Carlos Andrés Pérez fue una figura prominente, no sólo de la política venezolana, sino del espíritu de integración que Bolívar soñó para las naciones que había fundado. La Gran Colombia no murió del todo en 1830, y aunque se vio salpicada por muchos avatares y contradicciones, hubo algunas figuras descollantes que procuraron mantenerla viva hasta nuestros días.
Una de esas figuras, a quien hacemos este miércoles homenaje póstumo, fue el ex presidente Pérez, líder absoluto de Acción Democrática y de una Venezuela sobria y empeñada en reducir al mínimo las diferencias, las desconfianzas y polarizaciones que, en ocasiones, parecen la única moneda corriente entre dos países cuyos destinos están tan unidos que ni siquiera los más feroces contradictores han podido separar nunca.
Formado en la universidad colombiana, este “andino” comprendió desde su juventud que la integración no sólo era posible sino deseable, conveniente y crucial para el destino de su propio país y para el de Colombia. Convencido de que las relaciones hermanas no se reducen a los aspectos meramente económicos o comerciales, sino que deben coadyuvar en los proyectos mutuos de desarrollo y proceder como una unidad frente a los desafíos que plantea el mundo contemporáneo, Pérez fue discreto y sensato cuando fue preciso, y activo y generoso cuando las circunstancias lo exigieron. Más que un nacionalista a ultranza, se caracterizó por el sano realismo frente a una Venezuela exageradamente orientada hacia el petróleo y obsesionada con una riqueza que ya en los años 70 se veía como pasajera y contradictoria.
Tuvo el valor de poner freno al derroche y poner coto a la corrupción reinante, sacrificando con ello casi toda su carrera política. A pesar de pertenecer a la izquierda democrática supo ver el peligro que hay en todo asistencialismo descontrolado y en todo nacionalismo exacerbado.
Durante su gobierno de los años 70 tuvo contacto con sus homólogos Misael Pastrana y Alfonso López Michelsen, luego en los 80, con Belisario Betancur y Virgilio Barco. Cuando el diferendo colombo-venezolano fue reconocido como un obstáculo para las buenas relaciones entre los dos países, Carlos Andrés Pérez fue uno de los promotores de la idea de congelarlo para que no hiciera daño al desarrollo de una de las más prósperas y ricas relaciones en materia comercial y económica.
Miramos por ello con nostalgia los tiempos del presidente Pérez, en los que las relaciones entre Colombia y Venezuela no sólo empezaron a superar la crisis endémica de la delimitación fronteriza, sino que crearon instituciones que sirven todavía a los mejores intereses de los dos países. A diferencia del gobierno del presidente Chávez, no hubo ruptura de relaciones ni gestos ambivalentes de carácter militarista.
En lugar de cerrar las fronteras y hacer alardes de fuerza, el gobierno venezolano de entonces era capaz de afianzar mecanismos de diálogo y hacer derroche de habilidosas herramientas diplomáticas para solucionar las crisis binacionales en un momento en el que Colombia atravesaba por una situación interna muy violenta y el gobierno no contaba ni con recursos ni con instituciones suficientes como para controlar el orden interno y menos el aislamiento internacional.
Aún después de retirado de la escena política en los años 90, fue uno de los mayores expertos en política colombiana con los que el país siguió contando hasta tiempos recientes como asesor.
Carlos Andrés Pérez fue un verdadero aliado de Colombia y un apoyo fundamental, económico y político para los gobiernos colombianos de los años 80 y 90. Cuando su modelo se agotó y la historia lo puso en un lugar secundario en la política venezolana, todo el mundo parecía olvidarse de él y darle la espalda. Pero su obra y su figura quedaron como prueba de que había tomado las decisiones correctas en los momentos adecuados y había tenido el valor y la entereza necesaria para sacrificar sus intereses políticos a favor de Venezuela e incluso de Colombia, cuando crisis muy graves, que todavía estamos viviendo, apenas se anunciaban como amenazas para la región.
Sea pues este pequeño homenaje un reconocimiento al coraje y a la pertinencia de su labor discreta y bien intencionada.
* Analista internacional y escritor
Un antiguo aliado de Colombia
El ex presidente venezolano fue velado en una funeraria de Miami, donde varios seguidores pudieron visitarlo. Este miércoles será enterrado.
Enrique Serrano *
28 de diciembre de 2010 - 04:59 p. m.
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