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Con la renuncia de Hosni Mubarak a la presidencia de Egipto se abren varios escenarios en la política del país. Uno de los más temidos es que los Hermanos Musulmanes, grupo islámico, calificado como radical por el gobierno egipcio y que se encuentra en la lista de organizaciones terroristas de Estados Unidos, llegue al poder. A pesar de que esta organización no fue la instigada social de las protestas de los últimos 18 días -de hecho se integraron a las manifestaciones dos días después de su inicio- su presencia dentro de la coalición ha sido notoria.
Gran parte de ese protagonismo ha tenido sus bases en varías naciones occidentales, especialmente en Estados Unidos, que ven como una amenaza la llegada de este grupo al poder. Fieles a la sharia -ley musulmana- los Hermanos son la cofradía integrista árabe más antigua de Medio Oriente, que tiene como propósito final conseguir el establecimiento de un Estado regido sobre bases islámicas. Su ideología es ultraconservadora y su rechazo a las políticas de Estados Unidos es una de sus principales características ideológicas.
La hermandad fue creada en 1928 por Hassan el Banna bajo el lema “El Corán es nuestra constitución y el profeta nuestro jefe”. Su carácter radical los ha puesto bajo constantes presiones durante los gobiernos del rey Faruk (1936-1952), de Gamal Abdel Naser (1956 - 1970), Anuar El Sadat (1970-1981) y de Hosni Mubarak (1981-). No obstante, el profesor de la Universidad Javeriana, Víctor de Currea –Lugo, explica que a lo largo de los años su influencia social gracias a su trabajo de base les ha servido para contar con un buen número de adeptos en Egipto: “ellos son responsables de hospitales, centros educativos, guarderías. Prestan a la ciudadanía los servicios que en ciertas zonas el Estado no puede cubrir”.
Su influencia ha abierto la puerta a la creación de otros grupos radicales como Hamas en Palestina y Hezbolá en el Líbano, que en la actualidad figuran en la lista de organizaciones terroristas que combate Estados Unidos. Todo esto sin contar que desde los años 70, la hermandad ha servido de inspiración a facciones yihadistas vinculadas con el terrorismo y que la doctrina de Banna también sirvió de modelo para la revolución de Irán, que en 1979 y con el liderazgo del ayatolá Jomeini, logró la instauración del Estado islámico. La revolución iraní “fue apoyada por comunistas, liberales e intelectuales, a quienes el ayatolá Jomeini poco a poco fue descabezando hasta hacerse con el poder absoluto”, escribió recientemente el analista Marcos Peckel para este medio.
El temor de Estados Unidos se basa en la posibilidad de que en Egipto, su principal aliado en la región, ocurra lo mismo. De acuerdo con las proyecciones de los analistas, es probable que los Hermanos Musulmanes, como parte de la coalición anti Mubarak, logren una representación en el gobierno.
De acuerdo con Víctor de Currea “sería peligroso, además, para Israel porque el rechazo que despierta en la cofradía es grande. Mubarak ha sido cómplice de la ocupación judía en los territorios palestinos y su salida significaría para ellos la obligación de asumir una postura más seria frente a las conversaciones de paz que no han avanzado desde 1948. La razón es simple: perdería al soporte para hacer contrapeso a las exigencias del resto de la región”.
El profesor advierte que una eventual llegada al poder de los Hermanos Musulmanes, actualmente liderados por Mohamed Badia, podría resultar positivo para la política egipcia porque su ideología ultraconservadora los alejaría notablemente de la corrupción de los últimos años. Sin embargo, sostiene también, que podría resultar nefasto para las libertades civiles, en especial las de la mujer: la sharia determinaría hasta su forma de vestir y las sometería por completo a la obediencia de las órdenes de sus padres y esposos.