Lado a lado

Vacunar a los migrantes, una responsabilidad global

En el mar de desinformación que circula alrededor de las vacunas contra el COVID-19 es fundamental explicar por qué es importante la inmunización de la población y acabar con las falsas creencias que existen sobre el tema.

Nicolás Marín
19 de febrero de 2021 - 02:00 a. m.
 El gobierno colombiano ya anunció la compra de dos millones de vacunas  adicionales para migrantes. / EFE
El gobierno colombiano ya anunció la compra de dos millones de vacunas adicionales para migrantes. / EFE
Foto: EFE - Francesco Spotorno

Colombia hizo historia luego del anuncio del nuevo Estatuto Temporal de Protección para migrantes venezolanos. El ambicioso proyecto llega en un momento decisivo en la historia del país, en el que la vacunación contra el COVID-19 ha empezado. La premisa de los expertos es sencilla: se debe vacunar a la población de forma masiva y equitativa para poder erradicar al virus y lograr reabrir parte de las actividades que hoy aún están condicionadas por la pandemia.

Además, será importante el apoyo de una región que comparte el mismo flujo migratorio y que tendrá que reaccionar en conjunto para superar la crisis, que comenzó hace cerca de un año. Pero también es importante que los colombianos tengan claridad sobre el Plan de Vacunación.

El gobierno de Iván Duque aseguró la compra de cerca de dos millones de vacunas adicionales a las conseguidas para los colombianos que irán destinadas para los migrantes venezolanos. Desde Migración Colombia y la Gerencia para Fronteras el mensaje para los connacionales es claro: “Las dosis adicionales para vacunar a la población inmigrante no saldrán de las destinadas para ellos; los dos millones que se adquirieron serán pagadas con recursos de la cooperación internacional, sin tocar los fondos destinados para la vacunación de la población colombiana”, explicó Lucas Gómez, gerente de Fronteras.

El plan, sin embargo, está plagado de retos, entre ellos la integración efectiva del migrante a los sistemas financiero, laboral y sanitario. Además, habrá que luchar contra la desinformación y el miedo, dos factores populares que circulan a voces y en redes sociales. ¿Nos inyectarán un chip para controlarnos? ¿La vacuna lleva en su interior el virus? ¿Están aplicando versiones de la vacuna preliminares?

Para la organización Mercy Corps, que viene trabajando desde hace 15 años en Colombia, la vacunación es una coyuntura única para salir de la crisis sanitaria y garantizar más oportunidades para los migrantes y para los ciudadanos colombianos. Su director de país, Hugh Aprile, aseguró a El Espectador: “La vacunación masiva es importante para lograr la inmunidad de rebaño, tenemos que llegar a la gran mayoría de la población en Colombia para poder sentir que el COVID-19 está bajo control. El Gobierno tiene un plan de vacunar a más de 30 millones de colombianos, así que si se logra ese nivel de vacunación podríamos pensar en el inicio de una inmunidad de rebaño importante, pero también habrá que incluir a los venezolanos dentro del plan”.

Algunos de los migrantes consultados por la organización afirmaron tener miedos sobre lo que pueda ocurrir después de vacunarse, tal como ha ocurrido en todos los ámbitos sociales y geográficos del mundo. “No me la pondría, prefiero seguir con los cuidados del lavado de manos y el tapabocas”, afirma uno de los participantes de los programas humanitarios que Mercy Corps implementa en los departamentos de Antioquia, Bolívar y Cesar.

Sin embargo, los expertos afirman que la vacunación es un proceso totalmente seguro en el que se puede confiar. “Hay más de 150 millones de personas vacunadas en el mundo, sin ninguna fatalidad, la inmunización ha probado ser la solución de la pandemia, siempre y cuando se vacune al menos el 70 % de la población”, asegura a El Espectador el médico Juan Manuel Anaya, profesor del Departamento de Medicina de la Universidad del Rosario experto en enfermedades autoinmunes.

Otros coinciden en la necesidad de acabar con tantos mitos e informarse por medios serios sobre las vacunas. Germán Casas, presidente para Latinoamérica de Médicos Sin Fronteras (MSF), una organización que lleva vacunando contra varias enfermedades 50 años, afirmó a este diario: “No existe ninguna vacuna 100 % efectiva, pero la mayoría de las que se están comercializando contra el COVID-19 tienen una efectividad superior al 90 %, eso es un éxito rotundo de la ciencia y la tecnología. Sería un desperdicio no usarlo”.

¿Y los efectos secundarios de los que tanto miedo tiene la gente? El experto asegura que no son graves y, además, se presentan en pocas ocasiones. Datos de la Agencia Europea de Medicamentos (EMA), la Administración de Alimentos y Medicamentos de EE. UU. (FDA) y la Organización Mundial de la Salud (OMS) confirman que las vacunas aprobadas son seguras y por eso su uso fue aprobado.

Pero para que las poblaciones más vulnerables sean más conscientes de la seguridad y necesidad de la vacuna contra el coronavirus, es importante una consistencia gubernamental sobre las responsabilidades que conlleva el Estatuto presentado por el Gobierno colombiano, y cuya primera fase de implementación comenzará en junio, según fuentes oficiales. Es necesario luchar contra la desinformación.

De acuerdo con la experiencia de Mercy Corps, muchos migrantes temen enfermarse porque no tienen un servicio médico, un tema que está contemplado en la regularización de esta población. Ana Arango, oficial sénior de Mercy Corps que durante el último tiempo ha trabajado de cerca a los migrantes en Antioquia, asegura que se debe empezar a generar educación alrededor del tema de inmediato: “Las organizaciones que estamos prestando servicios en salud debemos proporcionar la educación de lo que es una vacuna, qué significa, que no es el virus vivo sino debilitado y que eso va a tener unas repercusiones suaves en la salud”.

Hugh Aprile asevera que el paso que Colombia dio es enorme. “Nos gustaría ver esto replicado en otros países, es un momento interesante y vamos a ver si otras naciones están interesadas. El caso de Colombia es único también por la cantidad de venezolanos que tiene refugiados en este momento, pero esto es positivo por la experiencia que Colombia pueda mostrar a otros, será un ejemplo para otras sociedades en donde no hay tantas personas para incorporar dentro del sistema formal”.

Ana Arango comenta que uno de los grandes mitos que escucha en el trabajo diario, es que las vacunas fueron hechas a “las carreras” y que por lo tanto son defectuosas. Sin embargo, el médico Anaya explica: “Las vacunas que se tienen a disposición actualmente se lograron producir gracias al conocimiento y la tecnología que se tiene desde hace 10 años en promedio. Fue gracias a esa capacidad construida y a la confianza y financiación de la investigación que se obtuvieron en un aparente corto tiempo, pero desde años atrás se conocían los principios”.

Aprile está de acuerdo: “Estas vacunas que vienen a Colombia han pasado por muchas pruebas, son empresas serias, han sido aprobadas por ministerios de Salud en países donde tienen controles rigurosos, no deberíamos dudar de la eficacia o de su seguridad”.

¿Se puede confiar en las vacunas? Sí, las teorías sobre chips para controlarnos, sobre enfermedades posteriores no han demostrado ningún sustento científico. “Un paciente enfermo de COVID-19 le cuesta mucho al país, a él mismo, a su familia, al sistema de salud en tiempo, plata, dolor moral y físico, en comparación con la vacuna. Hay que vacunarse para vencer al virus, porque no hay una cura. Lo que se hace es tratar las complicaciones, por lo que la única solución es la inmunización”, concluye Casas. La vacunación es hoy una responsabilidad global que debe cubrir a poblaciones vulnerables como refugiados, solicitantes de asilo, apátridas y desplazados internos. Según datos de la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur), de 133 países de los que se tiene información, 81 ya diseñaron sus planes de vacunación y solo 55 incluyeron a los migrantes. Colombia ya dio el primer paso.

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