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Las tensiones en Burkina Faso tras el golpe de Estado

Los golpistas anunciaron la disolución de la Constitución y del Gobierno de transición, a través de una transmisión televisiva, después de derrocar al líder de la junta militar el pasado viernes 30 de septiembre.

01 de octubre de 2022 - 04:33 p. m.
Estaba previsto que los civiles regresaran al poder en julio de 2024.
Estaba previsto que los civiles regresaran al poder en julio de 2024.
Foto: AFP - OLYMPIA DE MAISMONT

Varios lugares importantes de la ciudad de Uagadugú, capital de Burkina Faso, continúan bloqueados por militares, un día después de un golpe de Estado (el segundo en ocho meses), que refleja una profunda crisis en este país, afectado por la violencia yihadista.

Este aumento de la tensión se produjo tras el golpe militar, que terminó con la destitución, este viernes 30 de septiembre, del teniente coronel Paul Henri Sandaogo Damiba, jefe de la junta que llegó al poder a finales de enero también por la fuerza y quien fue sustituido por Ibrahim Traoré, un capitán de 34 años.

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Tras una noche y una mañana tranquilas, varios testigos informaron a la AFP haber oído una ráfaga de disparos en las inmediaciones de la rotonda de las Naciones Unidas, en el centro de la ciudad, por lo que los militares retomaron sus posiciones para bloquear los principales ejes de la ciudad y en particular el barrio donde se encuentra la presidencia.

En las calles, varios habitantes acogieron de manera positiva este nuevo golpe. “Damiba fracasó. Desde su llegada al poder, zonas que estaban en paz están sitiadas. Tomó el poder y luego nos traicionó”, comentó Habibata Rouamba, comerciante y activista de la sociedad civil.

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Algo similar opinó Honoré Yonli, director de una organización de jóvenes emprendedores, para quien “en el plano de la seguridad nada va bien, no hay resultados”.

Deterioro de la seguridad

El viernes por la noche, después de un día de disparos en el barrio de la presidencia de Uagadugú, una quincena de soldados tomaron la palabra, poco antes de las 8:00 p. m., en la radiotelevisión nacional.

En su mensaje destituyeron al coronel Damiba (cuya suerte seguía siendo desconocida el sábado) y anunciaron el cierre de las fronteras terrestres y aéreas, así como la suspensión de la Constitución, la disolución del gobierno y de la Asamblea Legislativa de Transición.

También se estableció un toque de queda de 8:00 p. m. a 5:00 a. m., invocando “el continuo deterioro de la situación de seguridad” en el país.

El nuevo jefe de la junta, el capitán Traoré, es el jefe de cuerpo del Regimiento de Artillería de Kaya, en el norte del país, particularmente afectado por los ataques yihadistas. “Son los mismos jóvenes oficiales que ya estaban en las maniobras durante el primer golpe de Estado en enero. Es un golpe intramuros. (...) El tema volverá a centrarse en la lucha antiyihadista”, comenta el analista político Drissa Traoré.

Banderas rusas

Por el momento, los nuevos golpistas no indicaron si tienen intención de respetar el calendario de transición convenido por Burkina Faso y la Comunidad Económica de los Estados de África Occidental (Cedeao), en el que estaba previsto que los civiles regresaran al poder en julio de 2024.

El viernes por la noche, la Cedeao, de la que Burkina Faso está suspendida desde el golpe de enero, “condenó con firmeza la toma del poder por la fuerza”. El jefe de la diplomacia europea consideró que este golpe “pone en riesgo los esfuerzos llevados a cabo desde hace varios meses” en favor de una transición política.

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La presencia de banderas rusas en una manifestación de varios cientos de personas el viernes por la tarde para pedir la salida de Damiba también planteó preguntas sobre la influencia de Moscú en este nuevo golpe. “Es evidente que los partidarios (de los) rusos son cada vez más numerosos. En el seno del ejército y de las poblaciones, se alzan voces para pedir una asociación con Rusia”, destaca el analista Traoré.

El presidente de la Comisión de la Unión Africana (UA), el chadiano Moussa Faki Mahamat, condenó el sábado “el cambio inconstitucional de gobierno”.

En los últimos meses, se multiplicaron los ataques contra decenas de civiles y soldados en el norte y el este, donde las ciudades están bloqueadas por los yihadistas, que hacen estallar puentes con dinamita y atacan los convoyes de suministros que circulan por la zona.

Desde 2015, son recurrentes los ataques de los movimientos armados afiliados a los yihadistas de Al Qaida y del grupo Estado Islámico, principalmente en el norte y el este del país, que han causado miles de muertos y el desplazamiento de unos dos millones de personas.

Con los dos golpes en Malí en agosto de 2020 y mayo de 2021 y el de Guinea en septiembre de 2021, este es el quinto golpe de Estado en África Occidental desde 2020.

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