ciudadanía no acepta a un gobierno que ha roto la institucionalidad de la República, no se puede colaborar con un gobierno que no tiene la legitimidad de la ciudadanía”. Así, anunció que representará al país en la cumbre de Mercosur en Argentina, a la que el nuevo ejecutivo pensaba mandar a su canciller. “Vamos a estar en el Mercosur, el jueves y el viernes en Mendoza, en el norte de Argentina”, dijo Lugo. Además piensa asistir a la reunión extraordinaria de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), en Lima, en los próximos días. La Organización de Estados Americanos (OEA) se reúne hoy para estudiar eventuales medidas.
Esta actitud fue criticada por el expresidente uruguayo Julio María Sanguinetti (1985-1990 y 1995-2000), quien dijo que los países del Mercosur y Unasur “no tienen derecho a desconocer al nuevo gobierno paraguayo, ni reclamar elecciones anticipadas”. El exmandatario explicó que la destitución de Lugo “no configura un golpe militar sino un episodio cívico institucional”. ¿Fue un golpe? Para el experto en política latinoamericana y profesor de la Universidad de Pittsburg (EE.UU.) Aníbal Pérez Liñán, autor del libro Juicio político al presidente y nueva inestabilidad política en América Latina, “no fue un golpe en tanto el Congreso tiene autoridad constitucional para destituir al presidente. Sin embargo, es una maniobra política poco responsable y de consecuencias imprevisibles”.
Para Pérez Liñán, “la destitución de Lugo fortalece la postura de otros presidentes que han rechazado el equilibrio de poderes y buscado debilitar las instituciones de control como el Congreso, la prensa independiente o el poder judicial. Paradójicamente, el fracaso político de Fernando Lugo sólo ofrecerá una mayor justificación a quienes toman como modelo a Hugo Chávez”.
Reacción regional
- Mercosur
Los países socios de este organismo, Argentina, Brasil y Uruguay, suspendieron “temporalmente” a Paraguay por la destitución del presidente. Sin embargo, el canciller uruguayo dijo que no habrá bloqueo económico, sólo la exigencia de garantías democráticas.
- Venezuela
En un acto militar, el presidente Hugo Chávez anunció el retiro de su embajador en Asunción y no reconoció el gobierno de Federico Franco. No sólo eso: también canceló el envío de petróleo. Ecuador, Argentina y Bolivia tampoco reconocen al nuevo gobierno.
- Unasur
El organismo, cuyo secretario general es el venezolano Alí Rodríguez (foto), tenía previsto convocar a una reunión para debatir las medidas en contra de Paraguay y adelantar el paso de la presidencia pro témpore del bloque al presidente peruano, Ollanta Humala. La cita sería en Lima, este miércoles. Rafael Correa ya confirmó su asistencia.
- Centroamérica
El presidente de El Salvador, Mauricio Funes, dijo que no reconoce al nuevo gobierno de Paraguay, lo mismo que su homólogo de Nicaragua, Daniel Ortega. Funes instó a los países del Sistema de la Integración Centroamericana (Sica) a tomar “una posición en la misma línea”.
- Brasil y Chile
El gobierno de Dilma Rousseff, por su parte, también convocó anoche a consultas a su embajador. Colombia, Perú y Chile hicieron lo mismo. El presidente chileno, Sebastián Piñera, dijo que no tomará ninguna medida hasta que analice la situación.
Por Redacción Internacional
