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Los errores de Roberto Micheletti

El gobierno golpista de Honduras se radicaliza: cierra emisoras y prohíbe marchas.

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Redacción Internacional
28 de septiembre de 2009 - 10:00 p. m.
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A la capital hondureña no le cabe un policía más. El presidente de facto de Honduras, Roberto Micheletti, decidió sacar toda la tropa a las calles para impedir las manifestaciones organizadas por los seguidores del mandatario derrocado Manuel Zelaya —que ingresó al país de forma clandestina y se refugió en la Embajada de Brasil— y quien ha hecho reiterados llamados a la insurrección.

“Hacemos un llamado patriótico a la resistencia en todo el territorio nacional para que se movilice y que cada población en cada departamento se dirija hacia la capital”, ha repetido Zelaya en diferentes declaraciones a medios radiales.

Informes facilitados al periódico hondureño El Heraldo establecen que estas arengas forman parte del plan del presidente depuesto para retornar al poder. “La intención de Zelaya era reunir a unas 500 mil personas el lunes pasado para asaltar la Casa Presidencial e instalarse de nuevo en la Presidencia”, señala el diario. Agrega la publicación que los cuerpos de inteligencia del país también tienen información de que los seguidores de Zelaya tendrían planeada la ofensiva final para tomarse Tegucigalpa esta semana, y esa sería la razón por la que han convocado a maestros y campesinos a la capital. El sábado en la noche el mandatario derrocado lanzó un llamado a la insurrección y les pidió a todos sus seguidores llegar a la capital para la “ofensiva final”.

Ante la amenaza, el gobierno de facto de Honduras se radicalizó y decretó el estado de sitio para todo el territorio nacional durante los próximos 45 días. También restringió la libertad de circulación, de expresión, de asociación y de unión. Pero no sólo eso. Roberto Micheletti ordenó a los militares cerrar los medios de comunicación que le resultan hostiles, es decir, Radio Globo y el Canal 36 de televisión, afines al depuesto Manuel Zelaya, quien desde su refugio calificó la medida de una “barbaridad indigna” y volvió a llamar a la insurrección.

El representante de EE.UU. ante la OEA, Lewis Amselem, lamentó el comportamiento de Zelaya y durante un consejo extraordinario le pidió actuar como un líder. “Zelaya tiene que parar de hacer acusaciones y dejar de comportarse como si fuera una estrella de cine”. A las críticas se sumó el presidente del Congreso brasileño, senador José Sarney, quien aseguró: “Zelaya convirtió la Embajada de Brasil en un lugar para hacer proselitismo político”.

Por Redacción Internacional

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