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Una senadora australiana increpó este lunes a Carlos III sobre el legado de la colonización británica en el país, donde el monarca llamó a la movilización contra el cambio climático durante una intervención ante el Parlamento, en Canberra.
El rey, que hace ocho meses anunció que padece cáncer, efectúa una visita de nueve días por Australia, donde es jefe de Estado, y por Samoa. Se trata de su gira más larga por el extranjero desde que fue coronado, en mayo de 2023.
“¡Devuélvanos nuestra tierra! ¡Denos lo que ustedes nos robaron!”, lanzó la diputada en una diatriba de casi un minuto. “Esta no es su tierra, usted no es mi rey”, insistió la legisladora independiente ante el soberano de 75 años, tras citar el “genocidio” de indígenas australianos a manos de colonos europeos.
Australia fue colonia británica por más de un siglo, durante el cual miles de aborígenes fueron asesinados y comunidades enteras desplazadas.
El país obtuvo una independencia de facto en 1901, pero nunca se convirtió en una república de pleno derecho. Carlos III es el jefe de Estado.
Antes, el rey había instado a Australia, muy dependiente de la industria minera, a adoptar una posición de líder en la lucha contra el cambio climático.
“Ser buenos gestores del mundo es algo que nos interesa a todos”, declaró Carlos III en su primer discurso ante el hemiciclo australiano como jefe de Estado.
“Liderazgo” contra el calentamiento global
“La magnitud y la ferocidad” de las catástrofes naturales se aceleran en Australia, subrayó el monarca, viendo en este fenómeno una “señal indudable del cambio climático”.
“Por eso, el liderazgo de Australia en el plano internacional en las iniciativas mundiales para proteger nuestro clima y nuestra biodiversidad es de vital importancia”, insistió.
El rey es conocido desde hace tiempo por su sensibilidad ecologista, que a veces raya la excentricidad.
Así, transformó un Aston Martin DB6 para que pueda funcionar con etanol fabricado con restos de queso y vino blanco, y afirma que le habla a las plantas para que crezcan mejor.
Antes de su discurso en el Parlamento, Carlos colocó un ramo en el Memorial dedicado a las víctimas australianas de las dos guerras mundiales y de otros conflictos.
También tenía previsto visitar un laboratorio de la agencia científica pública dedicado al estudio de los incendios forestales y el jardín botánico nacional.
No obstante, en agenda no figuran muchos acontecimientos multitudinarios, salvo una barbacoa gigante en Sídney un acto en la ópera de la ciudad, por el delicado estado de salud del rey.
Chloe Pailthorpe y sus hijos viajaron a la capital desde un pueblecito rural de los alrededores con la esperanza de ver al monarca. “Le escribo a los miembros de la familia real desde que tenía unos diez años”, contó a la AFP.
“Mis hijos han escrito a los miembros de la familia real. Nos encanta lo que hacen”, agregó.
Sin embargo, varios primeros ministros de Estados australianos no asistieron a la recepción organizada en el Parlamento en honor al rey, un posible indicio de que el soberano británico ya no tiene la influencia que tenía antaño.
Aunque sean más bien favorables a la monarquía, los australianos de hoy ya no son tan entusiastas con la corona como lo eran en 2011, cuando miles de personas salieron a las calles para saludar a Isabel II, madre de Carlos III.
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