Ihab se desplazó con sus hijos desde Jan Yunis hasta Rafah, en un trayecto de una hora y media caminando, para lograr obtener algo de la ayuda que estaba repartiendo el fin de semana la Fundación Humanitaria de Gaza, respaldada por Estados Unidos e Israel, pero cuestionada por la ONU y otras organizaciones sociales. Allí vio unos tanques cerca y se asustó. De un momento a otro se registraron disparos en todas las direcciones. En medio de ello, Yazan Musleh, de 13 años, resultó herido de bala en el abdomen. “Se sabe que estas distribuciones de ayuda son degradantes y humillantes, pero estoy desesperado porque mis hijos se mueren de hambre. ¿Aun así nos disparan?”, le aseguró este padre de familia al medio Al Jazeera.
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En los últimos días se registraron varios incidentes violentos cerca del mismo centro de distribución de asistencia humanitaria en el sur de la Franja de Gaza. El domingo y el lunes, el ejército israelí reconoció haber disparado tiros de advertencia contra sospechosos que avanzaban hacia las tropas y que, según ellas, representaban una amenaza. El martes, tras denuncias del uso de helicópteros y drones, se conoció de otro tiroteo en medio de una multitud hambrienta. Las Fuerzas de Defensa de Israel aseguraron que las personas no se retiraron luego del fuego de advertencia y que se realizaron disparos adicionales. Después se leyó en un comunicado que los individuos no siguieron las rutas de acceso al sitio donde está el centro de distribución de ayuda, que frenó la repartición hasta el jueves para indagar sobre lo que pasó.
Entretanto, en un mensaje publicado el miércoles en las redes sociales, el portavoz de las Fuerzas de Defensa de Israel, el teniente coronel Avichay Adraee, les advirtió a los gazatíes que no utilizaran las carreteras que conducen a los puntos de repartición de ayuda, pues por el día fueron consideradas “zonas de combate”. Debido a ello, el acceso fue prohibido y considerado peligroso. Por su parte, la fundación dio a conocer que estaba hablando con el ejército israelí para que las tropas “guíen el tráfico peatonal, de manera que se minimicen las confusiones o los riesgos de escalada”, mejoren su entrenamiento y “refinen los procedimientos internos para apoyar la seguridad”.
“La humanidad está fallando en Gaza”, expresó en una entrevista con la BBC Mirjana Spoljaric, presidenta del Comité Internacional de la Cruz Roja: “Esto sobrepasa cualquier estándar legal, moral y humano”. Apenas el martes, la organización registró una afluencia de 184 pacientes, 27 de los cuales fallecieron. La mayoría de las personas llegaron con heridas de bala y aquellas que recobraron la conciencia aseguraron que resultaron lesionadas mientras intentaban llegar a un centro de asistencia. En solo una semana, el personal de la entidad respondió a cinco incidentes con víctimas masivas, cuatro de los cuales ocurrieron en solo 96 horas. El reporte de lo sucedido el domingo, día en el que el hijo de Ihab quedó herido, fue de 179 pacientes, quienes, en su mayoría, llegaron con heridas de bala y de metralla.
Rodrigo Karmy, académico en el Centro de Estudios Árabes de la Universidad de Chile, aseguró que lo que se ve en Gaza no solo es un desprecio total al Derecho Internacional Humanitario, sino también la inexistencia de la ayuda y, en su reemplazo, una guerra contra la población: “Israel la instrumentaliza para provocar que los gazatíes mueran de hambre”. Según el académico, la asistencia es parte del arsenal bélico israelí y, en esa medida, “está orientada a producir el hambre, perpetuando así un genocidio sin necesidad de tirar bombas”. Y en esto, según él, no solo tiene responsabilidad Israel, sino también Occidente, y con ello se refiere a Estados Unidos y Europa, en medio de una situación que también tiene algo de geopolítica.
En ese sentido, mencionó los yacimientos de gas en el mar del enclave palestino y la idea que viene rondando desde hace décadas acerca de concretar el canal Ben Gurión, considerado por algunos como un medio para no solo crear una nueva ruta marítima con independencia frente a Egipto y al canal de Suez, sino también para profundizar en la normalización de las relaciones entre Israel y los países árabes, en un mundo después de la pandemia del coronavirus, afectado por la guerra en Ucrania. En palabras de Karmy, “Israel espera posicionarse como la gran fuente de gas para Europa, en reemplazo de Rusia”. De hecho, en medio del asedio israelí a Gaza, el gobierno de Benjamin Netanyahu les otorgó silenciosamente licencias a empresas locales e internacionales para encontrar y extraer gas de áreas consideradas zonas marítimas palestinas.
Eso provocó la reacción de centros jurídicos, como Adalah, que el año pasado aseguró ante la Agencia Anadolu, por medio de los pronunciamientos de Suhad Bishara, una de sus funcionarias, que existe la preocupación de que “Israel explore y explote unilateralmente los recursos naturales en las aguas marítimas de Palestina para sus propios beneficios financieros y coloniales”, teniendo en cuenta que eso ya ha pasado antes. De hecho, en Cisjordania ha participado en actividades como la extracción y explotación de recursos del mar Muerto, aunque eso es una violación al derecho internacional.
“Esto es una colonización”, comentó Karmy, quien se remonta a los siglos XIX y XX para reforzar su argumento acerca de que la cuestión palestina nunca ha sido un asunto únicamente israelí, y ahí recuerda que los británicos instauraron un mandato entre 1917 y 1947, cuando antes esas tierras eran parte del Imperio otomano. Eso, según él, destruyó el movimiento nacional y las sublevaciones que apuntaban a la formación de un Estado palestino, allanando así las posteriores acciones de Israel. Lo nuevo ahora es que al bloqueo de 2007 se está sumando la matanza en masa de gazatíes, que se está viendo en vivo y en directo.
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