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Un día después de que Hamás divulgara un video en el que aparece Elkana Bohbot, un colomboisraelí secuestrado el 7 de octubre de 2023, su pareja, Rebecca González, expresó preocupación por las condiciones en las que él está retenido. Esto lo hizo casi a la par de que dos mamás de otros rehenes, a través de una rueda de prensa de este martes, criticaran al gobierno de Benjamin Netanyahu y aseguraran que los recientes bombardeos en la Franja de Gaza solo empeoran la situación y ponen aún más en riesgo la vida de sus hijos.
En diálogo con Noticias Caracol, González aseguró que su esposo está muy cambiado: "Él es un hombre delgado y yo veo que él tiene los cachetes inflamados (...). ¿Qué le hicieron? (...). Los especialistas me dicen que él en este momento tiene una desnutrición en cuanto a proteína en su cuerpo (...). La sangre hace edemas en sus piernas, en su estómago y también en su rostro". Ella le recrimina al Gobierno israelí que se haya olvidado de su liberación, pese a haber sido priorizado en las últimas negociaciones.
Su clamor es el mismo que el de muchos familiares de quienes siguen cautivos: “No me lo dejen morir allá, necesito ayuda. Mi esposo está sufriendo, está desesperado y roto (...). Yo veo a alguien que ya está al borde del colapso y no lo quiero recibir en un ataúd”.
El calvario de los rehenes de Hamás
Entre los 59 secuestrados que permanecen en el enclave palestino están David y Ariel Cuño, así como Eitan Horn. El primero de ellos, junto a su esposa y sus hijas gemelas de 3 años, Yuli y Emma, fue secuestrado en el kibutz Nir Oz. Ellas fueron liberadas en la tregua de noviembre de 2023.
A la par, su hermano fue raptado con su pareja, Arbel Yehoud, que salió de cautiverio en febrero. Eitan y su hermano también fueron secuestrados en el mismo lugar, con la diferencia de que Iair quedó libre hace un mes.
Las mamás de ellos, Silvia Cuño y Ruthy Chmiel, aseguraron que su vida se congeló el 7 de octubre. Desde entonces no han tenido paz y la zozobra aumenta con el paso del tiempo. Es difícil mantener tradiciones y festividades, ni ellas ni muchos otros están en ese ánimo, pues su dolor es el dolor de un mismo pueblo. Ellas siguen sacando fuerza de sus familias y de la gente en las calles que les muestran solidaridad.
En medio de la reanudación de los bombardeos contra Gaza, ambas creen que eso no ayuda. “Debieron negociar y luego darles lo que querían. Eso era lo primordial”, dijo Chmiel. Cuño, por su parte, agregó: “Es un gravísimo error porque pueden matar a mis hijos. Denles todo lo que quieran, después nos arreglamos”.
Las dos anhelan el día en el que puedan abrazar a sus seres queridos. Mientas eso pasa, Cuño vive en el centro-sur de Israel, lejos de Gaza, donde se siente segura, a diferencia de Chmiel, que de tanto en tanto sigue escuchando las sirenas y con ellas piensa en cómo estará Eitan, a quien anhela decirle lo que ya le pudo expresar a Iair: “Puedes estar tranquilo, estás en casa”.
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