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Un tribunal egipcio ordenó este miércoles la libertad condicional del expresidente Hosni Mubarak, derrocado en 2011 por una rebelión popular, creando nuevos factores de tensión en un país sacudido por la caída de su sucesor islamista Mohamed Mursi y una ola represiva que en una semana dejó más de mil muertos.
El gobierno instalado por los militares ordenó a principios de la noche que en caso de ser liberado de la cárcel, Mubarak quedara en arresto domiciliario a la espera del veredicto en su juicio por asesinatos y por corrupción, tal y como lo autoriza la ley sobre el estado de emergencia restablecido la semana pasada, según anunció el gobierno.
La fiscalía general deberá decidir, probablemente el jueves, si libera a Mubarak o si lo mantiene en detención preventiva "por otros cargos", indicó el ministerio del Interior.
Mubarak, que había superado el periodo máximo de detención provisional en tres de los casos abiertos en su contra, obtuvo el miércoles que un tribunal ordenara su liberación en el cuarto y último caso, referente a acusaciones de enriquecimiento ilícito.
El nuevo régimen asestó el miércoles nuevos golpes a los partidarios de Mursi con las detenciones de Safwat Hegazy, un influyente predicador, y Murad Ali, portavoz del Partido de la Libertad y la Justicia (PLJ), vitrina política de los Hermanos Musulmanes, la cofradía del mandatario depuesto.
La jornada del viernes podría ser una prueba de la capacidad de movilización de los Hermanos Musulmanes. Los pro Mursi convocaron grandes manifestaciones para el "viernes de los mártires". Pero el régimen se vio sometido a presiones externas por la decisión de la Unión Europea (UE) de suspender la venta de armas y de material de seguridad a Egipto, debido a la férrea represión.
Los 28 países miembros de la UE decidieron "suspender las licencias de exportación de todos los equipos que puedan ser utilizados en la represión interna", según el documento de conclusiones de la reunión de ministros de Exteriores del bloque en Bruselas.
Desde el golpe que el 3 de julio derrocó a Mursi, las fuerzas de seguridad decretaron el estado de emergencia y detuvieron a miles de simpatizantes de los Hermanos Musulmanes, incluyendo a su Guía Supremo, Mohamed Badie, capturado el martes.Y el 14 de agosto dispersaron brutalmente dos campamentos islamistas instalados en plazas de El Cairo desde hacía más de un mes.
La intervención, duramente resistida, dejó un saldo de más de 600 muertos en el día más sangriento de la historia reciente de Egipto.El balance aumentó en los días siguientes a más de mil muertos, incluyendo a 37 islamistas que se hallaban detenidos y que según las autoridades habían protagonizado un intento de fuga.
Las fuerzas de seguridad perdieron por su lado el lunes 25 efectivos en un atentado con cohetes en la península del Sinaí. En total 45 uniformados murieron en los últimos días en esa región, limítrofe con la franja de Gaza.
El golpe también tensó las relaciones entre Turquía y Egipto.El gobierno egipcio dijo que se le estaba agotando la paciencia después de las últimas críticas del primer ministro turco, el islamista conservador Recep Tayyip Erdogan, que el martes dijo que Israel está detrás del derrocamiento de Mursi.