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Ban reiteró, durante un encuentro con la prensa, que Naciones Unidas "hará todo lo que pueda para proporcionar ayuda humanitaria" al pueblo birmano.
Indicó que los problemas de comunicación con el país asiático hacen difícil evaluar con seguridad el alcance de los daños y la pérdida de vidas humanas, pero se mostró sorprendido por las cifras dadas por las autoridades birmanas.
"Me alarma mucho las informaciones que hemos recibido de que el número de víctimas ya ha aumentado a 15.000 personas", dijo el máximo responsable de la ONU.
Ban aseguró que su jefe de gabinete se reunió con el embajador de Birmania ante la ONU, Kyaw Tint Swe, para discutir qué tipo de ayuda necesitaba el país asiático.
Al mismo tiempo, prosiguió, se ha movilizado un equipo de expertos de la ONU para evaluar la situación en el país y qué asistencia pueden ofrecer las diversas entidades que conforman Naciones Unidas.
"La ONU asume el compromiso de ayudar activamente al pueblo de Myanmar", agregó.
El régimen militar birmano, que aseguró que aceptará la ayuda de Naciones Unidas, dijo a la comunidad diplomática y a representantes de la ONU que la cifra de víctimas mortales por el ciclón Nargis puede llegar a las 15.000 personas.
La ONU calcula en varios cientos de miles las personas que perdieron sus casas y se encuentran en la calle, con necesidad de techo, agua potable y alimentos.
"Varios cientos de miles de personas necesitan alojamiento y agua potable para beber", dijo Richard Horsey, de la Oficina Coordinadora de Asuntos Humanitarios de la ONU en Bangkok.
El estado de emergencia se declaró el sábado pasado, el mismo día en que el ciclón descargaba toda su potencia sobre el sur de Birmania, en las regiones de Rangún, Irrawaddy y Pegu y los estados Karen y Mon.
Las poblaciones de esos territorios se encuentran sin servicios de agua y de electricidad desde hace dos días, al tiempo que el precio de los alimentos básicos se ha disparado y es difícil el abastecimiento.