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La policía brasileña desmanteló el martes una gigantesca red de abortos clandestinos en Río de Janeiro y arrestó al menos a 47 personas, incluidos tres médicos y seis policías.
La organización pedía 7.500 reales (unos 3.260 dólares) por aborto, una práctica que aún es ilegal en Brasil salvo casos de violación o amenaza a la vida de mujeres embarazadas, según un comunicado de la policía enviado a la AFP.
La operación "Herodes", ejecutada por 500 efectivos de la policía civil, fue lanzada el martes por la madrugada. A las 10H00 locales (13H00 GMT), 47 personas habían sido detenidas.
Uno de los presuntos líderes de la organización, el médico Aloisio Soares Guimaraes, fue preso.
La red practicaba abortos, incluso en mujeres con más de cinco meses de gestación, "sin condiciones de higiene y salubridad, arriesgando la integridad física y salud de las pacientes", indicó el comunicado.
Entre los detenidos hay hasta ahora tres médicos, cuatro policías civiles, dos policías militares y un bombero. Hay también orden de arresto contra otros ocho policías civiles, 10 médicos, un médico falso, un bombero, tres abogados y un militar del Ejército.
La investigación, la mayor de su tipo, duró 15 meses. Se demostró que 2.000 mujeres se sometieron a abortos en clínicas clandestinas de la red, de las cuales 80 declararon en la policía.
Dos casos recientes han llamado la atención de la sociedad, según el sitio de noticias G1 de Globo.
Jandira Magdalena dos Santos, 27 años, murió a finales de agosto en una zona humilde de Rio. Su cuerpo fue encontrado quemado en un vehículo. Nueve personas fueron presas por este crimen.
El otro caso es el de Elizangela Barbosa, 32 años, que murió el 20 de setiembre después de que se practicara un aborto en Niteroi, una ciudad vecina a Rio. Estaba embarazada de cinco meses y en la operación fue olvidado un tubo de plástico en el útero. Su marido dijo que pagó 2.800 reales (unos 1.200 dólares) por el procedimiento.
Ni la presidenta Dilma Rousseff, que busca la reelección en el balotaje del 26 de octubre, ni su rival, el socialdemócrata Aecio Neves, apoyan una flexibilización de la ley contra el aborto.