Los efectos de la crisis económica que vive Europa no sólo se reflejan en las cifras globales, en el escaso crecimiento, en las deudas colosales. Mientras los jefes de Estado pasan los días en convenciones, el Parlamento Europeo sesiona buscando alternativas y los gobiernos anuncian planes de contingencia, el peso de todos estos problemas recae sobre la población que tiene pocas alternativas para reaccionar.
Grecia ha sido uno de los ejemplos más traumáticos que deja la crisis. Las furiosas protestas que se encendieron hace cerca de dos años —como reacción a las primeras medidas cautelares del Gobierno— poco pudieron conseguir para paliar los efectos de una recesión. Propiedades perdidas, empresas que cayeron en bancarrota, crecientes tendencias de desempleo, se apoderaron de la realidad. La situación ha llevado a que hoy uno de los efectos colaterales de la crisis impacte directamente sobre la niñez griega.
Los casos de padres que abandonan a sus hijos han ido en aumento en los últimos meses. La mayoría son pequeños de entre 8 y 11 años entregados a fundaciones de atención a menores cuando sus familias no tienen posibilidad de darles al menos alimento. En lo que va corrido del año, la organización S.O.S. Children Grecia ha recibido 12 niños.
La tendencia marca un ascenso: en 2010, los casos en los que se solicitaba ayuda a esta organización fueron 80 en total. En 2011, la cifra llegó a 380. “Se trata de un fenómeno completamente nuevo. Nunca antes, en los más de 30 años que nuestra ONG lleva en Grecia, nos habían traído un niño porque sus padres no tuvieran medios para mantenerlo. Nunca”, declaró para el diario El Mundo George Protopapas, director de la fundación.
La organización, que anteriormente enfocaba sus esfuerzos en atender a menores huérfanos o con problemas familiares como drogadicción, prostitución y maltrato, ahora debe atender a un nuevo grupo. Sus padres pueden visitarlos una vez al mes: “Los niños abandonados por la crisis se sienten mal, muy mal. Están confundidos. Cada vez que sus madres vienen a verlos están convencidos de que se los va a llevar, que los van a sacar de aquí, y para ellos supone un durísimo choque ver que no es así. Pero confían en que en la próxima se los llevarán, así que hasta el siguiente encuentro se muestran sumamente ansiosos”, comentó Protopapas, quien además confirmó que, desde el inicio de la crisis, ninguno de los niños entregados por razones económicas ha sido recuperado por sus padres.
Pero aun estas estadísticas no revelan la magnitud del problema. Dentro de estas cifras no existe una noción de cuántos niños han perdido a sus padres por cuenta de la situación económica. En los últimos dos años, 1.725 personas se han suicidado, acumulando un promedio de 2,3 casos diarios. El desempleo, que supera el 21%, y las deudas que acosan a la población son consideradas como las principales razones de esta realidad. En ese sentido, la realidad se parece un poco a la vivida en Italia en lo corrido del año: la tasa de suicidios se ha incrementado en 24% y el propio primer ministro, Mario Monti, llamó a la calma durante estos días difíciles.
Es posible que estos efectos no se vean en el futuro inmediato. Protopapas vaticina traumas para los niños abandonados. La primera generación de hijos de esta crisis está creciendo. Dentro de unos ocho años ya será adulta.