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El presidente Donald Trump ha extendido su ofensiva arancelaria a territorios que ni siquiera tienen habitantes humanos. Entre los objetivos de su política comercial también se encuentran las remotas Islas Heard y McDonald, ubicadas en el océano Índico subantártico y conocidas por su fauna de pingüinos y focas.
Durante su conferencia de prensa del miércoles, Trump anunció una nueva ronda de aranceles que impactará a numerosos países y territorios. En su presentación, utilizó un póster y documentos distribuidos a los reporteros, donde se incluyó a las Islas Heard y McDonald, junto con las demás naciones sujetas a las tarifas.
El documento oficial indicaba que las islas imponían un “arancel del 10 % a Estados Unidos debido a “manipulación de divisas y barreras comerciales”. Como respuesta, el gobierno estadounidense aplicó un “arancel recíproco con descuento” del mismo porcentaje, a pesar de que estas islas no tienen exportaciones ni actividad económica alguna.
Un ataque sin sentido por parte de Trump
Según reportó Wired, las Islas Heard y McDonald, administradas por la División Antártica de Australia, son un sitio del Patrimonio Mundial de la UNESCO desde 1997. Se caracterizan por su terreno volcánico, sus glaciares permanentes y una población abundante de elefantes marinos, pingüinos rey y diversas aves marinas. No cuentan con residentes humanos, industria ni actividad comercial que justifique su inclusión en una lista de represalias comerciales.
“Uno podría argumentar que esto va en contra del espíritu internacional del Tratado Antártico”, declaró a Wired Elizabeth Buchanan, experta en geopolítica polar del Instituto Australiano de Política Estratégica.
¿Por qué se les impuso aranceles?
La medida también afectó a otros territorios australianos como las Islas Cocos, Navidad y Norfolk, esta última con un arancel del 29 %. Según un funcionario de la Casa Blanca citado por Axios, las Islas Heard y McDonald fueron incluidas porque pertenecen a Australia, lo que las colocó automáticamente en la lista de tarifas.
El gobierno australiano aún no ha respondido de manera oficial a esta decisión, pero expertos advierten que podría ser una medida puramente simbólica. La División Antártica de Australia ha indicado que las islas solo reciben visitas esporádicas de barcos de investigación, turismo y pesca comercial, lo que hace que la aplicación de aranceles sea un gesto sin impacto real.
Mientras tanto, en redes sociales, los usuarios han reaccionado con incredulidad y humor ante la idea de que una colonia de pingüinos pueda estar involucrada en una guerra comercial con Estados Unidos.
Aunque el gobierno estadounidense no ha dado explicaciones sobre la inclusión de estos territorios, la medida refuerza la imagen de una política arancelaria caótica y poco meditada.
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