¿Se acabó el desastre en Fukushima?
En un mismo día, los japoneses se enfrentaron a un terremoto, un tsunami y un accidente nuclear. El Gobierno insiste en que la energía nuclear es esencial para el país. Recuperación va por el 10%.
Redacción Internacional
El terremoto de nueve grados que ocurrió en Japón hace cinco años tuvo tres consecuencias inmediatas e indeseables: un tsunami que arrasó las costas del país, más de 18.000 muertos y la explosión de la planta nuclear de Fukushima. “Nos recuperamos poco a poco, pero el tsunami siempre vuelve”, dijo a EFE el profesor Shigehisa Sato, testigo del desastre que todavía hoy impacta las vidas de los japoneses.
La liberación de radiación nuclear es una de las aristas más preocupantes. Desde la tragedia de Fukushima, el Gobierno se vio obligado a desactivar los 54 reactores nucleares que había por entonces. Se sospechaba, y luego se comprobó, que las medidas de seguridad en caso de emergencia fueron por completo inadecuadas. El Gobierno también prometió abandonar la energía nuclear para 2030.
Sin embargo, tras la elección de Shinzo Abe como primer ministro, su partido ha apuntado a la apertura de las plantas nucleares, con la promesa de rígidas medidas de seguridad. “Nuestro país pobre en recursos no puede prescindir de la energía nuclear”, dijo Abe en una rueda de prensa. Los tribunales han estado en contra de las determinaciones de Abe y han detenido la reactivación de numerosos reactores. Hoy existen 43 reactores nucleares en el país proclives a explosiones similares a la de Fukushima.
“Al principio no quería hablar de ello. Era demasiado duro, no me podía quitar de la cabeza los alumnos que murieron, pero me di cuenta de que es importante que la gente sepa lo que pasó y mantener vivo el recuerdo”.
Kozoue, cocinero
“No merece la pena gastar tanto dinero (para recuperar los pueblos). Nunca va a volver a ser nada igual. Mucha gente se ha ido y no va a regresar. No quieren volver a ver agua en su vida. Aquí sólo vamos a quedar los viejos”.
Satoko Kikuchi, enfermera
“Parece que todo ha vuelto a la normalidad, que nos hemos recuperado. Pero no es verdad. Cuando llega marzo, un mes en el que empiezan a salir las flores, yo lo veo todo gris. Aquí no lo hemos olvidado, nunca lo haremos”.
El señor Segaya
El “Japan Times” recoge esta voz, que prefirió usar ese nombre en busca del anonimato: “Muchos evacuados tienen todavía miedo de que los esfuerzos por descontaminar no sean suficientes. Cortan árboles en las calles, pero no saben si así se va la radiación”.
El terremoto de nueve grados que ocurrió en Japón hace cinco años tuvo tres consecuencias inmediatas e indeseables: un tsunami que arrasó las costas del país, más de 18.000 muertos y la explosión de la planta nuclear de Fukushima. “Nos recuperamos poco a poco, pero el tsunami siempre vuelve”, dijo a EFE el profesor Shigehisa Sato, testigo del desastre que todavía hoy impacta las vidas de los japoneses.
La liberación de radiación nuclear es una de las aristas más preocupantes. Desde la tragedia de Fukushima, el Gobierno se vio obligado a desactivar los 54 reactores nucleares que había por entonces. Se sospechaba, y luego se comprobó, que las medidas de seguridad en caso de emergencia fueron por completo inadecuadas. El Gobierno también prometió abandonar la energía nuclear para 2030.
Sin embargo, tras la elección de Shinzo Abe como primer ministro, su partido ha apuntado a la apertura de las plantas nucleares, con la promesa de rígidas medidas de seguridad. “Nuestro país pobre en recursos no puede prescindir de la energía nuclear”, dijo Abe en una rueda de prensa. Los tribunales han estado en contra de las determinaciones de Abe y han detenido la reactivación de numerosos reactores. Hoy existen 43 reactores nucleares en el país proclives a explosiones similares a la de Fukushima.
“Al principio no quería hablar de ello. Era demasiado duro, no me podía quitar de la cabeza los alumnos que murieron, pero me di cuenta de que es importante que la gente sepa lo que pasó y mantener vivo el recuerdo”.
Kozoue, cocinero
“No merece la pena gastar tanto dinero (para recuperar los pueblos). Nunca va a volver a ser nada igual. Mucha gente se ha ido y no va a regresar. No quieren volver a ver agua en su vida. Aquí sólo vamos a quedar los viejos”.
Satoko Kikuchi, enfermera
“Parece que todo ha vuelto a la normalidad, que nos hemos recuperado. Pero no es verdad. Cuando llega marzo, un mes en el que empiezan a salir las flores, yo lo veo todo gris. Aquí no lo hemos olvidado, nunca lo haremos”.
El señor Segaya
El “Japan Times” recoge esta voz, que prefirió usar ese nombre en busca del anonimato: “Muchos evacuados tienen todavía miedo de que los esfuerzos por descontaminar no sean suficientes. Cortan árboles en las calles, pero no saben si así se va la radiación”.