El triunfo electoral del mandatario keniano Mwai Kibaki originó en enero el rechazo del pueblo. La conmoción fue tal que hasta la Unión Europea manifestó su inquietud por los hechos violentos que envolvían al país y que causaban el aislamiento de miles de familias que al sentirse amenazadas por la violencia abandonaron su territorio y se dirigieron a zonas aledañas en busca de paz para sus hogares.
Kibaki consiguió 4.584.721 votos frente a los 4.352.993 de Raila Odinga. Este escrutinio le demostraba al pueblo un fraude electoral.
'Tenemos pruebas que ratifican que las cifras que la comisión electoral keniana se dispone a anunciar son falsas, el resultado del presidente Kibaki fue inflado con al menos 300.000 votos', declaró Odinga.
Kenia tiene 34 millones de habitantes que están divididos en 80 grupos étnicos, luhyam, luo, kalenjin y los kamba. En la ciudad Kisumu las tribus kikuyus y luos se desafiaron con machetes, palos y flechas; así se produjeron la mayoría de las muertes.
Kenia vivió a principios del 2008 la peor guerra desde su independencia del Reino Unido en 1963.