
Escucha este artículo
Audio generado con IA de Google
0:00
/
0:00
“¿Cuántos turistas japoneses tendré a partir de ahora?”, se preguntan algunos países después de invertir ingentes cantidades para participar en la Expo de Osaka 2025, el evento mundial que termina el 13 de octubre tras haber recibido unos 28 millones de visitantes. (Lea más columnas de Gonzalo Robledo sobre Japón).
Conectadas históricamente con las ferias medievales europeas para vender ganado y alimentos, las actuales exposiciones universales son citas para dar a conocer cultura y proyectar la identidad, la tecnología y el futuro de países de casi todo el mundo.
Muchos seleccionan a sus mejores arquitectos, diseñadores y artistas y para ayudar a transmitir al público local un mensaje único: nuestro país es interesante, tiene nivel cultural y tecnológico. Merece su atención, sus inversiones y, por supuesto, una visita turística.
En Osaka, los países latinoamericanos usaron la Expo como centro de negocios y convocaron empresarios y empresas para potenciar el intercambio comercial con Japón, y con Asia.
Un comunicado de prensa publicado en septiembre decía en su titular: Colombia bate récord en la Expo Osaka 2025: 1,3 millones de Visitantes y 34,6 millones de dólares en acuerdos comerciales.
Aunque especifica que se refiere en realidad a “expectativas de negocios”, la cifra superaría con creces la inversión de “solo 10 millones de dólares” (según el mismo comunicado) que Colombia gastó.
Aclara que en los primeros cinco meses, Colombia vendió más de 150 mil tazas de café y 10 toneladas de lechona. Ofreció una rica agenda cultural de conciertos, exposiciones de artesanías, exhibiciones de aves y una actuación del grupo amazónico Kua Chika, el Latido de la Amazonía.
Al valorar la promoción turística, el informe evalúa en 10 millones de dólares las “expectativas de negocios de viajes”.
Al inquirir sobre los métodos para medir el retorno de la inversión en turismo, Charles Pappas, experto norteamericano en la historia de las exposiciones universales, me responde: “Es una pregunta fundamental que hasta ahora pocos se hacen”.
Para Pappas, medir en turismo los beneficios de lo invertido en una Expo requiere un detallado seguimiento de los visitantes internacionales y encuestas para confirmar si la visita al pabellón influyó en su decisión de viajar al respectivo país. Reconoce que la operación es compleja al implicar, según qué país, la participación de varios ministerios.
Los comentarios en redes sociales japonesas al pabellón colombiano fueron positivos y el haber sido el único país latinoamericano que presentó un recinto independiente, fue un gesto bien recibido por la diplomacia nipona.
El singular edificio figuró incluso entre la lista de los 20 mejores pabellones de Osaka de la prestigiosa revista nipona de arquitectura Casa Brutus.
Solo que detrás no estaba ningún equipo de arquitectos o diseñadores colombianos, sino el estudio japonés MORF.
*Periodista y documentalista colombiano radicado en Japón.