El talibán, de nuevo en el poder en Afganistán desde 2021, expresó su preocupación por la escalada de violencia entre Irán y Pakistán y le pidió a ambos gobiernos “evitar la violencia” y desescalar las tensiones.
“A la luz de la paz y la estabilidad recién encontradas en la región después de prolongadas guerras e inestabilidad impuestas, ambas partes deben dirigir sus esfuerzos hacia un mayor fortalecimiento de la estabilidad regional y la resolución de disputas a través de canales diplomáticos y diálogo”, dijo el portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores del gobierno talibán, Abdul Qahar Balkhi, en X, antes conocido como Twitter.
El miércoles, Pakistán bombardeó posiciones en Irán, alimentando la tensión en la región. La operación, que dejó nueve muertos, ocurrió en respuesta a un ataque similar perpetrado por Irán del lado de la frontera paquistaní.
¿Qué pasa en Oriente Medio?
A las múltiples crisis en la región, con Israel librando una guerra contra Hamás en la Franja de Gaza desde octubre y los rebeldes hutíes propalestinos de Yemen atacando buques comerciales en el mar Rojo, se sumó la escalada entre Irán y sus vecinos.
Pakistán, único país musulmán que posee armas nucleares, e Irán enfrentan a diferentes grupos insurgentes que operan en la zona fronteriza entre los dos países. Durante la semana, Irán también bombardeó Irak y Siria, contra lo que llamó “grupos terroristas anti-iraníes”. Ambos países suelen acusarse mutuamente de permitir que grupos armados operen en el territorio de su vecino, pero es raro que sus fuerzas regulares reaccionen.
China, que mantiene relaciones privilegiadas con ambos países, se dijo dispuesta a “tener un papel positivo para calmar la situación” y urgió a ambas partes a “evitar una escalada de tensiones”. Estados Unidos urgió igualmente a ambas partes a rebajar la tensión.
Baluchistán, la clave de la tensión
Irán y Pakistán comparten una frontera de unos 1.000 kilómetros a lo largo de estas provincias, con gran actividad de contrabando, especialmente de combustible, debido a la porosidad de esta zona limítrofe.
Sistán-Baluchistán, una provincia al sureste de Irán que limita con la provincia paquistaní de Balochistán, es el epicentro de la crisis. La zona concentra a la población más empobrecida de ambos países. Históricamente, esta árida región se ha visto aquejada por la sequía y el desempleo.
Allí reside el pueblo baluchí, cuya población se estima en 10 millones de habitantes, la mayoría de los cuales vive en Pakistán, con varios millones en Irán y una pequeña minoría en Afganistán.
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¿Quiénes son los baluchíes?
Los baluchíes son musulmanes sunitas, lo que los convierte en Irán en una minoría étnica y religiosa, en un país cuya religión dominante es chiita.
La tensión ha sido habitual a ambos lados de la frontera, pero pocas veces al nivel de los últimos días, en los que Irán y Pakistán atacaron lo que denominan objetivos “terroristas” al interior de las provincias vecinas.
Al interior de Irán se han registrado en los recientes meses ataques del grupo armado separatista sunita Jaish al Adl (Ejército de Justicia), calificado por Irán y por su archienemigo Estados Unidos como una organización terrorista.
Jaish al Adl fue fundado en 2012 tras la desintegración de un grupo similar, Jundallah, que por años realizó ataques contra las fuerzas de seguridad iraníes, pero quedó debilitado con la captura y posterior ejecución de su líder Abdolmalek Rigi en 2010.
Según reportes de medios iraníes oficiales, Rigi fue arrestado en excepcionales circunstancias en febrero de 2010 cuando aviones caza iraníes forzaron a aterrizar en Irán a un avión de pasajeros que viajaba a Kirguistán. Fue ahorcado en junio de ese año.
Al otro lado de la frontera, las fuerzas paquistaníes han combatido durante dos décadas a una nueva versión de un grupo insurgente separatista baluchí, que ha matado centenares de personas en ataques contra las fuerzas de seguridad, personal gubernamental y civiles no baluchíes.
Los separatistas baluchíes y grupos defensores de derechos humanos afirman que la represión militar de la insurgencia ha causado despariciones generalizadas y muertes extrajudiciales.
Desde 2014, los separatistas han atacado proyectos relacionados con el Corredor económico China-Pakistan (CPEC), un proyecto que forma parte de las Nuevas Rutas de la Seda chinas (BRI) y gran parte de los cuales se realizan en Balochistán, territorio rico en minerales.
Los separatistas baluchíes no son los únicos que usan como base la región, gran parte de la cual no está bajo control del gobierno. Los gobiernos occidentales acusaron en el pasado a Pakistán de facilitar a los líderes talibanes un refugio seguro ahí y también se han registrado actividades de una rama aliada al grupo yihadista Estado islámico.
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¿Cómo empezó la crisis?
La provincia iraní de Sistán-Baluchistán se ha desestabilizado desde 2022 cuando residentes participaron en las grandes protestas nacionales en Irán surgidas tras la muerte de la joven Mahsa Amini cuando estaba detenida por la policía.
El 30 de septiembre de 2022, unas 80 personas murieron, según Amnistía, cuando fuerzas de seguridad dispararon contra una marcha en Zahedan, la principal ciudad de Sistán-Baluchistán.
Los militantes se han quejado de que la región ha sido víctima de discriminación económica y política por parte del liderazgo chiita iraní, con un número desproporcionado de ejecuciones de baluchíes por ahorcamiento, acusados en particular de tráfico de drogas.
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