El Pentágono toma todas las precauciones. Ya hace unos meses tuvo grandes problemas por la primera gran filtración que la ONG Wikileaks (wikifiltraciones) hizo de la guerra en Afganistán. En julio pasado, la organización, fundada en 2006, divulgó en su página de internet alrededor de 90.000 documentos militares secretos relacionados con la guerra en Afganistán y que le causaron grandes críticas al gobierno estadounidense por informes de muertes que nunca se publicaron.
Ahora, la famosa página de internet se alista para publicar en las próximas horas más de 400.000 archivos sobre la guerra en Irak. Diversos medios estadounidenses discuten sobre el contenido y alcance del material que se revelará a la opinión pública en cualquier momento. Hasta el Pentágono sabe los alcances de la información y organizó un grupo con 120 expertos para evaluar el impacto que tendrá su divulgación. Al parecer, los nuevos documentos incluirían datos sensibles sobre tácticas y estrategias militares. Por el momento, el acceso a la página de internet es imposible. Una pequeña nota de la organización informa únicamente que ésta atraviesa desde el pasado 29 de septiembre un período indeterminado de “mantenimiento”.
“Algunos temas que podrían estar incluidos en los documentos podrían ser perjudiciales para las operaciones, para las fuentes y para los métodos”, dijo el portavoz del Pentágono, el coronel David Lapan, quien pidió a Wikileaks que devuelva los documentos “a sus legítimos dueños” —el Ejército estadounidense—. “Los medios tienen que tener cuidado con la credibilidad que le dan a Wikileaks, sin saber cuál será el impacto”, advirtió Lapan.