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Torre de Tokio: Escritor corredor

Columna para acercar a los hispanohablantes a la cultura japonesa.

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Gonzalo Robledo * @RobledoEnJapon / Especial para El Espectador, Tokio
08 de julio de 2023 - 11:00 p. m.
El escritor japonés, Haruki Murakami.
El escritor japonés, Haruki Murakami.
Foto: AFP - PHILIP FONG
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Pocos escritores vivos de los que he leído más de cuatro libros despiertan opiniones tan viscerales como Haruki Murakami, candidato constante al Premio Nobel de Literatura y el novelista japonés más traducido y leído en la historia.

Entre los calificativos que recibe figuran realista mágico, surrealista, posmoderno, existencialista, amante de lo absurdo y minimalista. También lo llaman deshilvanado, imprevisible, repetitivo y narrador más bien flojo con sus finales.

Entre los intelectuales sesudos de Japón, la mención de Murakami como próximo Nobel suele suscitar una reacción parecida a la que generaría en su momento, imagino, la postulación al galardón sueco de la maestra inglesa del suspenso Agatha Christie.

La poderosa maquinaria global de ventas que se pone en marcha con cada nuevo libro de Murakami suple, para muchos críticos, su carencia de profundidad literaria.

Teru Miyamoto, veterano escritor a quien entrevisté con motivo de la traducción al español de una de sus novelas, hizo una pausa incómoda cuando inquirí su opinión sobre el autor de Kafka en la orilla y lo descalificó con la etiqueta de “literatura infantil”.

Uno de los primeros traductores de Murakami al inglés, el norteamericano Alfred Birnbaum, me contó que traducir al autor de Tokio Blues no representaba mayor esfuerzo.

“Carece de estilo”, me dijo, dándome a entender que sus frases solo requerían un simple trasvase de idiomas para conseguir equivalentes. “Dejé de traducir a Murakami cuando se empezó a tomar demasiado en serio y perdió el humor”, me afirmó.

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La última vez que oí denostar a Murakami fue en una conversación en la que una de las participantes sacó a colación su afición por participar en maratones y expresó su admiración por el libro De qué hablo cuando hablo de correr. Otro de los interlocutores, visiblemente contrariado, dejó ver su vena antimurakami y aseguró que había libros mejores que pasó a recomendar.

Aunque solo corro cuando voy tarde a una cita, el libro de Murakami me pareció una de sus creaciones más transparentes y sinceras.

Es autobiográfico, relata su nacimiento literario y explica cómo el tesón para madrugar a correr todos los días forjó un sano estilo de vida sobre el que se basa su disciplina y su productividad.

Murakami, y todos sus traductores al español, acaban de entrar en el panteón de excelencia del Premio Princesa de Asturias, donde este año valoraron su preocupación por “la soledad, la incertidumbre existencial, la deshumanización en las grandes ciudades y el terrorismo, pero también el cuidado del cuerpo”.

Muchos habitantes de Tokio aspiran a encontrárselo alguna mañana alrededor de algún parque trotando, urdiendo sus fantásticas tramas, ideando excéntricos personajes o, tal vez, intentando perdonar a sus detractores.

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Por Gonzalo Robledo * @RobledoEnJapon / Especial para El Espectador, Tokio

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Al(73439)09 de julio de 2023 - 12:55 p. m.
Te imagino escribiendo esta columna, siendo vigilado por un diablito en la ventana enviado por Murakami intentando escuchar tus pensamientos para determinar si eres fanvo detractor. Saludos!
  • gonzalo(99056)10 de julio de 2023 - 12:40 p. m.
    Gracias. Disfruto mucho a Murakami pero últimamente le dedico más tiempo a las autoras japonesas. Murata, Ogawa Yoko, Mieko Kawakami…
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