Desde que los talibanes tomaron el poder en 2021, rápidamente impusieron una estricta interpretación de la Sharia (la ley islámica) a lo largo del país. Hoy, según la Corte Suprema del Talibán, cerca de 355.000 casos se han resuelto. Para las mujeres, eso ha significado, por ejemplo, que sus divorcios sean revocados o se les niegue el acceso a la educación secundaria y universitaria.
De acuerdo con un reporte de El Comercio, Bibi Nazdana, de 20 años, solicitó hace cinco años de manera inmediata la separación de un hombre con el que su padre acordó casarla cuando tenía siete años. En ese momento, consiguió su libertad, pero con el regreso de los talibanes recibió la noticia de que su exmarido la estaba buscando.
“Después de cerca de dos años de batallar, finalmente gané el caso. La corte me felicitó y dijo: ‘Ahora estás separada y eres libre de casarte con quien sea que tú quieras’”, contó la mujer.
Pero un año después, los talibanes tomaron el poder y su exesposo, recientemente incorporado al Talibán, solicitó a la corte revocar la decisión que había zanjado el gobierno anterior.
“Nos dijeron que si no accedíamos”, dijo Shams, hermano de Nazdana, “entregarían a mi hermana a él (Hekmatullah, el exmarido) por la fuerza”, agregó.
Pese a las súplicas de Shams ante el juez, que señaló que un nuevo fallo pondría la vida de su hermana en grave riesgo, el tribunal anuló la decisión anterior y decretó que Nazdana debía volver con su exesposo de manera inmediata, detalló el diario peruano.
Pero Nazdana apeló la decisión para ganar tiempo y huyó junto con su hermano a un país vecino.
Según, Abdulwahid Haqani, responsable de prensa del Tribunal Supremo, “Nuestros jueces estudiaron el caso desde todos los ángulos y fallaron a favor de Hekmatullah”, afirmó el funcionario, de acuerdo con el medio.
“La decisión de la anterior administración corrupta de cancelar el matrimonio de Hekmatullah y Nazdana fue contraria a la Sharia y a las normas del matrimonio, porque en el momento de la vista judicial, Hekmatullah no estaba presente”, agregó.
Los talibanes afirman que sus jueces de línea dura no solo están haciendo cumplir las leyes actuales, sino que están trabajando horas extra para llegar al pasado y revocar sentencias anteriores.
De acuerdo con el medio, conforme a datos del régimen, cerca del 40 % de los casos en los tribunales son disputas sobre terrenos y más de un 30 % por asuntos familiares, incluido el divorcio.
“Los antiguos tribunales tomaban decisiones basadas en un código penal y civil. Pero ahora todas las decisiones se basan en la Sharia (la ley islámica)”, sostiene Abdulrahim Rashid, director de Relaciones Exteriores y Comunicaciones de la Corte Suprema talibana.
Los talibanes se basan en gran medida en la “Hanafi Fiqh”, la jurisprudencia religiosa que data del siglo octavo y que era practicada ampliamente a lo largo del mundo islámico en lugares como el Imperio Otomano, y que sigue vigente hasta hoy en diferentes países islámicos.
Ahora, Nazdana se encuentra desplazada en un país vecino junto a su hermano. Guarda como un tesoro los documentos que tiene como única prueba de su identidad como mujer soltera y libre. Desde allí pide ayuda a la ONU.
“He llamado a muchas puertas pidiendo ayuda, incluida la ONU, pero nadie ha escuchado mi voz. ¿Dónde está el apoyo? ¿No merezco la libertad como mujer?”, expresó.
“En peligro el futuro de toda una generación”
Afganistan, el único país que impide a las niñas y mujeres asistir a escuelas secundarias y universidades.
Al menos 1,4 millones de adolescentes en Afganistán fueron privadas del acceso a la educación secundaria desde que los talibanes regresaron al poder en 2021, poniendo en peligro el futuro de toda una generación, informó la UNESCO.
Actualmente, casi 2,5 millones de niñas y adolescentes están privadas de su derecho a la educación, lo que representa 80 % de las jóvenes en edad escolar, según informó la agencia de la ONU para la educación, la ciencia y la cultura en un comunicado al cumplirse los tres años desde la recuperación del control de Afganistán por parte de los talibanes.
“La UNESCO está alarmada por las consecuencias perjudiciales de esta creciente tasa de deserción escolar, que podría llevar a un aumento del trabajo infantil y a matrimonios precoces”, afirmó.
“En solo tres años, las autoridades de facto casi eliminaron dos décadas de progreso constante en la educación en Afganistán, y el futuro de toda una generación está ahora en peligro”, destacó la agencia.
La administración talibana, que no es reconocida por ningún otro país, impuesto restricciones a las mujeres que la ONU describe como “apartheid de género”.
La directora general de la UNESCO, Audrey Azoulay, instó a la comunidad internacional a mantenerse movilizada “para obtener la reapertura incondicional de escuelas secundarias y universidades para las niñas y mujeres afganas”.
El acceso a la educación primaria también disminuyó drásticamente, con 1,1 millones menos de niños y niñas asistiendo a la escuela, señaló.
La inscripción en la educación superior también es motivo de preocupación, agregó el comunicado, señalando que el número de estudiantes universitarios disminuyó 53 % desde 2021.
“Como resultado, el país se enfrentará rápidamente a una escasez de graduados capacitados para los trabajos más especializados, lo que agravará los problemas de desarrollo”, subrayó la UNESCO.
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