¿Por qué Mugabe no pudo gobernar hasta los 100 años?

El mandatario de Zimbabue, de 93 años, terminó al frente de su país tras la guerra independentista. Su esposa, los veteranos de guerra y el vicepresidente le cerraron el camino.

Mateo Guerrero Guerrero
15 de noviembre de 2017 - 08:52 p. m.
Grace Mugabe es 40 años menor que su esposo. / AFP
Grace Mugabe es 40 años menor que su esposo. / AFP

Para la primera dama de Zimbabue, los 93 años de su esposo no eran un impedimento para que él siguiera gobernando. “Si Dios decide llevárselo, entonces preferiríamos postular a su cadáver”, se le escuchó decir de cara a las próximas elecciones, programadas justo después del cumpleaños 94 de su esposo y en las que Robert Mugabe buscaba no sólo quedarse en la Presidencia, sino añadir más tiempo a las casi cuatro décadas que lleva en el poder y, con algo de suerte, cumplir la promesa de gobernar hasta los 100 años. Al parecer, los altos mandos militares de Zimbabue no estaban de acuerdo.

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Desde la tarde del martes, los tanques empezaron a rodear la capital, Harare, y poco después se supo que Mugabe estaba bajo prisión domiciliaria. En una transmisión televisiva, el portavoz de los militares, Subisiso Moyo, negó que la operación fuera un golpe de Estado: “Simplemente tenemos como objetivo los criminales que rodean al presidente Mugabe, quienes están […] causando sufrimiento social y económico”. Mientras la primera dama escapaba rumbo a Namibia, no era difícil imaginar a quién se refería Moyo.

-La primera dama-

“El principal interés de Grace parecen ser las compras”, decía sobre la primera dama un cable de la embajada estadounidense en 2007. “Consideramos que Grace tiene poca o ninguna influencia política sobre su esposo”, continuaban los oficiales diplomáticos en lo que hoy es una clara prueba del paso del tiempo. Siete años después de ese comunicado, Grace Mugabe, antigua secretaria del presidente y 40 años menor que él, decidió entrar a la política. Antes cursó dos años en la Universidad de Zimbabue, por los que recibió un doctorado, desde entonces, se dedicó de lleno a mover los hilos de su esposo y de la Unión Nacional Africana de Zimbabue-Frente Patriótico, el partido de gobierno.

-Los héroes de guerra-

Zimbabue nació hace apenas 37 años, cuando un grupo de nacionalistas, liderados por Mugabe, le quitó el poder a la minoría blanca, segregacionista y descendiente de colonos británicos. El fin de la guerra, que fue celebrado con un concierto de Bob Marley, dejó un saldo de al menos 27.000 muertos y un nutrido grupo de veteranos de guerra encargados de hacer política.

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Después de la operación militar que terminó con Mugabe en poder del ejército, Asociación Nacional de Veteranos de la Guerra de Liberación no tardó en declararse de acuerdo. La razón, de nuevo, es la primera dama. Para satisfacer sus intereses políticos, Grace logró la expulsión de dos de los veteranos más importantes en el partido de gobierno. Primero fue, Joice Mujuro, antigua vicepresidente y desterrada del partido por acusaciones que iban desde la traición y pasaban por la brujería hasta llegar al uso de faldas cortas. Después le tocó el turno a Emmerson Mnangagwa, el actual vicepresidente y cuya dimisión forzada fue el origen de la actual crisis.

-El antiguo mejor amigo-

Dicen que, bajo la influencia de Grace, con quien empezó su relación mientras su primera esposa moría por una enfermedad terminal, el presidente Mugabe ha tomado malas decisiones. Según Wikileaks, el mandatario está involucrado en una red de tráfico ilegal de diamantes. También condujo al país a una agobiante crisis económica (casi el 90 % de la población está desempleada) y, en las últimas dos décadas, la divisa oficial de Zimbabue ha cambiado en dos ocasiones. El último error de Mugabe fue expulsar al vicepresidente Mnangagwa para abrirle camino a la carrera política de su esposa.

La pelea entre Mnangagwa y la primera dama incluye supuestos intentos de envenenamiento, que habrían sido orquestados por ella, y una larga lista de ataques verbales contra el vicepresidente quien, al resistirse a las aspiraciones políticas de Grace, fue acusado por provocar la división en el partido de gobierno. Subestimar el poder de Mnagagwa que, como él, es un veterano de guerra y además contaba con el apoyo de los militares parece ser el último error que Robert Mugabe cometió en sus 37 años de gobierno.

Por Mateo Guerrero Guerrero

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