Tres meses de guerra en Ucrania, ¿qué sigue tras la ofensiva rusa en el Donbás?

Con la toma de Mariúpol y el mayor número de ataques rusos concentrados en Severodonetsk transcurre el tercer mes de guerra en Ucrania. Entretanto, los esfuerzos diplomáticos por contener la ofensiva parecen desvanecerse.

24 de mayo de 2022 - 02:00 a. m.
El sargento ruso Vadim Shishimarin en el último día de su juicio por cargos de crímenes de guerra. / AFP
El sargento ruso Vadim Shishimarin en el último día de su juicio por cargos de crímenes de guerra. / AFP
Foto: Agencia AFP

Incluso cuando los expertos ven los objetivos de Vladimir Putin como insostenibles, pocos creen que esta guerra terminará rápido. “Todavía no estamos en un punto muerto”, escribió hace unos días Jonathan Beale, corresponsal de defensa de la BBC. A la vez, las agencias de prensa publicaron los testimonios del nuevo infierno en el Donbás: “Había una posibilidad de escapar, pues pensamos que esto no duraría mucho, como ocurrió en 2014. Pero ahora no sabemos a dónde ir, hay bombardeos todo el tiempo”, dijo a la AFP Tamara Nesterenko, una profesora en Severodonetsk, el nuevo epicentro de la ofensiva rusa en el este de Ucrania. Tras tres meses de guerra, ¿qué les depara a los ucranianos?

Arranquemos por los avances y retrocesos militares (y lo que significan para Putin). Rusia necesitó casi tres meses para lograr uno de sus cometidos: conectar por tierra las zonas separatistas prorrusas de Donetsk y Lugansk con la península de Crimea. Para crear este corredor estratégico, Rusia emprendió una ofensiva que dejó más de 20.000 civiles muertos en la sitiada ciudad de Mariúpol. El fin de la contienda, con la “liberación total” de la planta siderúrgica de Azovstal, el último bastión de la resistencia en esa ciudad, le dio a Putin una victoria importante: Moscú podría ejercer su control en toda la costa ucraniana del mar de Azov. Pero, ¿llegará a anexar el Donbás?

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“Lo que pase en esa zona es clave para entender cómo puede terminar la guerra”, le señaló a este diario el experto Vladimir Rouvinski. “Los rusos mantienen un control de facto en los territorios separatistas desde 2014. Aceptar esas repúblicas, y anexar esa región, puede ocurrir de la noche a la mañana, pero al hacer esto prácticamente se cierra cualquier otra negociación con Ucrania”, agregó. El analista dice que la guerra como tal, la fase activa, irá disminuyendo. “Es difícil para Rusia continuar con los combates. Además, Ucrania recuperó la idea de que pueden resistir a la ofensiva, sin mencionar el apoyo de Occidente”, comentó.

De hecho, en el último informe del Instituto para el Estudio de la Guerra (ISW), los expertos aseguran que las fuerzas rusas solo lograron avances mínimos en el este de Ucrania en los últimos días. Sin embargo, a la vez, se estarían preparando para operaciones prolongadas en el sur, y continuarán sus esfuerzos para rodear Severodonetsk y la ciudad de Lysychansk, también ubicadas en el Donbás.

“Putin todavía no ha declarado las regiones separatistas como parte de Rusia. Eso significa que tiene otras opciones que, lamentablemente, son muy difíciles de conocer”, agregó Rouvinski.

¿Le queda algo a la diplomacia?

“La victoria será sangrienta y el final, seguramente, estará en la diplomacia”, aseveró Volodimir Zelenski a la televisión ucraniana el fin de semana pasado. Según el internacionalista Jesús Agreda Rudenko, esas palabras del presidente ucraniano son muy políticas. Alcanzar una victoria militar ucraniana es muy difícil, no solo porque el país por sí mismo no la lograría, sino también porque la ayuda de otros Estados podría llegar muy tarde, no obstante, “parece ser la única opción”. Según el analista, aunque preferiría la diplomacia como salida, la victoria militar sería la opción más plausible. Además, no hay que olvidar que “a través del gas y del petróleo Putin sigue financiando la guerra”.

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Según Agreda Rudenko, en este punto de la ofensiva militar, es muy difícil alcanzar una salida negociada del conflicto, pues las posiciones de los actores son opuestas y no hay un lenguaje común que permita el diálogo. Ni Ucrania está dispuesta a perder territorio, ni Rusia parece querer renunciar a sus aspiraciones expansionistas en el este, donde, aproximadamente, mueren 100 soldados ucranianos al día, de acuerdo con Zelenski. Por eso, y teniendo en cuenta que los crímenes de guerra dificultan las negociaciones, se explica por qué se estancaron los encuentros mediados por Turquía.

Ahora bien, Ankara ha querido consolidarse como un actor clave dentro del sistema internacional. Pero el veto que emitió a la expansión de la OTAN, según comenta Rudenko, responde a su interés por consolidarse como un actor líder por sí solo, sin la intención de fortalecer el bloque, dando cuenta de las fisuras que existen dentro de la misma Alianza Atlántica.

¿Y qué viene para la seguridad europea?

“Creo que Suecia y Finlandia finalmente serán aceptados como miembros de la OTAN. La cuestión es cuándo”, comentó Rouvinski. “Y Turquía no está en contra de estas candidaturas, sino que ahora sabe que puede negociar. Básicamente, Erdogan quiere saber cuál es el precio que los otros miembros de la OTAN estarían dispuestos a ofrecer, no en términos monetarios, sino en reconocer sus intereses”, comentó el experto.

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Philip Bump, corresponsal del Washington Post, dijo que es probable que la alianza en sí misma no cambie mucho tras la llegada de Suecia y Finlandia, pero la tensión entre la OTAN y su oponente geopolítico sí podría hacerlo. “Esto no hace que la guerra sea más probable, pero el cambio de Finlandia hacia Occidente es el tipo de cambio que Rusia esperaba evitar”, comentó.

Por su parte, Ivo Daalder, exembajador de EE. UU. ante la OTAN, le señaló al medio Politico que la adhesión de ambos países reforzaría la seguridad en el norte de Europa y la región del Báltico. “La pertenencia de Finlandia y Suecia a la OTAN, indudablemente, trazará una línea más grande y audaz que dividirá a Europa, y más del doble de la cantidad de territorio de la OTAN que limita con Rusia. Pero eso es obra de Moscú, no de la OTAN”, agregó el experto.

¿Tendrá consecuencias la adhesión de ambos países a la Alianza? “Lo veo muy improbable, porque esto sí sería la Tercera Guerra Mundial, y eso, aparentemente, no es lo que quiere Putin”, explicó Rouvinski.

Los esfuerzos por esclarecer posibles crímenes de guerra

Luego de que el sargento ruso Vadim Shysimarin, de 21 años, se declarara culpable de haber asesinado a un civil de 62 años en la región nororiental de Sumy, con la idea de evitar que lo delatara en su intento por huir, un tribunal ucraniano lo condenó a cadena perpetua. Este caso es uno más entre las 12.000 investigaciones por crímenes de guerra que, según la Fiscalía ucraniana, el país está llevando a cabo desde el 24 de febrero.

Aunque es inusual que los juicios por crímenes de guerra se lleven a cabo mientras continúa el conflicto bélico, para Cristian González, abogado y politólogo de la Universidad de los Andes, esto es señal de un mensaje de no impunidad. “Es imposible juzgar todos los crímenes que se cometen, pues no hay recursos ni pruebas suficientes para ello, pero este juicio del sargento ruso muestra esa voluntad de no impunidad. Ahora bien, él aceptó los cargos, por lo que no se desarrolló un juicio como tal”.

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Él no cree que en el corto plazo, refiriéndose a un par de años, alguien se siente en La Haya para responder por crímenes contra la humanidad, aunque espera que en el mediano y largo plazo aquello sí suceda, partiendo del supuesto de que se capture a algún oficial o alto mando ruso. Además, ve con preocupación los problemas jurídicos que se pueden generar alrededor de la presunción de inocencia, pues “no pareciera que ningún soldado ruso fuera a salir inocente de una corte ucraniana”, y que, conforme las fuerzas de Kiev puedan retomar el poder en diferentes zonas, surjan imágenes similares a las de Bucha.

Entretanto, considera que los 42 expertos enviados por la Corte Penal Internacional van a aportar al Estado ucraniano las evidencias que poseen, en lo que se conoce como un ejercicio de complementariedad positiva entre las partes, juntando esfuerzos locales e internacionales.

¿Qué puede cambiar la balanza?

Para Agreda Rudenko, unas sanciones económicas más extremas, “que son difíciles de tomar, pues afectarían aún más la economía mundial, pero que son necesarias para asegurar, a su vez, la estabilidad del sistema a largo plazo”, podrían revertir el curso de la guerra. Algo similar comentó Rouvinski: “Hay pocas opciones, y hay que esperar, sobre todo a la segunda mitad del año. Por ahora la economía rusa, aunque tiene problemas de mediano y largo plazo, logra sostenerse y evitar el choque”, agregó el experto.

González advierte que no sería raro ver que en los próximos días Rusia comience con sus propios juicios contra soldados ucranianos, al tiempo que podrían aparecer más imágenes de posibles crímenes de guerra.

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Pese a las acusaciones por parte de Rusia, o a la guerra en general, Rouvinski dice que Ucrania está saliendo mucho más fortalecida en términos de su rol en la región. “No hay duda de que a este país ya se le conoce como parte de Europa, y será cuestión de tiempo que esto se fortalezca y se formalice. A pesar de las pérdidas de vidas humanas y de las destrucciones, Ucrania está saliendo con mayores ganancias al fin de cuentas. Esta guerra fue una decisión muy equivocada por parte de Vladimir Putin”, concluyó.

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