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Sophie Wilmès apenas lleva seis meses en el cargo de primera ministra de Bélgica y ya ha tenido que lidiar con la peor crisis de su nación en más de 70 años: la pandemia de coronavirus. Hasta ahora, Bélgica ha registrado más de 9.000 muertes por COVID-19 y por lo menos 55.000 casos confirmados de ciudadanos con el virus, lo que convierte al país en una de las naciones con proporciones de contagio por ciudadano y tasas de mortalidad per cápita más altas del mundo.
La delicada situación llevó a que el Gobierno Nacional impulsara un decreto que hace posible que los trabajadores de la salud se vean obligados a ir a trabajar para a atender la crisis. Esto, sumado al descontento general que ya existía por la falta de empleados, de recursos y el precario salario de los enfermeros y enfermeras, llevó a que decenas de empleados del hospital Saint-Pierre en Bruselas protestaran el domingo contra la mandataria, cuando esta se acercó al establecimiento a escuchar los reclamos de los portavoces del sector salud. Apenas el vehículo que transportaba a Wilmès llegó al Saint-Pierre, una fila enorme de enfermeros y enfermeras comenzó a darle la espalda, simbolizando la desprotección que les ha dado su gobierno.
Wilmès trató de evadir el episodio dirigiéndose al interior del hospital en donde se reunió con representantes del personal médico con los que habló durante 40 minutos sobre las condiciones de su sector.
“"Las visitas a los hospitales Chirec-Delta y Saint-Pierre fueron un momento de reuniones, un diálogo importante para el personal de enfermería y para mí. Situación de salud, protecciones, carga mental, promoción de la profesión, financiamiento de la atención médica, no se excluyó ningún tema”, señaló la mandataria belga. “Creo que habrá un ‘después del COVID-19. Nadie puede negar que no ha entendido ni sentido la angustia del personal de enfermería, que se ha visto agravado tras las actuales dificultades”, agregó.
Sin embargo, las palabras de respeto por el gremio de la gobernante, que intentaron abrir un canal de comunicación más estable con su administración, fueron borradas por el mensaje de una de las miembros de su gabinete. Marie-Christine Marghem, ministra del gobierno y miembro del partido MR de Wilmès, declaró en un post en su cuenta personal de Facebook que las protestas del Saint-Pierre había sido “ridícula” y recalcó que los participantes de dicha manifestación actuaron como “niños que no podían obtener lo que querían”. Le puede interesar: Las condiciones para salir del confinamiento, según expertos
Las palabras de Marghem reavivaron el debate sobre la desprotección en la que permanecen miles de trabajadores de la salud en el país. Esta no es la primera protesta que se presenta contra el gobierno, pues hace tan solo unos días unos 250 trabajadores de un hospital en Lieja se reunieron para manifestarse contra el manejo del gobierno belga frente a la crisis del coronavirus por medio de un baile.
A Wilmès no solo le están cobrando su gestión actual, sino también su labor como ministra de Presupuesto durante los pasados cuatro años. Durante su tiempo en esa cartera, la ahora primera ministra hizo recortes masivos en el gasto de atención médica. Aunque la situación respecto a muertes y casos confirmados por COVID-19 parece haberse estabilizado esta semana, pues las muertes se han reducido a poco menos de 100 por día, este episodio marcará el futuro del recién conformado gobierno belga.
¿Por qué hay tantas muertes registradas en Bélgica por COVID-19?
Desde el inicio de la crisis, Bélgica comenzó a realizar un estricto conteo de los casos y las muertes por el nuevo coronavirus. Esto, según la Kaiser Health News, le da a la nación datos más precisos, y por lo tanto más mortales. El profesor Patrick Deboosere de la Universidad Libre de Bruselas advierte que en comparación con otros países Bélgica tiene mayor precisión, lo que hace que probablemente algunos gobiernos tengan que ajustar sus cifras en un futuro, pues no han sido tan estrictos a la hora de contabilizar sus casos.