El canciller ecuatoriano, Ricardo Patiño, lo anticipó en un mensaje en su cuenta de Twitter una hora antes de que el Congreso de Paraguay anunciara su decisión: “La situación es grave, la destitución inevitable. No se perciben otras alternativas de solución”. Tenía razón, la decisión estaba tomada. En total, 39 de los 43 senadores presentes estuvieron de acuerdo en destituir al presidente Fernando Lugo por “mal desempeño de sus funciones”. El mandatario quedó automáticamente destituido, ya que alcanzaron los dos tercios (30 de 45 sin importar las ausencias) que exige la Constitución del país.
“La decisión estaba cantada”, explicaron los miembros del equipo legal del mandatario paraguayo. De nada sirvieron las acusaciones de Unasur de que en Paraguay se estaba cometiendo un golpe de Estado; tampoco las advertencias que hicieron la OEA, EE.UU. y varios países de la región sobre las consecuencias de la destitución, y menos la solicitud que hizo el propio Lugo, quien pidió más tiempo para preparar su defensa cayó en saco roto.
“El plazo para preparar una defensa es de 18 días, según lo estipulado por el Código Civil”, explicó el abogado Luis Samaniego, asesor jurídico de la Presidencia. Miguel Saguier, senador por el Partido Liberal, uno de los acusadores, le respondió: “Este es un juicio político, no jurídico, el reglamento del proceso y los plazos los impone el Senado”.
Lugo aseguró que acataría el fallo, pero advirtió que impulsará una resistencia desde otras instancias organizativas. “Es más que un golpe de Estado al presidente, un golpe parlamentario con un ropaje jurídico, con una herramienta como es el juicio político, pero con motivos que no se ajustan a la verdad”, dijo el destituido presidente.
Un sospechoso sucesor
Media hora después de la destitución, la Presidencia fue asumida por el vicepresidente Federico Franco, con quien Lugo mantuvo tensas relaciones desde 2008. “Las diferencias con Federico Franco son insalvables”, dijo el presidente en varias oportunidades. El vicepresidente, por su parte, jamás ocultó la fractura en el gobierno. Cuando Lugo enfermó de cáncer, Franco le pidió dejar el poder ya que su enfermedad no le permitiría desempeñar sus funciones.
Esa mala relación fue confirmada por los cables del Departamento de Estado filtrados por Wikileaks en 2011. Estados Unidos estaba convencido de que varios políticos, entre ellos el vicepresidente, de quien dicen tenía “un ego desmedido y personalidad difícil”, querían tumbar a Lugo. “La salida de Lugo es una posibilidad cada vez mayor. Creciente inestabilidad política, rumores para acortar el mandato”.
La Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), que trató hasta último momento de encontrar una solución negociada para que Lugo terminara su mandato, denunció la ruptura del orden democrático y anunció medidas en contra del país. A las afueras del Senado, seguidores del destituido mandatario protagonizaban enfrentamientos con la Fuerza Pública y campesinos cerraron varias carreteras en el país en apoyo a Lugo. Se teme un estallido de violencia.
Franco es un político liberal de 49 años, médico de profesión y contrario al presidente de Venezuela, Hugo Chávez. Tomó el juramento en medio de aplausos y en una sala bicameral repleta. “Vengo a expresar mi voluntad irrestricta de respetar las instituciones democráticas", dijo, y agregó que llegaba al poder sin rencores. También señaló que dialogó con "algunos" cancilleres suramericanos que viajaron a Asunción a tratar de evitar el juicio político a Lugo y que les transmitió que el gobierno cumplirá todas las "obligaciones internacionales". Respecto a la muerte el 15 de junio de 17 personas en un choque entre policías y campesinos sin tierra en Curuguaytí -de la que el Congreso responsabilizó a Lugo-, el nuevo mandatario anunció que hará un "censo y un catastro para llevar adelante una verdadera reforma agraria".
Los cargos
En estos cinco puntos se basó la acusación contra Lugo, quien fue destituido de su cargo.
1. Ñacunday: durante el conflicto de tierras en esta región, el mandatario dispuso el uso de la fuerza militar.
2. Inseguridad: no hubo una política eficaz, a pesar de que el Congreso aprobó importantes recursos. Señalan a Lugo de tener contacto con grupos de secuestradores.
3. Soberanía: la puso en riesgo con el protocolo Ushuaia II, que se firmó en Montevideo por varios presidentes de la región.
4. Curuguaty: en el desalojo de unas tierras el pasado 15 de junio murieron 6 policías y 11 campesinos en un enfrentamiento armado.
5. Justicia: piden al Senado que remitan a Lugo a la justicia ordinaria.
Horacio Cartes, el hombre detrás del juicio
Para el presidente paraguayo, Fernando Lugo, las cosas están muy claras. “Es el precandidato presidencial del Partido Colorado, Horacio Cartes (foto), quien está detrás de este golpe”. La razón, según la prensa de ese país, no es otra que la carrera presidencial de 2013, en la que Lugo daría su apoyo a Lilian Samaniego, lo que echaría por la borda las intenciones de Cartes de ser el próximo presidente. Según se ha dicho extraoficialmente, Lugo habría dado la orden de revelar los “turbios” negocios de Cartes, un empresario que sospechoso por su meteórico ascenso económico. En 2002 el diario ‘La Nación’ reveló que Cartes mantuvo negocios con Fadh Jamil y familiares, considerados como verdaderos mafiosos de la frontera. El empresario se le adelantó a Lugoy habría convencido a varios líderes políticos de enjuiciar a Lugo con este plan: asume el vicepresidente, Federico Franco, del Partido Liberal, principal promotor del juicio, y él abriría el gobierno a la participación de todas las fuerzas políticas.