Con la idea de que los talibanes cumplan con la petición de permitir el acceso a la educación de las niñas y mujeres afganas, varios países ofrecieron fondos para pagar los salarios de los maestros solo en las provincias en las que se cumpla con dicha exigencia. Más allá de que el gobierno talibán afirmara que permitirá que las niñas en edad de asistir a la escuela secundaria reciban educación a partir de marzo, algunos diplomáticos afirmaron que se necesitan pruebas físicas y presupuestarias de ello.
En caso de que las niñas regresen a las aulas, los recursos para pagar los sueldos de los educadores vendrían del Fondo Fiduciario para la Reconstrucción Afgana (ARTF), administrado por el Banco Mundial. De este mecanismo venía la mayor parte de la ayuda a Afganistán antes de que los talibanes tomaran el poder en agosto de 2021, momento desde el cual el fondo ha permanecido congelado.
Le sugerimos: Afganistán: la “segunda madre” que no se abandona ni olvida
Aunque los países se niegan a reconocer la administración que surgió por la violenta toma del país asiático, las naciones Occidentales han llegado a la conclusión de que se debe superar la tradicional ayuda humanitaria, y vincular la transferencia de algún dinero para los actores involucrados en la educación de las niñas y mujeres parece ser una estrategia para ello. Entre tanto, Londres y otras capitales han estado presionando para que se libere un tramo más grande de fondos ARTF, pero están a la espera de un documento de la junta del Banco Mundial que trazará una guía sobre cómo se podría liberar efectivo para salarios en educación, salud y producción agrícola sin llegar a los talibanes.
Según se lee en The Guardian, un plan a mediano plazo considera que las agencias de la ONU, como Unicef o la Cruz Roja Internacional, produzcan listas de los trabajadores de salud y educación de primera línea para que los pagos puedan enviarse directamente a sus cuentas bancarias.
Estas determinaciones se conocen después de unas reuniones que sostuvieron los talibanes en Noruega, en las que los diplomáticos occidentales aseguraron que la ayuda destinada a Afganistán dependía del respeto a los derechos humanos.
La delegación de los talibanes, encabezada por el ministro de Relaciones Exteriores, Amir Khan Mutaqqi, se reunió con el representante francés Bertrand Lotholary, el británico Nigel Casey y con algunos miembros del ministerio noruego de Relaciones Exteriores. Por ejemplo, el primer ministro noruego, Jonas Gahr Store, afirmó que “dejamos claro que queremos ver a las niñas en la escuela en marzo, también a las de más de 12 años. Queremos ver acceso humanitario”. Además, frente a las críticas que se desataron por la reunión, aseguró que Oslo fue un primer paso para evitar “un desastre humanitario. La alternativa de dejar a Afganistán, un millón de niños, en peligro de hambruna no es una opción. Tenemos que lidiar con el mundo como es”.
👀🌎📄 ¿Ya te enteraste de las últimas noticias en el mundo? Te invitamos a verlas en El Espectador.