En las primeras horas del sábado, Israel lanzó ataques que describió como “precisos” contra objetivos militares en Irán. Este asalto es parte de la respuesta largamente anticipada de Israel al ataque con misiles lanzado por Irán a principios de mes. El 1° de octubre, Irán disparó 200 proyectiles hacia Tel Aviv y bases militares israelíes en represalia por la muerte del líder de Hezbolá, Hassan Nasrallah, y otras figuras clave.
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Las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) afirmaron que se dirigieron a sitios militares en varias regiones y los informes posteriores sugieren que se había atacado un sitio de producción de misiles iraní. Según el ejército persa, un civil y cuatro soldados murieron en los ataques. Irán confirmó más tarde el ataque, pero afirmó que los bombardeos solo causaron “daños limitados” en ciertas áreas.
Un ataque limitado
A pesar de la tensión, parece que los peores temores no se materializaron. De acuerdo con un informe del New York Times, Israel había considerado inicialmente atacar la infraestructura energética iraní tras el ataque del 1.° de octubre. Sin embargo, no hay indicios de que instalaciones nucleares o campos petroleros hayan sido objetivos de este último ataque.
Manuel Camilo González Vides, profesor del Departamento de Relaciones Internacionales de la Universidad Javeriana, describió este ataque como “una escalada inédita pero limitada”. Según González Vides, aunque se trata de la primera vez que una de las rivalidades de Medio Oriente, Tel Aviv-Teherán, emerge de manera directa con el bombardeo de infraestructura militar y civil de ambos lados, sigue siendo limitada ya que las acciones de ambos se dedican a desgastar la infraestructura clave del rival y mantener el patrón de guerra delegada por parte de Irán y de operaciones puntuales por parte de Israel.
González Vides subraya que Israel evita cruzar ciertas “líneas rojas”, como atacar instalaciones nucleares o petroleras en Irán, conscientes de las implicaciones de seguridad y económicas que tendría una escalada mayor. No atacar instalaciones petroleras también podría ser una recomendación de Washington, considerando la cercanía de las elecciones presidenciales en EE. UU., ya que un aumento en los precios del crudo afectaría negativamente la economía estadounidense.
¿Un contraataque directo?
La pregunta central sigue siendo: ¿cómo responderá Irán a este ataque? El liderazgo del país ha dicho que está considerando una respuesta a los ataques aéreos israelíes de este fin de semana. El presidente Masoud Pezeshkian dijo que Teherán no busca la guerra, pero que responderá “de manera apropiada” a los ataques. “No buscamos la guerra, pero defenderemos los derechos de nuestra nación y país”, afirmó el mandatario en una reunión del gabinete el domingo. Añadió: “Daremos una respuesta adecuada a la agresión del régimen sionista”.
Sin embargo, González no cree en una reacción directa por parte de Irán: “Considero que es una posibilidad remota.” Esto debido a factores como su debilitada economía bajo sanciones internacionales, el recuerdo de la devastadora guerra entre Irán e Irak en los años 80 y los recursos militares limitados con los que cuenta actualmente. Además, las incertidumbres políticas en Estados Unidos, que podría tener un impacto significativo en la región, también influyen en la cautela de Teherán.
¿Qué opciones tiene Irán?
La analista internacional Teresa Aya también considera improbable una respuesta enérgica de Irán. Según ella, Irán no desea provocar una guerra en este momento. “Se han dado cuenta de que, si atacan a Israel, este no va a parar. El gobierno de Netanyahu, con cualquier ataque, pequeño, mediano o grande, responde en grande”, comentó. Además, la reciente ofensiva israelí contra Hezbolá, que resultó en la eliminación de su líder y otros operativos clave, ha debilitado a uno de los principales aliados de la potencia persa, limitando aún más la capacidad de respuesta iraní.
Según la experta, la respuesta inicial de Irán al ataque, que minimizó la magnitud de los daños, podría ser una estrategia para evitar una escalada directa. Al caracterizar los ataques como “limitados”, Teherán mantiene abierta la posibilidad de una respuesta proporcional o contenida.
Por otro lado, según la experta, Irán está bajo presión para reaccionar. “Creo que seguirá atacando y respondiendo, pero será una respuesta limitada”, dijo. Una opción podría ser, según Aya, un ataque con drones en lugar de misiles.
Una potencial acción militar también podría llevarse a cabo de manera indirecta o a través de representantes o “proxies”. Los expertos hacen hincapié en que la estrategia de Irán ha consistido en mantener un enfoque de guerra delegada, apoyando a grupos como Hezbolá y Hamás en lugar de actuar directamente.
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Por Céline Elber
