Oswaldo Payá: el premio de la discordia en Cuba

Ese país le prohibió el ingreso al secretario general de la OEA, Luis Almagro, quien iba a recibir este reconocimiento. También al expresidente mexicano Felipe Calderón y a la exministra chilena Mariana Aylwin.

Juan sebastián Jiménez Herrera
23 de febrero de 2017 - 03:49 a. m.
Oswaldo Payá: el premio de la discordia en Cuba
Foto: EFE - Juan Manuel Herrera

El secretario general de la OEA, Luis Almagro; el expresidente mexicano Felipe Calderón y la exministra chilena Mariana Aylwin pensaban asistir ayer a la entrega del premio Oswaldo Payá, en memoria del reconocido opositor cubano fallecido en 2012. Pero no contaban con que el gobierno cubano no los iba a dejar entrar a la isla.

Primero fue Mariana Aylwin, hija del expresidente chileno Patricio Aylwin. Cuando iba a chequear su tiquete, un funcionario de la aerolínea con la que iba a viajar a Cuba le comunicó que no iba a poder embarcar y le mostró un cable del gobierno cubano en el que se decía que Aylwin era “inadmisible” en ese país.

De inmediato, el Ministerio de Relaciones Exteriores de Chile emitió un comunicado, lamentando “profundamente” lo sucedido con la exministra. “El objetivo de su viaje era recibir de parte de una organización cívica (un) reconocimiento (para) su padre, el expresidente Aylwin”, dijo esa entidad.

Y, a renglón seguido, anunció que el gobierno chileno hará “presente a las autoridades cubanas su malestar por esta acción y llamará a informar al embajador de Chile en La Habana”.

Luego fue Calderón quien dio a conocer, a través de su cuenta de Twitter, que el gobierno cubano le había prohibido ingresar a la isla. “Lamentablemente no podré estar con ustedes en el homenaje a tu admirado padre” , dijo Calderón, en un trino dirigido a Rosa María Payá, hija del disidente y directora de la Red Latinoamericana de Jóvenes por la Democracia, ONG que otorga este reconocimiento.

Calderón se convirtió en el primer expresidente mexicano al que se le prohíbe ingresar a Cuba. En su caso, el gobierno mexicano no emitió ningún comunicado. El gobierno de Enrique Peña Nieto se limitó a lamentar lo ocurrido a través de Twitter. “La presencia de Felipe Calderón en Cuba no representa ninguna afectación para el pueblo y gobierno cubanos. Lamentamos la decisión”, trinó el canciller mexicano, Luis Videgaray.

Ya para ese momento había dudas sobre si Cuba iba a permitir el ingreso a la isla del protagonista de la entrega del Oswaldo Payá: el secretario general de la OEA, Luis Almagro. El mismo Almagro dilucidó ayer las dudas en una carta a Rosa María Payá.

En ella dio a conocer que el 16 de febrero un funcionario de la OEA, Chris Hernández-Roy, fue citado a una reunión con el cónsul cubano, Alejandro Padrón Corral, en la que este le informó que el ingreso de Almagro a Cuba sería negado.

Durante el encuentro, el cónsul se mostró asombrado por el “involucramiento del secretario general de la OEA en actividades anticubanas” y dijo que pedir una visa para asistir a la entrega del premio Oswaldo Payá era una “provocación inaceptable”.

La OEA respondió vehemente que la visita de Almagro a Cuba no constituía un riesgo para la isla: “Sería bastante ridículo que luego de años de revolución, tanto el bienestar del pueblo cubano, como las relaciones bilaterales con Estados Unidos, dependieran de esta ceremonia” . Pero Cuba no dio su brazo a torcer.

Y eso que Almagro, Calderón y Aylwin no sufrieron incidentes peores. Como sí ocurrió con otros invitados a la entrega del Oswaldo Payá. Por ejemplo: los periodistas Henry Constantín, de la Sociedad Interamericana de Prensa, y Sol García Basulto, corresponsal del portal 14ymedio, quienes fueron detenidos.

En un comunicado, el presidente de la Comisión de Libertad de Prensa de la Sociedad Interamericana de Prensa, Roberto Rock, exigió la liberación de ambos comunicadores. “Las medidas dictatoriales del gobierno de Cuba no han cambiado un ápice, siguen hostigando e irrespetando la libertad de expresión”, sostuvo Rock.

Y agregó que la apertura de Cuba “al mundo será posible cuando se garanticen los derechos humanos de todos los cubanos a las libertades de expresión y de prensa, y mientras esto no ocurra, seguiremos denunciándolo en voz alta”. Otro asistente al evento, el coordinador en Chile de la Red Latinoamericana de Jóvenes por la Democracia, Juan Carlos Vargas, fue deportado al llegar a Cuba.

Al final el homenaje Oswaldo Payá se realizó sin ninguno de ellos. Pero se realizó a fin de cuentas y Rosa María Payá pudo recordar a su padre: un eterno opositor, ganador del Premio Sájarov por su labor como defensor de derechos humanos, candidato en varias ocasiones al Premio Nobel de Paz y vicepresidente de honor de la Internacional Demócrata de Centro.

Un hombre que en los 90 promovió un cambio en Cuba. Que se puso a recoger firmas para que el gobierno cubano, por lo menos, considerara reformar la Constitución. Consiguió 11 mil, mil más de las necesarias por ley para tal objetivo. Pero el régimen no sólo hizo caso omiso a su solicitud sino que, además, inició una persecución en su contra. Y lo sigue persiguiendo porque, pese a que murió en 2012, su nombre sigue causándole escozor al régimen.

Por Juan sebastián Jiménez Herrera

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