La desmesurada sentencia de los robustos bolillos de la policía de Abu Dhabi, capital de los Emiratos Árabes, fue sólo el comienzo del vía crucis para Saeed Bin Sallam, un joven de 26 años que el pasado 20 de diciembre cayó preso en una redada bajo la estricta ley marcial que persigue al homosexualismo en este país de la península arábica. El estudiante fue arrestado junto con otros tres jóvenes y hoy afrontan la pena de muerte, ya que según la Sharia o Ley Islámica, tener preferencias sexuales por los de su mismo sexo conlleva al castigo capital. Tan solo en 2008 cien personas fueron ejecutadas por esta razón.
Casos similares ocurren en otros setenta y cinco países, donde el ser homosexual conlleva desde el exilio, la encarcelación y hasta la pena máxima. Es por esto que la reciente declaración, firmada por 66 países en la Asamblea General de la ONU es considera por la comunidad de Lesbianas, Gays, Bisexuales y Transgéneros (LGBT) una victoria histórica en contra de la discriminación sexual.
“Los genocidios y los holocaustos comienzan a cocinarse cuando se margina y se demoniza a otros seres humanos por la simple razón de tener otra religión, otra raza, ideología u orientación sexual. El hecho de que la ONU hiciera una declaración conjunta abogando por nuestros derechos nos da fuerza para seguir luchando”, explica Peter Tatchell, director de la Organización en Contra de la Homofobia con sede Londres.
El documento liderado por los 27 países miembros de la Unión Europea, así como organizaciones de derechos humanos como Amnistía Internacional, Human Rights Watch y ARC Internacional fue el resultado de varios años de esfuerzo colectivo por la afirmación de la diversidad sexual como derecho universal, condenando de paso su sistemática criminalización en distintos lugares del planeta. Si bien la iniciativa del pasado 18 de diciembre tiene solamente un valor simbólico, para Tatchell y el resto de la comunidad gay este es un documento embrionario en el camino para lograr el exterminio de toda persecución y discriminación sexual.
Sin embargo, el hecho de que países progresistas en la materia como Australia y Estados Unidos no hayan firmado la declaración, aliándose con Rusia, China, la Conferencia Islámica y el propio Vaticano, quien acusó de un eventual efecto dominó en el respaldo al matrimonio entre personas del mismo sexo, dan muestra de que aún hay mucho camino por recorrer, reconoce Hans Jonhson, director de la Asociación Nacional de Gays y Lesbianas con sede en Nueva York, quien ve en la doctrina política de Obama y en el mismísimo hecho de que el reverendo Gene Robinson, un pastor abiertamente gay, haya dado inicio a su invocación presidencial, la muestra fehaciente de que con la nueva administración la suerte de la comunidad gay será otra.
“Volveremos ante la Asamblea General. Y esta vez, Susan Rice, como embajadora de Estados Unidos ante la ONU apoyará nuestra lucha, dando inicio a una nueva dinámica mundial sobre el tema”.
La Iglesia frente a otras opciones sexuales
La posición de la Iglesia Católica la dejó clara el papa Benedicto XVI en su mensaje de Fin de Año: “Los homosexuales y sus uniones amenazan el futuro de la familia”. Otra actitud ha asumido la Iglesia Anglicana, que tiene un obispo homosexual. Es Gene Robinson, quien fue elegido como obispo por la diócesis de New Hampshire (E.U.), el 7 de junio de 2003 y quien se casó con su pareja hace dos años. La Iglesia Luterana sueca, que se separó del Estado en el año 2000, se manifestó a favor de la celebración y registro de uniones homosexuales. Algunos musulmanes, como los miembros de la Fundación Al-Fatiha, aceptan la homosexualidad y la consideran natural, contemplando la condena religiosa como algo obsoleto.