A partir de junio del próximo año, las mujeres de Arabia Saudita tendrán el derecho de ponerse detrás de un volante, conducir y, en teoría, moverse libremente. Sin embargo, si quieren comprar un carro, aun necesitan el permiso oficial de un hombre.
Manal Shariff, una de las activistas que organizó manifestaciones en contra de la restricción, celebró en sus redes sociales y aseguró que el siguiente paso será abolir la ley de los guardianes, bajo la cual se permiten este tipo de paradojas que atentan contra los derechos de las mujeres.
Y es que la ley no solo las obliga a buscar el permiso de un hombre para comprar carro. Estas son las restricciones a las que todavía deben enfrentarse las mujeres en Arabia Saudita:
- Los “guardianes legales”
Además, el gobierno saudita se ha caracterizado por la interpretación más literal y radical de la Sharia. Eso significa que muchos musulmanes en el mundo no están de acuerdo con las prohibiciones contra las mujeres que promueven los sauditas, pues su interpretación del libro sagrado es distinta.
Es así como bajo la interpretación que en ese país se hace de la ley islámica y del sistema guardianes que está allí consignado, las mujeres no pueden viajar al exterior, obtener un pasaporte o salir de la cárcel sin el permiso de un hombre. Tampoco se pueden divorciarse, casarse, ni siquiera pueden practicarse una cirugía sin la autorización de su “guardián”.
La vida cotidiana de las mujeres está completamente permeada por las decisiones del gobierno y de los hombres. Tampoco pueden arrendar un apartamento, comprar casa o emprender un negocio por su propia cuenta. En caso de que muera el papá, entonces el hermano, el marido o el familiar que le siga en la línea de consanguinidad será el responsable de los permisos. Según The New York Times, no existe otro país musulmán que sea tan estricto en la aplicación de la ley de guardianes.
- No pueden estar en la misma habitación con una persona del sexo opuesto
En la vida cotidiana, una vez son adolescentes, ellas no pueden estar en la misma habitación con ningún hombre, a menos que sea su padre o su marido, lo que, en muchas ocasiones, las aísla social y familiarmente.
- No pueden quedarse con la custodia de los hijos después de un divorcio
- No pueden vestirse como quieren
- No pueden acceder a cargos importantes en el gobierno