Durante la medianoche del lunes, Israel quebró la tregua con Hamás al lanzar una serie bombardeos en varias zonas, desde el norte hasta el sur de Gaza, que mataron al menos a 400 personas e hirieron a otras 562, según el Ministerio de Sanidad de la Franja, en pleno mes de Ramadán.
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Ahora, se cuestiona lo que Israel busca realmente con este ataque. Según la analista internacional y experta en Medio Oriente María Teresa Aya, Israel busca “la aniquilación de Hamás (...) es cuestión de mantener sus fronteras seguras, ese es el nombre de la guerra. No quieren tener un grupo de terroristas armados que sea una amenaza para ellos en sus fronteras”, pero esto, se está llevando a cabo a costa de las muertes civiles no involucrados en la guerra, como niños, que, solamente en esta noche, sumaron 174 entre las víctimas mortales, según reportes.
La tregua, vigente desde el 15 de enero, detuvo 15 meses de enfrentamientos entre Israel y Hamás. Pero ahora, con estos bombardeos, se asume que la guerra ha vuelto. El gobierno israelí justificó la ofensiva, alegando que era necesaria tras el estancamiento de las negociaciones para extender la primera fase del alto al fuego, que incluía devolución de todos los rehenes y los cuerpos de los fallecidos. “Israel seguirá combatiendo en la Franja de Gaza hasta que todos los rehenes hayan regresado”, declaró el ministro de Defensa, Israel Katz, en la madrugada del martes.
Según la lectura de Manuel Camilo González, profesor de la Universidad Javeriana y consultor político, “la tregua estaba condenada a fracasar por la desconfianza entre ambas partes. La demora en la entrega de los rehenes es apenas una de las justificaciones, ya que el gobierno de Tel Aviv considera que Gaza no sigue siendo una zona segura para Israel mientras Hamás siga existiendo”, explica.
La segunda fase de la tregua contemplaba una nueva negociación con cambios respecto a la propuesta anterior. La primera planteaba el fin de la guerra, la reconstrucción de Gaza y la retirada de las tropas israelíes. Sin embargo, el 14 de marzo, Israel, con el respaldo de Estados Unidos, presentó una nueva condición: la salida de Hamás en lugar de la retirada israelí. Aunque el grupo palestino rechazó la oferta, su respuesta no fue concreta, según Israel. Poco después, la ofensiva militar se reanudó con nuevos bombardeos sobre Gaza.
El gobierno israelí dijo que este ataque en específico tenía como objetivo eliminar a altos mandos de Hamás, entre ellos Esam al Dalis, jefe de facto del gobierno de la organización; Ahmed Al-Hetta, viceministro de Justicia; y Mahmoud Abu Watfa, jefe de los servicios de seguridad. De acuerdo con las fuentes palestinas, los tres fallecieron.
Sin embargo, como se ha visto en imágenes, la ofensiva también impactó campamentos de desplazados. Según AFP, los tanques israelíes abrieron fuego a lo largo de la frontera, forzando a miles de civiles a huir nuevamente de sus hogares. Ahora, los hospitales y centros de emergencia siguen colapsados ante la llegada masiva de heridos, especialmente después de que Israel bloqueó la entrada de ayuda humanitaria desde el 2 de marzo.
Familias de rehenes critican la ofensiva israelí
La reanudación de los bombardeos ha generado fuertes críticas dentro de Israel, especialmente por parte de los familiares de los rehenes que siguen en Gaza. El martes, justamente unas horas después de los bombardeos en la Franja, cientos de personas se manifestaron contra la decisión del primer ministro, Benjamín Netanyahu, en Jerusalén y Tel Aviv.
Según el medio británico The Guardian, los manifestantes acusan al primer ministro de utilizar los ataques aéreos como una estrategia para desviar la atención de sus problemas políticos internos y mantenerse en el poder, justo cuando se investiga si asesores de Netanyahu favorecieron intereses de Catar, un aliado de Hamás.
Familiares de los rehenes advierten que la ofensiva podría retrasar aún más la liberación de sus seres queridos. Yarden Bibas, quien regresó tras meses de cautiverio en Gaza y cuya esposa e hijos fueron asesinados en la Franja, escribió en Facebook: “La decisión de Israel de volver a combatir me lleva de vuelta a Gaza, a los momentos en los que escuchaba explosiones a mi alrededor y temía por mi vida. La presión militar pone en peligro a los rehenes; un acuerdo los trae de vuelta”.
Aún permanecen 59 rehenes en manos de Hamás. Durante la primera fase de la tregua, Israel logró recuperar a 33 ciudadanos israelíes y cinco tailandeses a cambio de la liberación de 2.000 prisioneros palestinos. El gobierno israelí esperaba recuperar a los rehenes restantes antes del fin del Ramadán y la Pascua judía, que se celebran entre principios y mediados de abril.
El rol de EE. UU. y la relevancia de Irán en este conflicto
El papel de Estados Unidos en esta nueva escalada ha sido ambiguo, según Gabriel Clavijo, docente e investigador de Relaciones Internacionales y Estudios Políticos de la Universidad Militar Nueva Granada. Aunque el 14 de marzo propuso extender la tregua con el objetivo de facilitar la liberación de rehenes, “la falta de un acuerdo concreto llevó a que Washington diera luz verde a Israel para intensificar su ofensiva”, asegura.
“Al no haber un resultado o un comunicado efectivo por parte de Hamás, o una voluntad para extender el acuerdo en su primera fase, creo que Estados Unidos autorizó, dio el visto bueno para autorizar el bombardeo”, explicó el profesor.
Esta decisión conlleva riesgos importantes. En lugar de doblegar a Hamás, podría llevar a una radicalización aún mayor, fortaleciendo su postura de resistencia y desencadenando represalias violentas contra Israel y sus aliados en la región, dice el profesor.
Hay que tener en cuenta que la respuesta estadounidense también se ve enmarcada en una creciente tensión con Irán. La potencia persa ha mostrado su respaldo a Hamás y podría escalar aún más la crisis. En este contexto, el apoyo de Washington a Israel no solo pone en duda su compromiso con la paz en la región, sino que también genera preocupaciones, una vez más, sobre una posible expansión del conflicto más allá de Gaza. La analista Aya dice que la posición estadounidense se ha endurecido hacia “una estrategia de confrontación total”.
“Trump tiene una visión mucho más parecida a la de Netanyahu, de aniquilar a los grupos terroristas que no pueden estar ni deben estar al mando de ningún territorio en el mundo”, explica Aya. De hecho, tras los bombardeos recientes, la administración estadounidense reiteró su postura de no tolerar ataques en la región, especialmente contra sus aliados, en clara referencia a Israel. Esto sugiere que más que una estrategia ambigua, Estados Unidos ha endurecido su posición, priorizando la presión militar sobre cualquier posibilidad de negociación. Este enfoque corre el riesgo de avivar aún más el conflicto, con consecuencias para toda la región.
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