Siete veces sí: Lenín Moreno triunfa en la consulta popular

En Ecuador, la multa por no votar es de US$386. Eso explica que la participación en la consulta popular convocada por el presidente Lenín Moreno haya llegado al 74,8 % de los más de 13 millones de ciudadanos que estaban llamados a las urnas y le dieron con sus votos una victoria contundente al mandatario.

A pesar de llegar al poder con el aval de Alianza País, el partido de su antecesor, el presidente Moreno empezó a marcar distancia con Rafael Correa desde los primeros días de su gobierno. Argumentaba la necesidad de dejar atrás la polarización provocada por 10 años ininterrumpidos de Correa en el poder. Ese distanciamiento, que después devino en ataques verbales en los que Correa acusaba al presidente de gobernar con “el programa de la oposición”, se cristalizó en la consulta popular.

(Lea también: Ecuador: Esmeraldas votó en paz y bajo estado de excepción)

En ella, los ecuatorianos le dijeron sí a la pregunta que buscaba cerrarle el paso a la reelección presidencial, por lo que Correa no podrá presentar su candidatura en 2021. Los ciudadanos también respondieron afirmativamente a la reforma del Consejo de Participación Ciudadana, un organismo desde el cual se nombra a los responsables de los organismos de control y que desde su creación fue un bastión de Correa.

La victoria de Lenín Moreno en el resto de preguntas, que abarcaban temas tributarios, la lucha contra la corrupción, la regulación de la minería y los crímenes sexuales contra menores de edad, es una señal del respaldo que los ecuatorianos le dieron a su mandato y una muestra del debilitamiento que sufre su antecesor.

Basta comparar la primera vez que Correa convocó una consulta popular, en 2007, con la última, a comienzos del año pasado. En su primer mandato les preguntó a los ecuatorianos si querían una nueva Constitución y el 81 % estuvo de acuerdo. Diez años después, la cantidad de votos favorables se redujo al 55 %, cuando en el último tramo de su estadía en la Presidencia logró prohibir que los servidores públicos tuvieran inversiones y propiedades en el extranjero.

Otra muestra del debilitamiento de Correa se dejó ver en medio de su campaña por el No, en el cantón norteño de Quinindé. Allí, mientras el expresidente hablaba por los micrófonos de Radio Mágica, la caravana que lo transportaba por el país fue atacada con huevos y basura. La prensa ecuatoriana recoge al menos siete episodios parecidos, siendo el de Quinindé el de mayor gravedad, pues la multitud que lanzaba arengas e impedía que el exmandatario saliera del recinto tuvo que ser dispersada con gases lacrimógenos.

La tensión se empezó a disipar el viernes pasado, con el fin de las campañas y la entrada en vigor de la ley seca. Incluso en las regiones donde habían ocurrido problemas de orden público, como San Lorenzo, donde un ataque con carro bomba obligó a las autoridades a declarar el estado de excepción, las elecciones se llevaron a cabo con normalidad.

Entre las huestes correístas, el apoyo a su posición en la consulta, que, según el conteo rápido del Consejo Nacional Electoral, al cierre de esta edición rondaba el 30 % en cada pregunta, no representa una derrota. “Es un gran logro y una victoria de la Revolución Ciudadana, porque aún con todas las fuerzas políticas de oposición y los medios de comunicación monopólicos al unísono del Sí, habremos logrado con el No mantener esa base dura”, dijo la agencia Efe la asambleísta Gabriela Rivadeneira, considerada la mano derecha de Correa.

Por su parte, Moreno celebró el triunfo que alcanzó aglutinando en menos de un mes a varias fuerzas políticas en contra del correísmo: “No volverán ya los viejos políticos, tienen la obligación de renovarse”, dijo el mandatario interrumpido por aplausos y sin mencionar ningún nombre en particular.

El Consejo Nacional Electoral tiene planeado dar a conocer los resultados oficiales el 14 de febrero, pero, desde ya, los resultados preliminares auguran una transformación política en el vecino país.

En Ecuador, la multa por no votar es de US$386. Eso explica que la participación en la consulta popular convocada por el presidente Lenín Moreno haya llegado al 74,8 % de los más de 13 millones de ciudadanos que estaban llamados a las urnas y le dieron con sus votos una victoria contundente al mandatario.

A pesar de llegar al poder con el aval de Alianza País, el partido de su antecesor, el presidente Moreno empezó a marcar distancia con Rafael Correa desde los primeros días de su gobierno. Argumentaba la necesidad de dejar atrás la polarización provocada por 10 años ininterrumpidos de Correa en el poder. Ese distanciamiento, que después devino en ataques verbales en los que Correa acusaba al presidente de gobernar con “el programa de la oposición”, se cristalizó en la consulta popular.

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En ella, los ecuatorianos le dijeron sí a la pregunta que buscaba cerrarle el paso a la reelección presidencial, por lo que Correa no podrá presentar su candidatura en 2021. Los ciudadanos también respondieron afirmativamente a la reforma del Consejo de Participación Ciudadana, un organismo desde el cual se nombra a los responsables de los organismos de control y que desde su creación fue un bastión de Correa.

La victoria de Lenín Moreno en el resto de preguntas, que abarcaban temas tributarios, la lucha contra la corrupción, la regulación de la minería y los crímenes sexuales contra menores de edad, es una señal del respaldo que los ecuatorianos le dieron a su mandato y una muestra del debilitamiento que sufre su antecesor.

Basta comparar la primera vez que Correa convocó una consulta popular, en 2007, con la última, a comienzos del año pasado. En su primer mandato les preguntó a los ecuatorianos si querían una nueva Constitución y el 81 % estuvo de acuerdo. Diez años después, la cantidad de votos favorables se redujo al 55 %, cuando en el último tramo de su estadía en la Presidencia logró prohibir que los servidores públicos tuvieran inversiones y propiedades en el extranjero.

Otra muestra del debilitamiento de Correa se dejó ver en medio de su campaña por el No, en el cantón norteño de Quinindé. Allí, mientras el expresidente hablaba por los micrófonos de Radio Mágica, la caravana que lo transportaba por el país fue atacada con huevos y basura. La prensa ecuatoriana recoge al menos siete episodios parecidos, siendo el de Quinindé el de mayor gravedad, pues la multitud que lanzaba arengas e impedía que el exmandatario saliera del recinto tuvo que ser dispersada con gases lacrimógenos.

La tensión se empezó a disipar el viernes pasado, con el fin de las campañas y la entrada en vigor de la ley seca. Incluso en las regiones donde habían ocurrido problemas de orden público, como San Lorenzo, donde un ataque con carro bomba obligó a las autoridades a declarar el estado de excepción, las elecciones se llevaron a cabo con normalidad.

Entre las huestes correístas, el apoyo a su posición en la consulta, que, según el conteo rápido del Consejo Nacional Electoral, al cierre de esta edición rondaba el 30 % en cada pregunta, no representa una derrota. “Es un gran logro y una victoria de la Revolución Ciudadana, porque aún con todas las fuerzas políticas de oposición y los medios de comunicación monopólicos al unísono del Sí, habremos logrado con el No mantener esa base dura”, dijo la agencia Efe la asambleísta Gabriela Rivadeneira, considerada la mano derecha de Correa.

Por su parte, Moreno celebró el triunfo que alcanzó aglutinando en menos de un mes a varias fuerzas políticas en contra del correísmo: “No volverán ya los viejos políticos, tienen la obligación de renovarse”, dijo el mandatario interrumpido por aplausos y sin mencionar ningún nombre en particular.

El Consejo Nacional Electoral tiene planeado dar a conocer los resultados oficiales el 14 de febrero, pero, desde ya, los resultados preliminares auguran una transformación política en el vecino país.