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Chalecos amarillos, pañuelos verdes, claveles rojos y paraguas de todos los colores: las protestas modernas han tenido un símbolo que las identifica en todo el mundo. El ejemplo más próximo es Colombia, que vio cómo las cacerolas relucieron como el emblema de las manifestaciones de noviembre de 2019 en el país. El símbolo más reciente en sumarse a esta lista es el de las togas arrojadas al suelo, promovido por los abogados franceses que se sumaron a las movilizaciones en rechazo a la reforma pensional propuesta por el gobierno de Emmanuel Macron.
Desde el pasado 6 de enero, a petición del Consejo Nacional de Abogados de Francia que representa a 70.000 profesionales, los togados han endurecido sus manifestaciones contra la reforma de pensiones. Los abogados temen que con este proyecto llegue una duplicación del 28% a las contribuciones y una reducción de sus pensiones, y para manifestar su rechazo han optado por arrojar sus túnicas al piso.
Todo comenzó el 8 de enero, cuando decenas de abogados arrojaron sus prendas a los pies de Nicole Belloubet, ministra de Justicia de Francia. Desde entonces, cientos de abogados se han sumado a este ritual.
En Burdeos, por lo menos 200 abogados se reunieron para quitarse sus túnicas y arrojarlas al suelo entre aplausos de sus colegas, mientras que, en Nanterre, más de 30 profesionales bloquearon la entrada de un juzgado para realizar la misma práctica que se ha extendido a Lille y a la capital francesa. Hasta ahora, el movimiento ha recibido mucho apoyo del público.
“El tribunal de distrito de Bobigny, por ejemplo, es un tribunal humano, donde nos encontramos con situaciones sorprendentes. Esto crea un sentido de solidaridad entre nosotros, lo que explica por qué se respetan los llamados a la huelga”, dice el presidente del Colegio de Abogados de Seine-Saint-Denis, Frédéric Gabet.
Los ingresos de los abogados del tribunal de Bobigny, donde trabaja Gabet, está entre los más bajos de Francia. “La gente piensa que los abogados somos ricos. Pero lo que queda al final del mes, después de pagar los cargos, honorarios y gastos de oficina, rara vez supera los 1.500 euros”, explica Anne Erminy, empleada del tribunal. Le puede interesar: El Espectador le explica: la huelga contra reforma pensional de Macron
Pero arrojar las togas no es lo único que han hecho los abogados para mostrar su descontento. Los togados también han realizado bailes y videos para promover su huelga. “No estamos en huelga porque queremos estar en huelga. Sabemos muy bien lo que cuesta, física y psicológicamente, a las personas que han aplazado su juicio”, dijo Myriam Baghouli, abogado especialista en casos de menores y miembro activo del sindicato. “Mi túnica es una capa de justicia. Si hubiera querido practicar la ley de adquisición de fusiones (una práctica particularmente lucrativa), no me habría inscrito aquí”, agrega Baghouli.
En enero, el primer ministro de Macron, Édouard Philippe, ofreció comprometerse con los manifestantes en la parte más divisiva del plan: el aumento de la edad para ser elegible para una pensión completa de 62 a 64. Pero a pesar de que el gobierno ha mostrado estar dispuesto a realizar importantes concesiones esto no ha sido suficiente para satisfacer a los sindicatos, cuyos miembros más duros quieren que el gobierno descarte la reforma por completo.