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La ola de protestas pacíficas en Egipto parece ir hacia la hecatombe. Ayer, las jornadas tranquilas de manifestaciones quedaron en el olvido luego de que los aliados del régimen del presidente Hosni Mubarak salieran armados a las calles con la intención de acallar a los opositores.
El Espectador habló con el periodista y escritor egipcio-francés, Robert Solé, autor del libro “Una noche en El Cairo”, con la intención de analizar la crisis que atraviesa el país norafricano y de conocer su opinión sobre su futuro.
El norte de África está en tensión constante, ¿la situación de hoy es diferente? ¿Cómo ha cambiado?
Sólo hay una frustración de la gente en contra de estos regímenes autoritarios, que ya no aguantan el estado policial. Los pobladores se dieron cuenta de su situación mediante la apertura al mundo de internet en particular. Ahora saben lo que pasa en el mundo y las ideas de los grandes pensadores modernos. Otro factor detrás de la sublevación en estos países es la enorme tasa de desempleo y el aumento en los precios de los alimentos en los últimos meses.
Túnez mostró el camino a Egipto, ¿cree que la rebelión seguirá creciendo a otros países?
Eso ya es un hecho y ya ha traído las primeras reformas. En Jordania, el Rey Abdalá II ya anunció un cambio de gobierno. Esto se debe a que quiere evitar el contagio. Creo que en otros países como Yemen o Argelia se adoptarán medidas para evitar este tipo de crisis política.
Y en el caso específico de Egipto, ¿qué va a pasar con Mubarak?
Mubarak está condenado. Se irá pronto, pero esto no necesariamente resuelve el problema. Hasta ahora la ira de los manifestantes se venía centrando en Mubarak pero ayer ya hubo enfrentamientos entre los propios ciudadanos.
¿Qué le parece la reacción de Estados Unidos?
EE.UU. tiene una muy buena razón para preocuparse, y no sabe muy bien qué hacer más allá de pedir una transición democrática. Mubarak es su principal aliado en la región, ya que es el intermediario entre Israel y Palestina, e incluso entre diferentes facciones palestinas. Si Mubarak deja el poder existe el riesgo de que los islamistas lo tomen como ocurrió en Irán. Para Israel, Mubarak no es un aliado, es un socio, y no quiere correr el riesgo de saber qué va a pasar. El pueblo egipcio está cada vez más sesgado en contra de los israelíes y no apoya la actitud conciliadora del Estado hacia ellos.
¿Cuál es exactamente el papel del ejército en Egipto?
El Ejército de El Cairo es político, por tanto las políticas son militares, basta con ver la hoja de vida de los ministros. Tienen un imperio con clubes y muchos beneficios. ¿Querrán satisfacer las demandas del pueblo, sin sacrificar sus privilegios?
¿Cómo ve los cambios hechos y los anuncios por parte del Gobierno de Mubarak?
Son exiguos y llegan demasiado tarde. Este gobierno no ha hecho absolutamente nada por satisfacer las demandas de los manifestantes, aunque también hay gente buena en él, como el nuevo ministro de Cultura, Gaber Asfur. Con los disturbios de ayer se ve que la reorganización parece ser en vano.
¿Qué pasará en los próximos meses?
Un país en tal estado no puede tener acceso a unas elecciones libres o a un restablecimiento del orden en tan poco tiempo. Debemos dar tiempo a las fuerzas políticas para que se organicen. Los islamistas y el poder tienen un orden. En cambio, la oposición no, ahora su reto es encontrar un líder que le permita convertirse en una fuerza creíble. Por ahora, la pregunta es ¿quién se encargará de ese proceso?
Ben Alí estuvo 23 años en el poder en Túnez, Mubarak completa 30, y Gaddafi en Libia, 41, ¿Por qué en África y especialmente en el mundo árabe, estos regímenes han logrado perdurar por tan largos periodos?
Simplemente porque son dictaduras. Los regímenes se han aliado con la policía y el ejército para reprimir a la oposición. Además, muchos países occidentales los apoyan por el miedo a que facciones ortodoxas islamistas lleguen al poder.