La canciller María Ángela Holguín está satisfecha con su gestión en los dos años de gobierno del presidente Juan Manuel Santos. Recuerda los primeros meses de trabajo y su esfuerzo por recomponer las averiadas relaciones con Ecuador y Venezuela, pero dice que ése no era el único objetivo. Asegura que los avances han sido notables, que el país mejoró sus contactos con la región y que Colombia está más cerca del Caribe y de Asia. Se reabrieron las embajadas de Indonesia y de Trinidad y Tobago, comenzó a funcionar un consulado en Shanghái y pronto habrá otro en Nueva Zelanda.
La ministra ha notado también un cambio con los socios tradicionales: Estados Unidos, Canadá y Europa. Reconoce que los temas de derechos humanos, violencia y narcotráfico siguen tratándose con ellos, pero actualmente se puede conversar acerca de otros asuntos como ciencia y tecnología, cultura y educación. No obstante, su mayor satisfacción ha estado en dos programas: Fronteras por la Prosperidad y el Plan de Prevención para Niños y Niñas Adolescentes, con los que la Cancillería se ha acercado a la gente en zonas vulnerables para dialogar sobre sus necesidades, mejorar los servicios públicos y, a través del deporte y la cultura, evitar la violencia.
Haciendo un poco de autocrítica, ¿cuáles cree que son los temas pendientes en su papel como canciller?
Hay muchos temas pendientes. Yo diría que en las relaciones con la región todavía tenemos mucho por recorrer. Brasil, por ejemplo, es un país con el que aspiramos a tener una relación mucho mejor y mayores puntos de interacción, pero no ha sido fácil, no se ha logrado como yo quisiera. Igualmente con el tema de mejorar la situación de seguridad en las fronteras; es un mundo por trabajar. Tenemos proyectos grandes para Colombia, que sea un gran proveedor de energía para la región, y nos falta seguir trabajando en la interconexión eléctrica hasta Chile y México. Sabemos que es un área del Ministerio de Minas y Energía, pero le hacemos un acompañamiento. Vamos a seguir mostrando una Colombia que ha mejorado tremendamente sus indicadores, que es realmente un gran país dentro de las naciones emergentes, que tenemos una seguridad jurídica que puede atraer mucha inversión. Todo el trabajo que hemos venido haciendo hay que reforzarlo, y falta mucho.
¿Qué factores han impedido que la relación con Brasil no sea tan estrecha como Colombia quiere?
Brasil es un país inmensamente grande y con una visión que va mucho más allá de la región. A veces también nos hace falta sentarnos con más frecuencia a puntualizar los temas. En materia comercial, Brasil es un país con el cual es muy difícil que mejoremos la balanza, pero también estamos viendo un gran potencial en la inversión brasileña en Colombia: el TLC con Estados Unidos puede ser para los brasileños un camino muy bueno a través de Colombia. Por eso, seguramente va a llegar mayor inversión.
¿No le quedó un sinsabor de que los esfuerzos invertidos en la Cumbre de las Américas de Cartagena fueron opacados por el escándalo del Servicio Secreto?
Más que sinsabor creo que lo que quedó fue una tristeza grande porque el país hizo un gran esfuerzo; creo que el resto de países hicieron un grandísimo reconocimiento. Los presidentes estuvieron muy satisfechos de poder tener diálogos muy abiertos y francos en temas que nunca se habían tocado a nivel de cancilleres; el tema de Cuba no se había tocado así de abiertamente y Malvinas tampoco. Yo entiendo que no se puedan leer en la opinión pública, que no se entiendan y que todo se haya reducido al escándalo... Bueno, nos queda la satisfacción y la tranquilidad de que hicimos un inmenso trabajo para que Colombia quedara bien y creemos que la lectura afuera fue positiva.
¿El Gobierno tiene alguna noción de cuándo puede salir el fallo de la Corte Internacional de Justicia para el diferendo limítrofe con Nicaragua?
Tenemos entendido que hacia finales de año. Una fecha puntual, no.
La semana anterior supimos que el excanciller Guillermo Fernández de Soto se iba a apartar del equipo de Colombia. ¿Va a ser reemplazado por alguien?
Julio Londoño es el agente, no vamos a nombrar otro coagente. El doctor Guillermo Fernández va a estar yendo y viniendo en la medida en que lo necesite el equipo. Queremos que el país entienda lo que ha sido la defensa, lo que ha sido este proceso de 11 años; es clarísimo que ha sido una política de Estado. Con la Comisión Asesora el trabajo comenzó hace 11 años y continúa con el mismo equipo, la misma estrategia, no ha habido ningún cambio. Es importante que el país conozca la seriedad con que todos los gobiernos han afrontado el tema. En la medida que sea necesario, Fernández de Soto está a disposición y vendrá las veces que se requiera.
Cómo responde a las críticas de las comunidades raizales de San Andrés, Providencia y Santa Catalina, que históricamente no han recibido una atención profunda de parte del Estado y ahora con el diferendo limítrofe sí resultan ser importantes.
Yo organicé una reunión, la primera que se hacía en 11 años, en San Andrés, con los raizales, con las diferentes iglesias, con los diputados a la asamblea, con la gobernadora, el alcalde de Providencia, las fuerzas políticas, los representantes que están en el Senado. Allí se dio una larguísima explicación de todo. Fue una reunión muy buena porque también ellos expresaron varias inconformidades. Fue positiva y vamos a hacer otras, es necesario. Estén tranquilos de que la defensa ha sido llevada a cabo de una manera seria, profesional y con los mejores equipos de asesores jurídicos que hay en el mundo.
¿El tema limítrofe ha entorpecido las relaciones con Nicaragua?
La relación con Nicaragua desde que comenzó el litigio bajó completamente. Tenemos muy poca interacción, en la medida de lo posible cordial, pero en términos bilaterales no hay temas en la agenda.
Hace meses fue capturado y acusado un supuesto espía colombiano en ese país. ¿Qué ha respondido Colombia a la acusación y cómo ha afectado las relaciones?
El ministro de Defensa ha comentado sobre ese tema. Nosotros no hemos querido entrar, no ha habido un diálogo de Cancillería a Cancillería con relación al tema. Formalmente no nos han dicho nada ni hemos recibido ninguna nota con relación al supuesto espía. Lo que hemos reiterado es que Colombia es un país que de ninguna manera quiere agredir a sus vecinos.
La semana pasada terminó para Colombia el ciclo de un mes en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. ¿En qué se enfocó el trabajo?
Nos tocó un mes complejo con el tema de Siria. Más que si lo hubiéramos propuesto, fue un tema que se impuso, que como ustedes saben está bloqueado en el Consejo de Seguridad por los miembros permanentes: por un lado están Rusia y China y por el otro está Estados Unidos, Francia y Gran Bretaña. Ha tenido pocos avances, desafortunadamente, y eso lo sabe todo el mundo. Yo sí hubiera querido un Consejo de Seguridad que pudiera actuar frente a lo que está pasando en Siria, nosotros somos muy enfáticos en eso: es urgente que la violencia en Siria cese.
El Departamento de Estado de Estados Unidos reveló en un informe que Venezuela y Cuba siguen en la “lista negra” de países que apoyan el terrorismo. El gobierno colombiano ha dicho que continuará con la cooperación. ¿Cómo mantenerla, por ejemplo, con un país como Venezuela, cuando se oyen este tipo de acusaciones?
Hemos venido trabajando en el tema de la seguridad con Venezuela, fortaleciendo el diálogo, la cooperación, la información, y hemos tenido resultados en varios aspectos. Quisiéramos tener más, claro que sí, pero esto es parte de todo el trabajo que se viene haciendo.
Cuando el gobierno venezolano dice que no apoya a ningún grupo armado, ¿Colombia le cree?
Colombia trabaja con ellos.
El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, la escogió como parte de los 26 líderes mundiales que analizarán y desarrollarán las metas de sostenibilidad pos-2015. ¿Cómo se dio su inclusión?
Cuando estuve en Naciones Unidas, en el debate del Consejo de Seguridad, el 10 o el 12 de julio, el secretario general me lo comentó. Es muy interesante estar en ese panel, ver después de los objetivos de desarrollo del milenio qué es lo que va a pasar en términos de desarrollo. Que Colombia esté ahí es muy importante.
Desde el comienzo del gobierno, Colombia tuvo un rol importante en la crisis de Honduras, luego se dijo que podría colaborar en un eventual diálogo entre Israel y Palestina, todo enmarcado en una intención de lograr cierto liderazgo regional. ¿Cómo va ese proyecto?
Yo quiero hacer una aclaración: en ningún momento queremos ser líderes regionales. El liderazgo no se busca, el liderazgo llega el día en que los otros consideren que es así. Lo que hemos querido en el caso con Honduras es ayudar. En la medida en que podamos ser puente, en que podamos tener unos diálogos suficientemente abiertos, francos, como los que tenemos con los vecinos y con la región, pues buscamos ayudar. Eso fue lo que hicimos con Israel y Palestina, y déjeme decir que todo es a solicitud de otro. Nosotros no llegamos a decir a un país si quiere que entremos a mediar o a participar. No. Ahora, por ejemplo, Israel ha vuelto a preguntar si podemos retomar el diálogo con Palestina, y lo haremos con el mayor de los gustos. Las posiciones que ha tenido Colombia ayudan.
¿Y en el caso de Paraguay?
Mire que en Paraguay pensaban que internamente estábamos del lado de Venezuela y Ecuador. Paraguay nos ha dado las gracias por como hemos manejado el tema, no hemos querido que sea suspendido de más organismos, ni que haya sanciones económicas. No vamos a parar nuestra cooperación con ellos. Al contrario, queremos que el país logre tener un proceso electoral transparente. De Paraguay nos pidieron que estuviéramos en la misión de Unasur que va a visitar el país. Va a ir el doctor Horacio Serpa.
¿Cuándo se posesiona el nuevo embajador de Colombia en Estados Unidos, Carlos Urrutia?
Está haciendo su curso de inducción y apenas lo termine se posesiona. El doctor Urrutia tiene unas capacidades y unas posibilidades muy grandes de seguir mejorando las relaciones, no sólo con el gobierno de Estados Unidos, también con el Congreso.
¿En qué punto están las relaciones con Ecuador?
Van muy bien. El diálogo es muy bueno, el balance positivo.
Por Diego Alarcón Rozo
