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La primera ministra británica, Theresa May, ganó el miércoles la moción de censura lanzada contra su liderazgo por diputados rebeldes de su formación, anunció Graham Brady, presidente del comité encargado de la organización interna del Partido Conservador en el parlamento.
La jefa de gobierno conservadora obtuvo 200 votos a favor, mientras que los otros 117 legisladores conservadores en la Cámara de los Comunes le retiraron su confianza, precisó Brady en una breve comparecencia.
Horas antes de la votación, May anunció que prevé abandonar su cargo antes de las próximas elecciones legislativas de 2022, indicó el parlamentario Alec Shelbrooke. Le puede interesar: Defendían a rabiar el “brexit” y ahora temen salir de la UE
"Ha dicho que no tenía intención de liderar (la campaña) para las elecciones de 2022", declaró este diputado conservador a la prensa. La dirigente realizó esa declaración ante el denominado Comité 1922, responsable de la organización interna de los conservadores, antes de la votación de una moción de censura.
La prensa inglesa aseguró a lo largo del miércoles que May tenía garantizada la victoria, pero diputados conservadores no estaban convencidos de ella. Tras el resultado, el líder del Partido Laborista, Jeremy Corbyn, declaró que May sufrió un duro golpe, y por ello la desafió a convocar la votación sobre el Brexit la próxima semana. Lea también: ¿Por qué aplazo Theresa May la votación del brexit?
Corbyn no fue el único en arremeter contra May esta tarde. En el campo contrario, el jefe del grupo de diputados conservadores euroescépticos ERG, Jacob Rees-Mogg, afirmó que "el país necesita un nuevo líder" y que en la reunión previa al voto May repitió "el mismo viejo discurso de siempre, nada nuevo".
"Este gobierno es una farsa, el Partido Conservador está sumido en el caos, la primera ministra es una desgracia", declaró el nacionalista escocés Ian Blackford, llamando a May a dimitir.
Tras sobrevivir al voto de confianza de su partido, el reto de May por salvar el controvertido acuerdo de la desconfianza de un sector de los conservadores persiste. El texto que selló con la Unión Europea, fruto de 17 meses de difíciles negociaciones, provoca rechazo principalmente por el denominado "backstop": un mecanismo ideado para evitar la reinstauración de una frontera en la isla de Irlanda que amenace el Acuerdo de Paz de 1998, con que se puso fin a 30 años de sangriento conflicto.
Los defensores del Brexit temen que este mantenga a Reino Unido permanentemente atrapado en las redes europeas y el pequeño partido unionista norirlandés DUP -en cuyo apoyo se basa May para gobernar- se niega a que la provincia de Irlanda del Norte tenga un trato diferente al resto de Reino Unido.
Tras el referéndum de junio de 2016 en que el 52% de los británicos votó a favor del Brexit, Reino Unido debe salir de la Unión Europea a finales de marzo y si no logra ratificar un texto negociado con Bruselas podría verse abocado a hacerlo sin acuerdo, lo que tendría catastróficas consecuencias para la economía británica.