Los Juegos Olímpicos, más allá del “boicot diplomático”
La inauguración de los Juegos Olímpicos está permeada por un contexto político en el que reinan las tensiones. Más allá de los países ausentes, en el marco del “boicot diplomático”, los dirigentes que asistirán ofrecen una mirada a la proyección de China en el escenario internacional.
María José Noriega Ramírez
Los Juegos Olímpicos de Invierno en Pekín han captado la atención, pero no precisamente por los deportes. El revuelo político que se ha gestado a su alrededor ha ocupado un gran espacio en el debate público, debido al llamado “boicot diplomático”, que reúne a Estados Unidos, Reino Unido, Australia y Canadá, que argumentan violaciones a los derechos humanos en contra de los uigures y la vulneración de las libertades en Hong Kong, y a las tensiones que vive el hemisferio. Una posible invasión a Ucrania, que tiene enfrentadas a las naciones occidentales con Rusia, la injerencia de Estados Unidos en el Pacífico, a través de la alianza de seguridad conocida como AUKUS, y la apuesta del régimen de Xi Jinping por hacer de China un actor central en la geopolítica alimentan los ánimos caldeados del momento.
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Los Juegos Olímpicos de Invierno en Pekín han captado la atención, pero no precisamente por los deportes. El revuelo político que se ha gestado a su alrededor ha ocupado un gran espacio en el debate público, debido al llamado “boicot diplomático”, que reúne a Estados Unidos, Reino Unido, Australia y Canadá, que argumentan violaciones a los derechos humanos en contra de los uigures y la vulneración de las libertades en Hong Kong, y a las tensiones que vive el hemisferio. Una posible invasión a Ucrania, que tiene enfrentadas a las naciones occidentales con Rusia, la injerencia de Estados Unidos en el Pacífico, a través de la alianza de seguridad conocida como AUKUS, y la apuesta del régimen de Xi Jinping por hacer de China un actor central en la geopolítica alimentan los ánimos caldeados del momento.
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Si bien ninguna figura política de los países que se apegaron al “boicot diplomático” asistirá a la inauguración del certamen deportivo, pues conciben esta edición como unos “juegos genocidas”, los dirigentes que sí participarán dan luces sobre la proyección internacional que quiere tener China. Basta con saber que Vladimir Putin no dudó en confirmar su asistencia al evento, afirmando, en una videoconferencia con su homólogo chino: “Confío en que por fin podremos reunirnos en persona en Pekín. Como hemos acordado, celebraremos negociaciones y después participaremos en la ceremonia de apertura de los Juegos Olímpicos de Invierno”, y agregó que se unía al “rechazo a cualquier intento de politizar el deporte y el movimiento olímpico”. En respuesta, Xi Jinping dijo: “Estoy dispuesto a avanzar de la mano con usted, a inaugurar juntos una nueva página en las relaciones chino-rusas en el período pospandémico”.
Y es que estos dos países, unidos por la idea de que el orden internacional ha cambiado, que pasó de ser un mundo liderado por Estados Unidos a uno multilateral, y que además comparten las ideas de soberanía y no interferencia en los asuntos domésticos, tienen áreas comunes de interés, como la estabilización de la región, específicamente en los casos de Kazajistán y Afganistán, y en materia de cooperación energética.
Según David Castrillón, docente e investigador de la Universidad del Externado, la cercanía entre Rusia y China también se entiende desde la intención común de contrarrestar la injerencia de Washington en la región, desafiando la lógica usada en la Guerra Fría con la que se dividió al mundo entre países buenos y malos. “El mundo enfrenta amenazas, como el calentamiento global y la pandemia, que no se resolverán a partir de la división capitalismo-comunismo. Los países no deberían unirse con base en estas divisiones anacrónicas, pues los desafíos de hoy implican una aproximación global”, agregó el docente universitario.
Sin embargo, eso no implica la ausencia de tensiones en medio de ello. Por ejemplo, China ve con ojos de preocupación la situación alrededor de Ucrania porque teme que una posible invasión desemboque en prácticas expansionistas a su alrededor. Es decir, la relación entre Pekín y Moscú tiene sus límites. A esto se suma el inconformismo de China frente a AUKUS, el pacto de seguridad creado entre Estados Unidos, Reino Unido y Australia, que se entiende como una intención por contrarrestar los avances del régimen de Xi Jinping en el Pacífico. “China habla de una mentalidad anacrónica que se está volviendo a imponer, una lógica que dice que los países buenos se tienen que juntar contra los países malos, en medio de un contexto internacional que no es de Guerra Fría sino de globalización. Esta es una lógica que divide a los países, en lugar de acercarlos, cuando sabemos, por ejemplo, que Australia tiene a China como su principal socio comercial”, agregó Castrillón.
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Ahora bien, el gigante asiático entiende que el mundo es más grande que el bloque de países que participan del “boicot diplomático” a los Juegos Olímpicos de Invierno, y ello se ve en que asistirán a la inauguración el presidente egipcio, Abdel Fattah al-Sissi; el príncipe heredero saudita, Mohammad bin Salmán; el emir de Catar, el jeque Tamim ben Hamad al-Thani; el príncipe heredero de Abu Dabi, Mohammed bin Zayed; el presidente de Argentina, Alberto Fernández, y el jefe de Estado ecuatoriano, Guillermo Lasso. Por un lado, según comenta Castrillón, esto obedece a la histórica relación que China guarda con algunos países árabes de Asia y África, donde la cooperación energética y agrícola, así como en materia de justicia criminal, exploración espacial y turismo, ha ocupado la agenda en las últimas dos décadas. Por el otro, responde a que las relaciones entre China y América Latina se están afianzando cada vez más, entendiendo que la potencia asiática es el primer prestamista, el segundo socio comercial y el tercer inversor de la región. Por ello, “la visita de estos presidentes latinoamericanos a Pekín refleja la cercanía que se ha dado entre las partes, que va más allá de lo económico e incluye acciones conjuntas en términos de lucha contra la pobreza, lucha contra el cambio climático y desarrollo de agricultura, entre otros temas más”.
En este panorama de tensiones políticas, no hay que dejar de lado la pandemia y el rol que ha jugado en el intento de contener los ánimos ad portas de la realización de los Juegos Olímpicos. Según se lee en The Guardian, el coronavirus frenó la posibilidad de llevar a cabo jornadas de protestas. Y es que Victor Cha, vicepresidente sénior del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales en Washington, le dijo al diario británico que “el covid-19 les ha dado la excusa para bloquear todo por completo. Quieren tener control total sobre la imagen de los Juegos Olímpicos”, mientras que el “boicot diplomático” poco o nada afectará a los dirigentes de Pekín. Según él, dado que los competidores y los pocos extranjeros que recibieron permiso para ir, incluidos los entrenadores, el personal de apoyo y los periodistas, llegarán a un mundo olímpico aislado, un “círculo cerrado” de lugares y hoteles, las reglas del certamen parecen una metáfora de cómo China quiere desarrollar el certamen deportivo en un sistema cerrado y bajo control.
A lo anterior se suman las advertencias hechas a los deportistas con relación a posibles pronunciamientos en contra de las disposiciones adoptadas en el marco de los Juegos Olímpicos. Por ejemplo, Yang Shu, subdirector de Relaciones Internacionales del comité organizador de Pekín, dijo: “Estoy seguro de que se protegerá cualquier expresión que esté en línea con el espíritu olímpico. Cualquier comportamiento o discurso que esté en contra del espíritu olímpico, especialmente en contra de las leyes y regulaciones chinas, también está sujeto a cierto castigo”. Si bien las protestas que se llevan a cabo durante este tipo de eventos tienen que ver más con las reglas establecidas por el Comité Olímpico Internacional, estas restricciones a los atletas se dan en un contexto en el que hay poca tolerancia a la crítica en China. El arresto de defensores de derechos humanos y la desaparición de la vida pública de la tenista Peng Shuai, tras denunciar que un ex alto funcionario la agredió sexualmente, son ejemplos de ello.
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