¿Luis Almagro será reelegido en la OEA?

Aunque analistas dudan si Luis Almagro continuará frente a la Secretaría General de la Organización de Estados Americanos, el uruguayo parece tener los votos necesarios (18) para conseguirlo. Su candidatura es respaldada por Estados Unidos, Argentina, Brasil y Colombia.

redacción internacional
19 de marzo de 2020 - 02:00 a. m.
El secretario general de la OEA, Luis Almagro, tiene el apoyo de la mayoría de los Estados miembros de la Organización para su reelección.  / AP
El secretario general de la OEA, Luis Almagro, tiene el apoyo de la mayoría de los Estados miembros de la Organización para su reelección. / AP

Pese a las amenazas del coronavirus, la votación para elegir al secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA) se mantiene en pie para este viernes en Washington. Sin embargo, la sesión será cerrada a la prensa, pues se van a seguir las recomendaciones del gobierno estadounidense de no concentrar a más de cincuenta personas. Hoy solo quedan dos candidatos en la carrera: Luis Almagro, quien busca su reelección, y la diplomática ecuatoriana María Fernanda Espinosa. La candidatura del peruano Hugo de Zela fue retirada el martes. Aunque hace algunos meses se daba por descontado que el actual secretario se quedaría en el cargo, hoy muchos analistas dudan de su continuidad. ¿La razón? El manejo de la crisis con Venezuela.

Para ser elegido secretario general de la OEA se necesitan por lo menos 18 votos. Almagro cuenta con varios apoyos importantes: Estados Unidos y Colombia, que propusieron su reelección, además de Brasil y Uruguay, además, 27 exjefes de Estado y de gobierno de España y Latinoamérica expresaron el apoyo a su reelección. Por su parte, la candidatura de Espinosa, que fue presentada por Antigua y Barbuda y San Vicente y Las Granadinas, y dicen, tendría el apoyo de los países que en los últimos meses han expresado su inconformidad con Almagro, como México.

“Es difícil predecir si Almagro será reelegido”, señala Michael Shifter, del think-tank Diálogo Interamericano. “Parece estar en una posición sólida, con un apoyo activo y significativo de la administración Trump, pero nada está garantizado todavía; la votación está muy relacionada con el tema de Venezuela”, agrega. Desde que asumió el cargo, en 2015, Almagro se obsesionó con Venezuela. Una paradoja, pues ganó la elección justamente gracias al apoyo de fuerzas chavistas en la OEA. Le puede interesar: El problema de la OEA es Almagro 

“Yo quiero mañana mirarme al espejo y mantener el respeto que siento por mis posicionamientos políticos y por mi actuación política; por lo tanto, mi campaña va a ser una anticampaña y si mañana toda la opinión pública se me da vuelta por el tema Bolivia, por el tema Canadá, por el tema Venezuela, el tema Nicaragua, o por cualquiera de los temas, definitivamente lo asumo porque es mi responsabilidad”, aseguró Almagro en una entrevista a CNN el año pasado, cuando varios países de la región le criticaron su posición frente a la crisis venezolana.

“Como secretario de la OEA, se esperaba que jugara un papel mucho más mesurado frente al caso venezolano; su postura confrontativa contra el régimen de Maduro terminó impulsando posiciones que van contra el ordenamiento del organismo y que terminaron jugando en contra de los intereses de la misma oposición; con Almagro se rompieron los protocolos; si bien antes varios secretarios generales fueron complacientes con el régimen de Maduro (José Miguel Insulza, por ejemplo), lo del actual secretario es muy complejo”, dice Ronal Rodríguez, vocero del Observatorio de Venezuela de la Universidad del Rosario.

Shifter defiende a Almagro y dice que “merece crédito por aumentar la visibilidad de la peor crisis del hemisferio y por tomar una posición tan contundente contra la dictadura de Maduro”. Algo que Mauricio Jaramillo, internacionalista de la Universidad del Rosario, también reconoce: “Almagro inicialmente tuvo un papel esencial en temas como Bolivia o incluso Venezuela”. Sin embargo, agrega, “luego su desempeño se vio empañado por su obsesión con Venezuela, que se le convirtió en una cuestión personal”.

Jaramillo dice que la competencia más fuerte para las aspiraciones reeleccionistas de Almagro es María Fernanda Espinosa, quien ha logrado apoyo de varios gobiernos de la región, aunque ella tampoco tendría los votos necesarios. “En buena medida, el actual secretario general dañó a la OEA con cosas como el Grupo de Lima o el cerco diplomático, pues le restó el papel de conciliación que tenía el organismo, además redujo todo a un solo tema”, explica Jaramillo.

Si Espinosa gana, sería la primera vez, en 71 años de historia de la Organización, que una mujer se convierta en la principal funcionaria ejecutiva. “Como he señalado en distintas ocasiones, mi elección constituiría un reconocimiento a las capacidades y méritos de las mujeres”. Entre sus promesas está una política de tolerancia cero al acoso sexual y laboral, que “lamentablemente hay” en la OEA. La candidata considera que la Organización “no puede seguir como está”, pues se halla en riesgo su viabilidad.

“El principal reto es restaurar la confianza, el diálogo y la construcción colectiva en el hemisferio. Uno de los temas que estoy proponiendo es cicatrizar las heridas y combatir la polarización, y eso se hace restaurando la confianza, construyendo una agenda positiva”, aseguró la excanciller de Ecuador a la agencia EFE. “Si tú tienes una persona que de manera permanente está actuando como un Estado más, emitiendo sus opiniones, tomando partido en situaciones de conflicto, eso definitivamente no ayuda”, indicó.

Si consigue un segundo mandato este viernes, Almagro tendrá un desafío importante, que será movilizar el apoyo de los Estados miembros de la OEA para que trabajen unidos y de manera más efectiva hacia una transición democrática en Venezuela. “La OEA siempre ha tenido problemas, y hoy no es diferente. Pero la Organización realiza un trabajo muy valioso y profesional en varios temas fundamentales que enfrenta el hemisferio, en particular los derechos humanos, las elecciones y las drogas”, concluye Shifter.

El otro obstáculo en el camino para que se realice la Asamblea General este viernes sería la pandemia de Covid-19, que se ha ensañado con Washington, ciudad que declaró el estado de emergencia el miércoles pasado y en donde sus habitantes han sido presas del pánico: los buses viajan desocupados, los supermercados están a reventar, los anaqueles a punto de quedarse vacíos y el actual gobierno todavía perdido en la estrategia para manejar el problema. Sin embargo, la Organización emitió temprano un comunicado en el que asegura que la sesión continúa adelante.

Por redacción internacional

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