"Creemos que los llamados para que se cierre Al-Jazeera son un intento de silenciar la libertad de expresión en la región y de suprimir el derecho a la información" declaró en un comunicado el canal internacional de noticias cuya clausura está entre las exigencias para levantar el bloqueo que pesa contra Catar.
Desde el 5 de junio, los gobiernos de Egipto, Emiratos Árabes Unidos, Bahréin y Arabia Saudí impusieron un cerco económico y diplomático contra el pequeño emirato árabe.
Además del cierre del servicio satelital de noticias, se le exige al gobierno de Doha que suspenda su colaboración con Irán y Turquía, así como hacer públicos sus presuntos lazos con ISIS, Al Qaeda y los hermanos musulmanes, estos últimos, considerados una organización terrorista para los gobiernos de Rusia y Egipto.
Durante los alzamientos populares de la primavera árabe Al Jazeera, que ya tenía un largo historial transmitiendo mensajes de Al Qaeda, le dio voz a organizaciones que como ISIS y los Hermanos Musulmanes que fueron protagonistas en la desestabilización de la región a partir de 2011. Eso, sumado a que el servicio satelital se escapa de la censura de los gobiernos locales por tener su cede en Catar incrementaron la tensión en contra del servicio informativo.
No es la primera vez que Al Jazeera está en la mira de los poderosos. En enero de 2006, dos parlamentarios británicos filtraron documentos secretos sobre reuniones entre Tony Blair y el entonces presidente George W. Bush. En ellos se ponía en evidencia la intención del gobierno estadounidense de realizar acciones militares en contra de sede catarí de Al Jazeera.
La medida nunca llegó a ser efectiva, pero se estima que era una consecuencia del intenso trabajo que, desde 2001, del canal había realizado para mostrar las consecuencias que para los civiles había tenido la invasión estadounidense a Irak.
Mediante un comunicado, Al Jazeera dio a conocer que las demandas para provocar su cierre eran un "intento de silenciar libertad de expresión". Sin embargo, el historial de la cadena catarí no está libre de polémica.
Su cubrimiento del conflicto árabe-israelí, casi siempre del lado palestino, le ha valido múltiples críticas que han llegado incluso a las acusaciones de antisemitismo. También están quienes dicen que Al Jazeera está dedicada a satisfacer los intereses del gobierno catarí, una situación no muy diferente a la de Al Arabiya, propiedad del gobierno saudí